Desde la Cárcel de Mujeres El Buen Pastor en Bogotá, Ingrid Furque, que cumple una condena de 50 meses por delitos relacionados con tráfico de drogas, relató su historia en el pódcast Conducta Delictiva con Kevin Pinzón y Michell Rodríguez.
Su narración reveló un complejo entramado de tragedias personales, lucha por la supervivencia y la inesperada intervención de un sicario que, enviado para matarla, terminó enamorándose de su hija y siendo parte de su familia.
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Un camino marcado por la tragedia
Originaria de Ubaté, Cundinamarca, Ingrid Furque perdió a su primer esposo en 2008, años más tarde, una cadena de infortunios y decisiones precipitadas la llevó a involucrarse en actividades ilícitas.
En 2019, la muerte accidental de una transeúnte durante un enfrentamiento entre su hijo Edison y un ladrón marcó el inicio de una espiral descendente, pues Edison fue acusado de homicidio y condenado a siete años de cárcel, un evento que fracturó a la familia y colocó a Ingrid bajo el escrutinio de las autoridades y de las redes criminales locales.
“En las audiencias yo le pedí perdón a la mamá de ella y mi hijo también, les pedimos perdón porque Edison decía que él nunca quiso quitarle la vida a ella, él le decía a la mamá de la chica que lo perdonara porque él nunca quiso quitarle la vida y que él ya había quedado con esa cicatriz para toda la vida siendo un niño, un adolescente que hasta ahora estaba empezando a vivir”.
La entrada al narcotráfico
En medio de la crisis económica tras la captura de Edison y la detención de su segundo esposo, Ingrid aceptó trabajar para un hombre conocido con el alias de Pedro, que la contrató para transportar paquetes cuyo contenido desconocía inicialmente.
Por cada viaje, recibía cerca de 600.000 pesos, tras meses en esta actividad, Ingrid Furque descubrió que los paquetes contenían estupefacientes, aunque intentó abandonar el trabajo, “Pedro” la amenazó, desatando un conflicto que llevó a enfrentamientos armados entre sicarios enviados por el delincuente y los propios familiares de Ingrid.
De acuerdo con el relato de Furque, en el momento en el que intentó dejar su relación laboral con “Pedro”, el delincuente le aseguró que no podía permitirlo, pues su hijo mayor le debía 5 millones de pesos, razón por la que le ofreció la oportunidad de realizar dos últimos viajes de droga y así saldar la deuda.
“Me dice este viejo que no, que John David le debe 5 millones de pesos, que tocaba pagárselos y él me dice: ‘Me hace dos viajes y quedamos a paz’, coroné el primer viaje, entregué la maleta en un municipio que se llama Tausa, ahí había un carro blanco, a los días de eso capturan a estos tipos del carro blanco. Hice el otro viaje, yo me acuerdo que me vengo con mi hija y me estaban esperando en el Portal de las Américas, ahí había canino, entonces yo sí presentía que me miraban, le dije a la niña: ‘Mami, retírese’, entonces yo llevaba una maleta roja y la niña llevaba una maleta blanca, me hicieron como la encerrona, este cucho ‘Pedro’ me puso como a gancho ciego, o sea, a mí ese día me iban a capturar sí o sí”.
Amor, traición y redención
La situación tomó un giro inesperado cuando Albeiro, alias Chiqui, un sicario contratado por “Pedro” para asesinar a Ingrid y su familia, se infiltró en el círculo familiar bajo la apariencia de un aliado.
Durante este tiempo, Albeiro conoció a Tatiana, hija de Ingrid, de la que se enamoró, incluso, la relación resultó en un embarazo, lo que finalmente llevó al gatillero a revelar su verdadera misión.
“Nos pusimos a tomar con ‘Chiqui’ y con mis hermanos, me dice que él está contento porque Karen está embarazada y que él va a ser papá y que él ya es de la familia, yo le digo que sí, que chévere, que yo estaba muy contenta porque mi hija iba a ser mamá, porque yo quería tener un nieto, cuando él nos cuenta que nos estaban haciendo inteligencia porque nos iban a matar, y no nos matan porque él se enamora de mi hija, o sea, el sicario se enamora de mi hija y eso nos salva a nosotros”.
Este giro de los acontecimientos no pasó desapercibido para Pedro, que calificó a Albeiro de traidor y ordenó su ejecución; sin embargo, Ingrid y su familia lo defendieron en repetidos enfrentamientos, consolidándolo como parte de su núcleo. Según Ingrid, fue este vínculo lo que evitó la muerte de varios miembros de su familia, aunque las amenazas persistieron.
La captura y las consecuencias legales
En julio de 2022, tras una investigación que implicó confesiones de Albeiro y otras evidencias, las autoridades realizaron allanamientos en la casa de Ingrid y otros domicilios de sus familiares.
La operación concluyó con la captura de varios miembros de la familia, incluidos Ingrid y su hermano, además de las penas de prisión, se impuso la extinción de dominio sobre las propiedades familiares, incluyendo terrenos que habían pertenecido a la madre de Ingrid por generaciones.
“Gracias a Dios la niña se hace responsable del hermanito y pues todos caímos a la cárcel y ya llevo 28 meses acá y ha sido muy duro, pasó esto y las cosas pasan por algo, porque si de pronto no me hubieran metido a la cárcel, me habían matado, pienso yo. Todo estaba bien hasta que un día recibí una llamada y mi hija me dice: ‘Nos hicieron extinción de dominio, el Gobierno nos quitó las casas’, ahorita nos fuimos a juicio por ese proceso y por 145 gramos de Perico me van a quitar mi casa. Yo sé que estoy acá pagando por algo que llegué a hacer en la vida, pero yo no iba a permitir de que nadie me matara mis hijos”.