En Colombia, octubre de 2024 se destacó por ser el más violento en términos de masacres en los últimos dos años, según un informe del Ministerio de Defensa. Durante ese mes, se registraron 43 víctimas de masacres, superando significativamente las 27 víctimas del mismo mes en 2023. Este aumento en la violencia ha generado preocupación en el país.
A lo largo de 2024, de enero a octubre, se contabilizaron un total de 69 masacres en todo el territorio colombiano, resultando en 234 víctimas. Aunque estas cifras son alarmantes, representan una disminución del 13% en comparación con el mismo periodo de 2023, cuando se registraron 81 masacres y 270 víctimas, de acuerdo con lo revelado por la cartera de Defensa.
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Cabe mencionar que, desde el inicio del Gobierno del presidente Gustavo Petro se han documentado 192 masacres con un saldo de 649 víctimas. Los departamentos más afectados por estos actos de violencia han sido Valle del Cauca, Cauca, Antioquia, Atlántico y Norte de Santander.
El informe también destaca que la masacre más reciente ocurrió en el municipio de Bugalagrande, Valle del Cauca. Además, dos días antes, en Riohacha, La Guajira, se encontraron los cuerpos de otras cuatro personas en un área entre los corregimientos de Perico y El Ebanal. Estas cifras y eventos reflejan un panorama complejo de seguridad en Colombia, donde las masacres continúan siendo un desafío significativo para las autoridades y la sociedad en general.
Panorama desalentador para dos departamentos
Valle del Cauca y Cauca se destacan como las regiones más afectadas por las masacres en Colombia durante 2024, con un total de 64 incidentes registrados en el país, según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Ambas regiones registraron 10 casos cada una, lo que refleja una preocupante tendencia de violencia en estas áreas.
El reciente ataque en el norte del Valle del Cauca, ocurrido el 17 de noviembre, es un ejemplo de la violencia que azota la región. En este incidente, tres personas murieron en un ataque sicarial en la vía que conecta Bugalagrande con Andalucía. Las víctimas, identificadas como José Jesús Aristizábal, Jesús Alejandro Bravo y Luis Alejandro Pérez, fueron interceptadas por hombres armados que abrieron fuego, según el coronel Giovanni Cristancho, comandante del Departamento de Policía Valle. Las autoridades sospechan que el ataque fue un ajuste de cuentas relacionado con el grupo criminal La Inmaculada.
La violencia en estas regiones está estrechamente vinculada a las economías ilegales, como el cultivo de coca, la producción de cocaína y la minería ilegal, que generan tensiones entre los grupos criminales y las comunidades locales. Iván Carvajal, consultor en seguridad, explicó que el Valle del Cauca actúa como un corredor para estos negocios ilegales, lo que contribuye a la violencia en la zona.
En Cauca, las masacres han cobrado la vida de 41 personas en 10 incidentes, afectando principalmente a comunidades étnicas que defienden sus territorios. Los líderes comunitarios enfrentan un dilema entre aceptar las condiciones impuestas por los grupos armados o resistirse, lo que a menudo resulta en violencia, según Carvajal.
La investigadora de Indepaz, Juana Cabezas, señaló que los actores detrás de estas masacres son variados, incluyendo disidencias de las Farc, el ELN, la Segunda Marquetalia y bandas locales. Estas organizaciones buscan controlar economías ilegales como el microtráfico y la extorsión, lo que incrementa la violencia en las comunidades.
A pesar de los esfuerzos por reducir la violencia, las cifras de masacres no han mostrado una disminución significativa en los últimos años. Entre 2016 y 2019, se registraron entre 33 y 51 masacres anuales, pero desde 2020 no se ha logrado bajar de las 90. Esta persistente violencia subraya la necesidad de una intervención estatal más efectiva en las regiones afectadas, no solo con presencia de la Fuerza Pública, sino también con programas de desarrollo social y económico.