En 2014, el Consejo de las Naciones Unidas estableció el 19 de noviembre como el ‘Día Internacional de la Mujer Emprendedora’ con la finalidad de reconocer el talento de las mujeres que inician un negocio y de esa manera contribuir al empoderamiento femenino. Según Cátedra UNESCO y patrimonio cultural, este tipo de efeméride y reivindicación se encuentra alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 de la Agenda 2030, que busca la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
En Colombia, y según cifras de Colombia Productiva, de las 1,2 millones de empresas registradas en el RUES como personas naturales, el 59% de estas se identificó con el género femenino. Por su parte, la encuesta Emicron, llevada a cabo por el Dane en 2022, registró la existencia de 1,8 millones de micronegocios que pertenecen a mujeres.
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En Bogotá hay diferentes estrategias para impulsar emprendimientos de mujeres. En marzo del presente año, por ejemplo, la alcaldía promovió ‘Hecho en Bogotá’ que, por lo indicado por el mismo gobierno local, desde el 2022 ha impactado a 3.229 emprendimientos liderados por mujeres. Según el distrito, representan el 70% de los beneficiarios totales.
Con respecto a este tipo de estrategias, la secretaria Distrital de la Mujer, Laura Tami Leal, se refirió a la inclusión de aspectos clave en esta materia: “Estamos en formación para el trabajo y acceso a oportunidades educativas; ciencia, tecnología e innovación y promoción del emprendimiento. Nos propusimos una meta que tiene que ver con autonomía económica y la secretaría la va a estar impulsando”, según se lee en la página de la alcaldía.
Alcira Valbuena Hende tiene 50 años de edad, decidió emprender luego de ser despedida de su trabajo: “Llevaba 18 años trabajando en un laboratorio farmacéutico y me tocó empezar a hacer algo, porque soy una mujer de 50 años y ya es muy difícil que me reciban en una empresa”, dijo.
Ella vende productos textiles para el hogar y ropa, “todo lo promociono por redes sociales y el voz a voz ha sido importante”, asegura cuando se le pregunta sobre cómo ha dado a conocer su negocio. También afirma que “puedo estar más tiempo con mi niño, de once años. La verdad antes bregaba mucho para conseguir a alguien que lo cuidara”.
Ella no ha visto inconvenientes en su emprendimiento, desde su perspectiva, ha sido muy provechoso. Gracias a su proyecto personal puede dar sustento a su hijo, y aunque en su hogar tiene entradas económicas de su marido, dice que la situación “está berraca como para depender solo de esto”. Su hija mayor, que vive fuera del país, le ayuda económicamente. El próximo 30 de noviembre de 2024 participará con su emprendimiento en una feria que se realizará en el barrio en el que vive, una campaña realizada por la Alcaldía de Kennedy.
Ella dice que desde el distrito se podrían adelantar capacitaciones para la comercialización de productos y el manejo de las redes sociales, “para que uno tenga más formas de comunicarse”. También pide que si la “alcaldía promete ayudas, que cumpla con estas”. Lo anterior, porque hizo parte de un programa llamado ‘Emprender Verde’ en la pasada alcaldía en la que no cumplieron con lo pactado, pese a que Alcira cumplió con todos los requisitos que solicitaban, según comentó.
Valbuena sueña con llevar su emprendimiento a un local propio, pues en la actualidad tiene sus productos en casa.
Mujeres, minoría en el emprendimiento
Un estudio correspondiente al mapeo del Ecosistema Colombiano 2022-2023 realizado por Colombia Tech reveló que las cifras de personas que deciden emprender son disparejos, puesto que del 100% de los fundadores y cofundadores de emprendimientos en el país, el “19% corresponde a mujeres y 81% a hombres”.
En 2023, Fondo Mujer Libre y Productiva ayudó a 750 mujeres rurales en sus propios proyectos y esperan impactar a otras 2.000 personas entre 2024 y 2025, según se puede leer en su página web.
Sin embargo, no todas las mujeres parecen estar interesadas en acceder a beneficios que ofrecen las alcaldías o fundaciones. Marleny Sandoval lleva seis años trabajando en su propia papelería llamada Variedades Torre Fuerte. Asegura que la montó porque debía encargarse de su padre, un adulto mayor que supera los 70 años y que depende de ella.
En su caso, también fue dueña de un restaurante en la localidad de Fontibón antes de abrir la papelería que hoy atiende desde el primer piso de su casa barrial en Osorio II, al suroccidente de la capital: “Elegí la papelería para tener el espacio en la casa y poder atender a mi papá, por eso tampoco busqué un empleo formal, y me sirvió para tener un sustento para la casa”. Ella mantiene a dos personas además de su padre: a su hijo y a su sobrino, ambos menores de edad.
Asegura que ha preferido no buscar apoyos de la alcaldía, porque “he querido trabajar como independiente y tratar de salir adelante con lo mío. No tratar de depender de otra persona, porque esos emprendimientos tiene uno que dar como un reporte sobre eso”.
Reportes que, dice, le sería difícil de gestionar, puesto que “el negocio no es constante para mí, porque tengo que salir a llevar a mi padre al médico, a mi hijo o personalmente tengo que ir allá”. Su negocio no siempre está abierto, y eso afecta sus entradas.