Yefersson García, un joven oriundo de Rionegro (Antioquia), decidió emprender una travesía única junto a su fiel compañera, Frula, su perrita. Durante más de seis meses, recorrieron 13 países de Sudamérica en una moto adaptada, enfrentando retos y disfrutando de los paisajes y culturas que la región tiene para ofrecer. Esta aventura no solo consolidó el vínculo entre humano y mascota, sino que inspiró a quienes conocieron su historia.
El inicio de esta travesía se sitúa en la Semana Santa de 2024, cuando el joven antioqueño emprendió un viaje de 12 días hacia Ecuador. Esta experiencia marcó el punto de partida para planear un proyecto más grande: explorar todo el continente sudamericano. En diálogo con MiOriente, Yefersson compartió detalles sobre cómo surgió la idea y los primeros pasos que lo llevaron a concretar esta aventura.
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“Cuando regresé, supe que quería explorar más. Adapté la moto con una caja cómoda para Frula, asegurándome de que estuviera protegida del frío y el calor”, comentó el joven para la fuente en mención.
El viaje inició el 28 de abril de 2024, partiendo desde Rionegro a las 5:30 a. m. Ese mismo día llegó a Cali, y poco después cruzó la frontera hacia Ecuador, marcando el inicio oficial de la aventura. El trayecto a través de Sudamérica estuvo marcado por momentos inolvidables y retos inesperados.
En Perú, Yefersson y Frula atravesaron la majestuosa cordillera de Huascarán, alcanzando altitudes superiores a los 4.200 metros sobre el nivel del mar: “Los paisajes eran increíbles, y la calidez de las personas que nos encontramos en el camino hizo que todo valiera la pena”.
No obstante, el paisa debió regresar temporalmente a Colombia por motivos laborales, dejando a Frula y la moto bajo el cuidado de un amigo en Perú. El reencuentro, 22 días después, fue profundamente emotivo: “Ella lloraba de felicidad al verme. Fue un momento que nunca olvidaré”.
Explorando el corazón de Sudamérica
El recorrido continuó hacia Bolivia, donde las vastas llanuras y montañas impresionaron al joven viajero. Argentina, por su parte, ofreció paisajes contrastantes en provincias como Salta, Mendoza y Córdoba. En Buenos Aires, el recibimiento de amigos colombianos les brindó una pausa cálida y memorable.
Chile y Uruguay, aunque fueron paradas breves, se destacaron por su encanto. En Brasil, Yefersson y Frula disfrutaron de la rica diversidad cultural y la calidez de su gente, mientras que en Paraguay, su paso rápido dejó una marca especial en su travesía.
En Guyana Francesa, el viaje tomó un giro inesperado cuando las autoridades confiscaron el dron del joven; sin embargo, la experiencia en este pequeño territorio europeo fue enriquecedora: “Recorrer un pedacito de Francia en Sudamérica fue único; la cultura y el paisaje son sorprendentes”, destacó para el medio antioqueño.
En Surinam, la mezcla de influencias culturales capturó su atención: “La diversidad religiosa y cultural, con templos budistas y tradiciones orientales, hace que Surinam sea un lugar único”.
El viaje concluyó en Venezuela, donde Yefersson y Frula experimentaron la hospitalidad de sus habitantes a pesar de las dificultades económicas y sociales: “La gente nos recibió con tanta calidez que nos conmovió profundamente. Venezuela tiene una riqueza en su gente que es incomparable”.
Para Yefersson, este viaje fue mucho más que un recorrido geográfico, ya que fue una experiencia transformadora que fortaleció su conexión con Frula y le enseñó valiosas lecciones: “Ella fue mi mayor motivación en los momentos difíciles. Su alegría y energía contagiaron a todos los que conocimos en el camino”, afirmó.
El joven rionegrero demostró que los sueños pueden hacerse realidad con determinación y el apoyo de un compañero fiel; el viaje de más de 13 países no solo dejó recuerdos inolvidables, sino un mensaje de esperanza y aventura para quienes se atrevan a seguir sus propios caminos.