Medio internacional destacó la actualidad de la Hacienda Nápoles por ser un “esfuerzo de transformar”

Cuando aún no era reconocido como uno de los mayores criminales en la historia del país, Pablo Escobar adquirió la hacienda Valledupar y la finca Nápoles en Puerto Triunfo, Antioquia, consolidando en el predio general de 1.600 hectáreas una de las propiedades más destacadas de su emporio criminal, la Hacienda Nápoles.

En este lugar el capo construyó una pista de aterrizaje para aviones y helicópteros, varias piscinas olímpicas, hasta 27 lagos artificiales y un zoológico privado con 1.500 animales –A excepción de felinos porque no gustaba de ver a las especies en jaulas–, dejando dos especies que en la actualidad siguen invadiendo el ecosistema de la región, los hipopótamos y los chitales o ciervos moteados.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.

Después de la muerte del capo en 1993, este predio fue abandonado, la mayoría de los animales fueron enviados a zoológicos u otros países –excepto los hipopótamos por su tamaño y los chitales porque habían escapado de la hacienda– y el Estado no tomo poder del lugar, sino varios años después para conformar lo que hoy se conoce como el Parque Temático Hacienda Nápoles.

En España, el medio Huff post, que se destaca por publicar artículos sobre recomendaciones y otros tipos de blogs, reconoció la transformación de la Hacienda Nápoles que dejó de ser la base del cartel de Medellín, para convertirse en “uno de los destinos turísticos más visitados de Colombia, que atrae a más de 500.000 personas cada año”.

Además de resaltar el presente del predio, reconocieron que la polémica por Pablo Escobar no ha terminado, puesto que en el parque sigue funcionando un museo a la memoria en el que se exponen varios objetos que fueron del capo y se les cuenta a los turistas por qué era tan importante la hacienda para el criminal.

Es por ello por lo que el medio especializado destaca que el parque “no está exento de críticas”, pero reafirman que también es la muestra del “esfuerzo de transformar en un espacio de aprendizaje y entretenimiento familiar” en un lugar que tenía una percepción negativa.

De lo que era el emporio de Escobar solo permanece el terreno, los lagos naturales y algunos de los animales, el resto solo puede ser observado en el museo, allí hay fotografías de la hacienda en los 80, sumado a material audiovisual del capo cuando era buscado, mientras que la avioneta de la entrada fue trasladada a un espacio menos visible.

El precio de la entrada al parque temático va desde 51.000 hasta 131.000 pesos, abre sus puertas a las 9:00 a. m. y cierra a las 5:00 p. m. y aunque cuenta con tres hoteles, tiene convenio con algunos de la zona.

A diferencia de lo que quería Pablo Escobar, ahora sí hay felinos, 38 en total, entre tigres de bengala, leones y jaguares, como parte de diferentes programas de protección animal. Sin embargo, el atractivo principal sigue siendo los hipopótamos, que recorren libres por todo el predio.

Lo que Escobar tenía como un zoológico para su diversión se ha convertido en un santuario de fauna, en donde los visitantes no pueden maltratar o tener interacción directa con gran parte de los animales. Hay una sección dedicada a la sabana africana en la que hay suricatos, avestruces, cebras, cebrasnos, cervicabras y cocodrilos.

Aunque gran parte de los colombianos y extranjeros que llegan al parque temático lo hacen con la idea de conocer la propiedad más famosa de Pablo Escobar, se ha buscado que esto deje de ser así, siendo una remodelación en la que se sumaron varias atracciones mecánicas el último ajuste que se ha registrado en el lugar.

La Hacienda Nápoles se ha convertido en un lugar familiar, que se destaca por sus atracciones acuáticas, incluyendo cuatro toboganes, tres jacuzzis, y un barco antiguo con seis cañones que es furor para los menores.

En total, son 16 zonas para observar animales, 5 restaurantes, 4 atracciones acuáticas con espacios de inmersión, 3 hoteles, y 1.600 hectáreas de un terreno que hace 30 años era el emporio criminal de Pablo Escobar, pero del que solo mantiene el nombre dado por el narco, ya que se ha convertido en un sitio que no representa las cicatrices que dejó al país.