Para nadie es un secreto que la economía colombiana no pasa por su mejor momento. La alta inflación, las altas tasas de interés y el precio del dólar se volvieron un dolor de cabeza para los habitantes del país, quienes ven que cada vez la situación es peor, debido a las decisiones que se toman desde el Gobierno de Gustavo Petro y que afectan las finanzas, como las recientes reformas tributarias o las alzas en el precio de los combustibles.
Esto, a nivel internacional tiene eco y hay entidades que están pendientes de lo que pasa en el país. Una de ellas es J.P. Morgan, el banco más grande de Estados Unidos. Este advirtió que Colombia podría enfrentar una rebaja en su calificación crediticia debido a un posible incremento del déficit fiscal y la debilidad de su moneda.
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En particular, la firma financiera señaló que la calificación del país está al borde de caer a la categoría de “basura” si S&P decide moverla de BB+ a BBB-, con una perspectiva negativa. En enero de 2024, S&P ya había ajustado la perspectiva de Colombia de estable a negativa, citando riesgos como “las débiles perspectivas de inversión y crecimiento” y un potencial aumento en el déficit fiscal o en los déficits en cuenta corriente.
Escepticismo del déficit fiscal
J.P. Morgan expresó escepticismo sobre la capacidad de Colombia para retornar al nivel de déficit fiscal previo a la pandemia del covid-19, que correspondía al 3% del Producto Interno Bruto (PIB). La proyección de la firma para el 2024 sugiere que el déficit alcance el 5,7%, con una ligera disminución al 5,4 % en 2025. Esto podría verse agravado por un recaudo de impuestos por debajo de lo esperado, además de la posibilidad de que el Congreso apruebe la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP).
“La reforma podría aumentar el déficit en 1,7 puntos porcentuales del PIB en los próximos diez años”, advirtió la entidad.
Además, teniendo en cuenta que el dólar en Colombia sigue por encima de los $4.400, la misma prevé una mayor debilitación del peso colombiano. Entre los factores que contribuyen a esta proyección se incluye una política monetaria más flexible y la perspectiva de precios del petróleo más bajos.
Asimismo, ajustó su recomendación sobre el peso colombiano a underweight (infraponderar), mientras que mantuvo los TES (títulos de deuda pública) en marketweight (ponderación de mercado). Mencionó que una salida significativa de TES a tasa fija, valorada entre USD2.500 y USD5.000 millones, representa entre el 3,5% y el 6,5% del stock en circulación y podría impactar la tasa de cambio.
Riesgo añadido de la tasa de cambio
Al respecto, las entidades que comprenden los índices GBI-EM y los fondos mutuos indexados pueden verse impulsadas a vender TES, lo que significaría un riesgo añadido para la estabilidad cambiaria de Colombia.
“Estimamos que están en riesgo de ser vendidos, tanto por inversores referenciados por GBI-EM que siguen la versión del grado de inversión (GI) únicamente, como por fondos indexados cruzados con mandatos GI”, explicó J.P. Morgan por medio de un comunicado.
Salidas de capital
Sin embargo, las posiciones cortas ya existentes en pesos a cargo de inversores extraterritoriales en el mercado de forwards podrían atenuar los efectos negativos de las salidas de capital. Añadió que en el mercado spot entre dólar y peso colombiano, los intermediarios financieros negociaron un volumen promedio diario de USD439 millones en septiembre.
Concluyó J.P. Morgan al asegurar que la economía colombiana enfrenta una serie de desafíos fiscales y monetarios que podrían afectar su calificación crediticia y estabilidad monetaria en el corto plazo. Las decisiones del Congreso con respecto a reformas fiscales y el comportamiento de los precios del petróleo serán determinantes para el futuro económico del país.