Un reciente estudio de la Universidad Manuela Beltrán reveló que el 19% de la población que reside en Bogotá enfrenta problemas de mala alimentación, lo que subraya una preocupación creciente en la capital colombiana.
Dicho estudio se suma a un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del 8 de noviembre de 2024, que estimó que los hábitos alimenticios poco saludables están generando un gasto de aproximadamente ocho billones al año en los sistemas agroalimentarios.
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La inseguridad alimentaria en Bogotá aumentó significativamente en los últimos años, de acuerdo con la especialista en salud pública, Diana Sandoval, que señaló que el consumo excesivo de azúcares presentes en bebidas gaseosas y alimentos procesados está contribuyendo al sobrepeso y a enfermedades como la diabetes tipo 2 y las cardiovasculares.
“Adicionalmente, los que más están sufriendo de mala alimentación son los niños en edades de 5 a 13 años y jóvenes de los 13 a 18 años, debido al consumo de bebidas azucaradas”, destacó la especialista en salud pública a Canal Capital.
Este fenómeno local refleja un problema global más amplio, a partir de lo dicho por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El informe de la FAO reveló que los hábitos alimenticios poco saludables están generando un gasto de aproximadamente ocho billones de dólares anuales en los sistemas agroalimentarios a nivel mundial.
De estos costos, el 70% está vinculado a problemas de salud derivados de dietas inadecuadas. Las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes, son las principales consecuencias de una alimentación deficiente, afectando principalmente a los países de ingresos medios y altos.
Entre los factores de riesgo identificados se encuentran la baja ingesta de cereales integrales, frutas y verduras, y el alto consumo de sodio y carnes procesadas. La FAO sugiere que para enfrentar este problema es crucial fomentar prácticas sostenibles en la producción de alimentos, mejorar el acceso y la asequibilidad de alimentos saludables, y educar a las personas sobre los efectos de sus elecciones alimenticias.
El director general de la FAO, Qu Dongyu, enfatizó la urgencia de implementar esas medidas. Según él, las decisiones que se tomen ahora determinarán el futuro, y la transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales es esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y asegurar un futuro próspero para todos.
“Las decisiones que adoptemos ahora, las prioridades que establezcamos y las soluciones que apliquemos determinarán nuestro futuro común. La transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales es fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo y garantizar un futuro próspero para todos”, detalló Qu Dongyu.
Entre las principales recomendaciones que señala la FAO, destacan las siguientes:
- Ofrecer incentivos económicos y normativos para fomentar la adopción de prácticas sostenibles a lo largo de la cadena de suministro de alimentos y limitar los desequilibrios de poder entre las partes interesadas de los sistemas agroalimentarios.
- Promover una alimentación más saludable implantando políticas para hacer los alimentos nutritivos más asequibles y accesibles y reducir los costos ocultos asociados con la salud.
- Incentivar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y de nitrógeno, de los cambios nocivos en el uso de la tierra y de la pérdida de biodiversidad, mediante proyectos de etiquetado y certificación, normas voluntarias e iniciativas de diligencia debida que abarquen el sector en su totalidad.
- Empoderar a los consumidores con información clara y accesible sobre las repercusiones ambientales, sociales y sanitarias de sus decisiones alimentarias, velando al mismo tiempo para que todos los hogares se beneficien del cambio, incluso los más vulnerables.
- Aprovechar el considerable poder adquisitivo de la compra de alimentos a través de instituciones para reconfigurar las cadenas de suministro de alimentos y mejorar los entornos alimentarios, en combinación con educación alimentaria y nutricional exhaustiva.
- Velar por una transformación rural inclusiva a fin de superar ciertos patrones históricos, evitando que durante dicho proceso se agraven los costos ocultos de tipo ambiental, social y sanitario.
- Fortalecer la gobernanza y la sociedad civil para crear un entorno propicio con objeto de acelerar las innovaciones en favor de sistemas agroalimentarios sostenibles y equitativos.