La actriz y presentadora Ana María Trujillo, recordada por su participación en producciones como Pedro, el escamoso, ha compartido uno de los capítulos más difíciles de su vida: la lucha contra la depresión tras su separación de Francisco Cardona, hermano del conocido actor Manolo Cardona.
Hoy, felizmente casada con el geólogo y empresario venezolano Juan Francisco Arata, Trujillo recuerda aquellos años con la serenidad de quien ha superado una etapa compleja.
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En una reciente entrevista con Laura Acuña, la actriz relató cómo logró salir adelante y reconstruir su vida, fortaleciendo incluso la relación con su exmarido y su actual esposa.
Ana María y Francisco Cardona formaron una pareja que, a simple vista, parecía sólida y estable. Fruto de esa relación nacieron sus dos hijas, Catalina y Julieta.
Aunque la estabilidad que parecía acompañarlos se vio truncada, y la pareja se separó cuando su hija Julieta tenía apenas 11 meses.
Trujillo confiesa que, más allá de la ruptura amorosa, lo que realmente la llevó a una profunda crisis fue el colapso de sus expectativas y la vida que había proyectado.
“Me casé pensando en que sería para toda la vida”, expresó la actriz en una conversación sincera en el programa La Sala de Laura, donde reveló que el fin de su matrimonio significó para ella mucho más que el final de una relación; fue el fin de un futuro que había planeado cuidadosamente.
Las ilusiones de viajes familiares y los proyectos a largo plazo que había imaginado se desvanecieron de golpe. Esta desilusión la llevó a una profunda depresión que culminó con su hospitalización.
Durante la entrevista, Trujillo compartió que los efectos de la separación no solo la afectaron a ella, sino también a sus hijas.
Recordó, en particular, cómo Catalina, quien en ese entonces tenía 7 años, comenzó a desarrollar un tic en la nariz como respuesta al estrés que experimentaba en casa. Esta reacción la llevó a buscar ayuda profesional para su hija, mientras que su hija menor, Julieta, creció acostumbrada a no tener una figura paterna en el hogar.
Para la actriz, el dolor emocional se transformó en una lucha diaria que la debilitó al punto de requerir hospitalización.
“Estuve hospitalizada cinco días por depresión”, explicó Trujillo, quien agradece el apoyo de su familia y amigos por estar a su lado en los momentos más críticos.
La actriz fue medicada y, poco a poco, comenzó un proceso de recuperación que encontró gran impulso en su trabajo. Según cuenta, retomar su carrera le dio una nueva perspectiva y le permitió canalizar su dolor a través de la actuación.
Trujillo considera que la actuación fue una especie de catarsis que la ayudó a reconectar consigo misma y a reconstruir su vida. Durante ese tiempo, participó en una novela donde interpretaba a una madre de dos hijas, una coincidencia que le permitió proyectar sus emociones en su personaje. “No sabía si estaba actuando o si hablaba desde mi vida real”, comentó sobre la experiencia, que le permitió procesar su dolor y encaminar su sanación emocional.
Además del trabajo, Trujillo reconoce el apoyo invaluable de sus padres, hermanas y amigos, quienes estuvieron a su lado durante todo el proceso. Estas redes de apoyo le permitieron fortalecerse y, poco a poco, recuperar el sentido de propósito en su vida.
Trujillo, quien hoy vive una relación armoniosa con Francisco Cardona y su esposa Daniela Pinedo, comparte una relación cercana con su exmarido y su familia, al punto de visitarlos y hospedarse en su casa cuando viaja a la República Dominicana.
Sobre el proceso de recuperación, Trujillo reflexionó acerca de cómo el tiempo y la introspección le permitieron aceptar la separación y ver su vida con una nueva perspectiva. “Pasaron dos años hasta que todo se transformó”, confesó, animando a otras mujeres a no perderse a sí mismas en medio del dolor.