La negociación del salario mínimo en Colombia para 2025 ha comenzado y, como cada año, se prevé que sea un tema de arduo debate entre los diferentes actores económicos del país.
Para 2025, el ajuste del salario mínimo estará influenciado por la moderación de la inflación, lo que sugiere que el aumento será más modesto en comparación con los incrementos de años recientes. Tanto los sindicatos como los gremios empresariales ya han planteado sus posturas, con diferencias significativas sobre cuánto debería subir el salario en los próximos doce meses.
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El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha adelantado que el incremento del salario mínimo para 2025 no superará el 10%, una cifra que, en comparación con los aumentos de doble dígito registrados en años anteriores, parece contenida. Según Bonilla, las negociaciones han comenzado con un punto de partida del 5,2%, al cual se añadiría un incremento adicional vinculado a la productividad, llevando el ajuste inicial a un 6,2%.
Este aumento se considera bajo en comparación con los años anteriores, principalmente debido a una inflación más moderada. Según las proyecciones, la inflación en octubre sería del 5,41%, lo que proporcionaría como referencia el IPC de septiembre, que podría rondar el 5,2%. Para el ministro de Hacienda, este indicador marcaría el inicio de las negociaciones, con un aumento que no alcanzaría los dos dígitos.
El debate entre sindicatos y empresarios
El ajuste del salario mínimo en Colombia ha generado una marcada división entre los sindicatos y los gremios empresariales. Por un lado, las centrales obreras, que representan a los trabajadores, exigen un incremento de dos dígitos, es decir, superior al 10%. Argumentan que el costo de vida sigue siendo elevado, especialmente para quienes dependen exclusivamente del salario mínimo, lo que justificaría un aumento significativo.
Por otro lado, los comerciantes y gremios empresariales se muestran cautelosos ante un posible aumento elevado. Estos grupos solicitan que el ajuste no supere el 5%, argumentando que un incremento mayor podría provocar efectos adversos en la economía, como un alza en los costos de producción y una pérdida de competitividad. Desde su perspectiva, un aumento moderado sería más sostenible a largo plazo.
El cálculo de los posibles aumentos en cifras absolutas sugiere que, si el salario mínimo sube un 6,2%, el ajuste sería de aproximadamente 80.600 pesos. Esto llevaría el salario mínimo de 1.300.000 a 1.380.600 pesos mensuales, un incremento que, si bien no es bajo, no alcanza los niveles de aumentos anteriores, que superaban los 100.000 pesos.
El proceso de negociación del salario mínimo en Colombia se rige por un marco legal que considera varios parámetros económicos y jurisprudenciales. Entre los factores económicos se incluyen el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Producto Interno Bruto (PIB) del año anterior y la proyección para el siguiente, así como la productividad laboral. En el ámbito jurisprudencial, se toma en cuenta la protección constitucional del trabajo, la remuneración mínima vital y móvil, y la función social de la empresa, entre otros aspectos.
De acuerdo con la ley, el salario mínimo debe ajustarse considerando estos parámetros, y el Gobierno, los empresarios y los sindicatos participan en una mesa de negociación para definir el aumento. Si no se llega a un acuerdo antes del 15 de diciembre, el Gobierno tiene la potestad de fijar el salario mínimo por decreto, lo cual debe hacerse antes del 30 de diciembre.
El entorno económico del país será fundamental en la definición del salario mínimo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado un crecimiento económico del 6,1% para Colombia en 2024, lo que sugiere una recuperación de la economía tras los choques inflacionarios y los efectos de la pandemia. Sin embargo, la inflación se mantiene como un desafío, con una proyección de 6,7% para finales de 2024, lo que podría influir en las expectativas salariales.
El desempleo, por su parte, también sigue siendo una preocupación, con una tasa proyectada del 10,7% para el cierre de 2024. Esto hace que las discusiones sobre el salario mínimo sean aún más relevantes, ya que un salario bajo podría afectar la calidad de vida de millones de colombianos, mientras que un aumento excesivo podría impactar negativamente la competitividad del país.