El volcán Cerro Machín, ubicado entre Ibagué y Cajamarca, mantiene en alerta a las autoridades colombianas debido a su actividad sísmica constante, aunque de baja intensidad.
Para el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, es necesario estar alerta a la actividad sísmica de la zona, para evitar una tragedia similar a la de Armero, precisamente ocurrida un 13 de noviembre, pero de 1985.
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Según el Servicio Geológico Colombiano (SGC), el volcán se encuentra bajo alerta amarilla, lo que implica un monitoreo continuo para detectar cualquier cambio significativo en su comportamiento. Esta situación ha generado preocupación en las regiones circundantes, como Tolima, Cundinamarca y el Eje Cafetero, que podrían verse afectadas en caso de una erupción.
Jhon Makario Londoño, director de Geoamenazas del SGC, aclaró que la alerta amarilla no significa una erupción inminente. Sin embargo, destacó que el Cerro Machín es considerado uno de los volcanes más peligrosos del país debido a su potencial explosivo. Londoño explicó que el SGC cuenta con un sistema de monitoreo en tiempo real que incluye estaciones sísmicas y tecnologías avanzadas para prever posibles erupciones.
Por su parte, el ministro Jaramillo recordó, durante la conmemoración de la tragedia de armero, que, históricamente, las erupciones del Cerro Machín ocurren cada 800 años, y el periodo para una nueva erupción ya se ha cumplido, lo que incrementa la preocupación sobre una posible reactivación del volcán.
A pesar de la baja intensidad de la actividad sísmica actual, el ministro subrayó la importancia de implementar medidas preventivas y mantener un monitoreo constante.
El contexto geológico de Colombia, situado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, convierte al país en una región de alto riesgo sísmico y volcánico. Este entorno hace que la vigilancia constante sea esencial para prevenir desastres naturales como terremotos y erupciones volcánicas.
La tragedia de Armero, ocurrida el 13 de noviembre de 1985, sigue siendo un recordatorio de los riesgos volcánicos en el país, y las autoridades buscan sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención y la preparación ante posibles emergencias.
En relación con la reciente erupción del volcán de lodo en San José de Mulatos, Londoño señaló que este tipo de erupciones no son inusuales en la región, y mencionó otros volcanes como el San José de La Plata y la Lorenza que también han registrado actividad. El SGC trabaja en estrecha colaboración con las autoridades locales para promover la educación sobre los riesgos volcánicos y la implementación de planes de contingencia en las regiones cercanas a los volcanes.
La tragedia de Armero, el precedente del miedo a una erupción volcánica
El 13 de noviembre de 1985, Armero, una próspera ciudad ubicada en el departamento de Tolima, Colombia, fue devastada por una de las tragedias naturales más significativas en la historia del país. Ese día, el volcán Nevado del Ruiz, que se encuentra a aproximadamente 48 kilómetros de Armero, hizo erupción tras varios meses de actividad sísmica y advertencias de posibles riesgos volcánicos.
La erupción provocó la rápida fusión del glaciar en la cima del volcán, generando una serie de lahares, que son flujos de lodo y escombros volcánicos. Estos torrentes descendieron por las laderas del Nevado del Ruiz con gran velocidad, alcanzando Armero alrededor de las 11 de la noche. La ciudad, que albergaba a unos 28,700 habitantes, fue prácticamente arrasada en cuestión de minutos.
Más del 70% de la población de Armero murió en la catástrofe, con estimaciones que superan las 23,000 víctimas fatales. Los lahares cubrieron aproximadamente el 85% de la ciudad bajo varios metros de escombros, lodo y detritos, dejando una devastación total y marcando una tragedia de proporciones humanitarias.
A pesar de las advertencias previas por parte de algunos expertos en la actividad volcánica, la comunicación y las medidas preventivas no fueron efectivas, lo que se tradujo en un impacto devastador. La tragedia en Armero resaltó la importancia de la gestión de desastres y la necesidad de mejores sistemas de alerta temprana en Colombia y a nivel internacional.
La historia de Armero es recordada tanto por la magnitud de la tragedia como por el doloroso testimonio de las víctimas y sobrevivientes, y se ha convertido en un recordatorio sobre la importancia de prestar atención a las advertencias naturales y de implementar medidas preventivas adecuadas.