La reconocida actriz colombiana Marcela Mar compartió recientemente su experiencia en el mundo del entretenimiento, revelando las presiones que enfrentó para encajar en los estándares de belleza y juventud que predominan en la industria.
En una entrevista con la revista Bocas, Mar confesó que a los 19 años decidió someterse a una cirugía de implantes mamarios para poder sobrevivir y obtener papeles en televisión, en un entorno donde las figuras icónicas eran las reinas de belleza y celebridades, en el entorno nacional, como Natalia París y a nivel internacional, Pamela Anderson.
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“Pues me puse tetas a los 19 años. Cuando mi mamá se va del país y yo tengo que sobrevivir y tengo que encajar en la televisión y tengo que ganarme el papel… pues decido ponerme tetas”, dijo la actriz colombiana.
La artista explicó que esta decisión fue influenciada por la necesidad de adaptarse a las expectativas de una sociedad que sexualiza a las mujeres y está obsesionada con la juventud.
“Construimos una imagen a partir de cómo somos observadas y de cómo somos percibidas y de cómo somos vendidas. Objetar todo eso sí ha hecho que yo me tenga que deconstruir”, explicó.
Durante 25 años, Mar mantuvo los implantes, hasta que decidió retirarlos hace aproximadamente un año y medio, como parte de un proceso personal de deconstrucción y autoconocimiento impulsado por el feminismo. “Yo tenía la cara, tenía los ojos, tenía el pelo, tenía la talla… pero no tenía las tetas. Y duré con esas tetas veinticinco años; me las vine a quitar hace año y medio”, contó Marcela Mar.
Según la actriz, este movimiento le enseñó la importancia de cuestionar sus propios sistemas de creencias y arquetipos, antes de criticar las actitudes machistas de los demás.
“A mí el feminismo me ha enseñado que lo primero que tengo que hacer es deconstruirme a mí misma: antes de señalar que los hombres son o no son esto o aquello, tengo que deconstruir mi propio machismo, deconstruir mis propios sistemas de creencia, deconstruir esos arquetipos que yo tenía en mí. Eso duele, cuesta tiempo y requiere ayuda”, añadió Marcela Mar en el diálogo con la revista Bocas.
En el contexto de la pandemia de Covid-19, Mar enfrentó un nuevo tipo de pánico escénico: el temor de no poder volver a actuar frente a un público. Este periodo coincidió con una etapa de estabilidad personal, ya que estaba casada con Pedro Fernández, un cocinero, y había superado relaciones pasadas complicadas. La pandemia también trajo consigo el miedo de no poder regresar a actividades culturales como visitar museos o disfrutar del teatro.
“Fue un pánico escénico, pero inverso: no pánico de pararse en un escenario, sino pánico de nunca volver a pararse en uno. La pandemia me coge en otro lugar, ya habiendo superado las malas relaciones con los hombres y casada con Pedro Fernández, que es cocinero y es con el único hombre con el que me he casado”, aseguró la actriz.
Mar también abordó los vicios del sexismo que persisten en el mundo del cine y el teatro, destacando que las reglas han sido históricamente definidas por una perspectiva masculina. En su opinión, las mujeres están sexualizadas y estereotipadas, y la juventud es un valor que se les exige constantemente. Sin embargo, la actriz busca contar historias desde una perspectiva femenina, mostrando la diversidad y riqueza de las experiencias de las mujeres más allá de su apariencia física.
De la televisión al cine: Marcela Mar expande su legado con nuevo proyecto cinematográfico
Marcela Mar decidió dar un nuevo paso en su carrera al incursionar en el cine no solo como actriz, sino también como productora. Este año, Mar presenta su película Uno, entre el oro y la muerte, un proyecto que busca resaltar las voces femeninas en la industria cinematográfica. En una entrevista con la revista Bocas, Mar compartió detalles sobre su infancia y su trayectoria profesional, que comenzó a los 12 años.
Desde pequeña, Marcela Mar, cuyo nombre real es Marcela Gardeazábal, estuvo rodeada de figuras influyentes en el ámbito artístico, como Charly García y Carlos Vives. Su madre, modelo de profesión, siempre la alentó a seguir sus pasiones, mientras que su padrastro, Augusto Martelo, fue un pionero del rock colombiano. “Yo iba a todos sus toques, ya fueran de reggae o rock and roll”, recordó Mar en la entrevista, describiendo cómo la música y el arte formaron parte integral de su vida desde temprana edad.
A lo largo de su carrera, Marcela Mar ha interpretado personajes memorables en la televisión colombiana, como Mayerli en Pedro el Escamoso y Brigitte en Todos quieren con Marilyn. Su actuación en la película Satanás, dirigida por Andi Baiz, fue especialmente destacada. Además de su trabajo en televisión y cine, Mar ha participado en numerosas obras de teatro en Colombia, desde el Museo de Arte Moderno hasta presentaciones en su propia casa.
Con la creación de su productora, Ganas Producciones, Marcela Mar se ha propuesto contar historias que reflejen las realidades de las mujeres en Colombia. “Me he visto forzada a empezar de cero muchas veces”, comentó Mar, destacando cómo su carrera ha sido un proceso de aprendizaje constante a través del ensayo y error.
La actriz y productora enfatiza que su amor por el teatro fue un descubrimiento personal que le proporcionó un sentido de seguridad y bienestar. “En el teatro me encontré con un amor”, expresó, resaltando la importancia de este medio en su desarrollo artístico.