La reciente designación de exjefes paramilitares como gestores de paz en Colombia ha generado una ola de críticas y controversias.
Entre los nombrados se encuentran figuras como ‘Jorge 40′, Hernán Giraldo, ‘Macaco’, ‘HH’ y ‘Don Berna’, todos ellos antiguos líderes de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Esta decisión del Gobierno ha sido recibida con escepticismo y rechazo por parte de diversos sectores de la sociedad.
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El concejal de Bogotá Daniel Briceño ha sido uno de los críticos más vocales, especialmente en contra de Hernán Giraldo, a quien recordó por sus numerosos crímenes, incluyendo abusos sexuales sistemáticos. Briceño cuestionó la falta de reacción del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) ante el nombramiento de Giraldo como gestor de paz, según publicó en su cuenta de X.
“Hernán Giraldo conocido como el ‘depredador sexual de La Sierra’ ‘Taladro’ o el ‘Monstruo de La Sierra’ y quien como jefe paramilitar obligaba a los campesinos a que les llevaran niñas menores de 14 años para violarlas fue nombrado gestor de paz por Petro y el ICBF no dijo nada”, dijo Briceño.
Por su parte, Enrique Gómez, director del partido Salvación Nacional, calificó la medida como un “maravilloso acuerdo de impunidad”. Gómez expresó su preocupación por lo que considera un enfoque que favorece a una minoría violenta en lugar de centrarse en el bienestar de los colombianos.
Además, Verónica Arango, diputada de Antioquia, cuestionó que “Uribe que extraditó a jefes de las Autodefensas como ‘Don Berna’, ‘HH’, ‘Macaco’, ‘Jorge 40′ le gritan “PARACO” ¿Qué le van a gritar a Petro que acaba de nombrar “GESTORES DE PAZ” a estos mismos bandidos?”
Además, en redes sociales también se cuestionó que “la gente que critica la canción +57 por su contenido de apología a la pedofilia y no critica el nombramiento como gestor de paz de Hernán Giraldo, alias taladro señalado de ser el mayor abusador sexual de niñas del paramilitarismo a qué juegan”.
Alineado con lo anterior, el investigador de Fedesarrollo Mauricio Reina señaló que es “totalmente inoportuno la nominación de 18 exlíderes de las AUC como gestores de paz, porque ya negociaron con el Estado, mucho más en el caso de Hernán Giraldo, el monstruo de la Sierra Nevada, alias Taladro, conocido por su pedofilia”.
A las críticas también se sumo el director de Rutas del Conflicto Óscar Javier Parra, que tildó de absurda a la situación. “Una afrenta a las víctimas lo de nombrar a Hernán Giraldo (un depredador sexual de centenares de niñas), ‘Jorge 40′, ‘Macaco’ y otros más como gestores de paz. No aportaron verdad en Justicia y Paz, no han reparado por sus miles de crímenes. ¡Qué absurdo todo!”
Sin embargo, no todos han condenado la decisión. Julián Gallo, senador del partido Comunes, defendió la iniciativa del presidente Gustavo Petro, argumentando que podría representar un compromiso con la verdad y la reconciliación. Gallo destacó la importancia de incluir a estos exlíderes en el proceso de paz, sugiriendo que su experiencia podría ser valiosa para la construcción de un futuro más pacífico.
Esta medida ha sido calificada como un insulto hacia las víctimas de la violencia. La designación de Giraldo, junto con los beneficios otorgados a otros miembros de grupos ilegales como alias Muñeca y Camilo de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra (ACNS), ha suscitado un intenso debate sobre el significado y las implicaciones de ser un gestor de paz.
El concepto de “gestor de paz” se refiere a individuos que, a pesar de su pasado delictivo, son considerados capaces de contribuir al proceso de reconciliación y pacificación en el país.
Sin embargo, la inclusión de figuras como Giraldo en este rol ha sido vista con escepticismo y desconfianza por parte de quienes han sufrido las consecuencias del conflicto armado. Ariel Alberto Quiroga Vides, un jurista consultado por Caracol Radio, expresó su preocupación sobre cómo estas decisiones pueden afectar el proceso de paz y la percepción pública de la justicia.
El Gobierno de Petro ha defendido su decisión argumentando que la participación de excombatientes en el proceso de paz es crucial para lograr una reconciliación duradera. No obstante, la controversia persiste, especialmente entre aquellos que consideran que otorgar beneficios a personas con un historial de violencia puede socavar los esfuerzos por alcanzar una paz genuina y justa.