Insectos en la dieta nutricional de los colombianos: serían para el consumo humano y animal

NutrInsecta, un proyecto innovador financiado por el Gobierno nacional y desarrollado por la Universidad Nacional de Colombia, busca transformar los insectos en una fuente viable de alimentación tanto para humanos como para animales.

Este esfuerzo se enmarca en la estrategia de bioeconomía que el Gobierno colombiano está promoviendo, con el objetivo de que el 3% de la economía del país esté relacionada con iniciativas sostenibles.

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La investigación se centra en la producción de alimentos a base de insectos, especialmente en forma de harina, con el fin de garantizar que estos productos sean seguros para el consumo humano y animal. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informó que los insectos podrían convertirse en “superalimentos” del futuro, dada su alta concentración de proteínas y su bajo impacto ambiental.

De acuerdo con Blu Radio, la investigadora y profesora de la Universidad Nacional Karol Barragán señaló que “el convenio que desarrollamos es explorando la manera en que nosotros podemos producir de manera eficiente especies de insectos que luego podamos transformar en harinas o que podamos transformar en otro tipo de productos que logran incorporarse a los alimentos que nosotros tradicionalmente consumimos, pero que tengan un mejor contenido nutricional porque los estamos enriqueciendo con proteínas, los estamos enriqueciendo con otro tipo de macro o micronutrientes. Es decir, nosotros como tal no solo promovemos que te comas el grillito, que te comas el chapulín como por ejemplo se hace en México, si no estamos componiendo una manera de transformar y hacer un procesamiento efectivo de estos animalitos”

En la actualidad, el mercado colombiano no ofrece productos alimenticios a base de insectos, a diferencia de algunos países de Europa y Norteamérica donde ya se están incorporando. Sin embargo, el proyecto NutrInsecta podría cambiar esta realidad al demostrar que es posible producir alimentos seguros y nutritivos a partir de insectos.

Además de su potencial alimenticio, los insectos podrían ser utilizados para alimentar animales de granja, como los pollos, lo que podría el impacto ambiental de la producción ganadera.

“Producir un kilogramo de proteína de insecto tiene un impacto ambiental muchísimo menor que producir ese mismo kilogramo de proteína, ya sea de vaca, de cerdo, de ave o de pescado. Entonces, digamos, si se gasta menos recursos como agua, menos energía, menos tierra, y hay menos producción de gases efecto invernadero para producir un kilo de proteína, que es muy buena, igual que la carne de vaca, que es igual que la carne de otra especie convencional, pues estamos haciendo un paso muy grande en un cambio ya a economía de tipo circular”, agregó la investigadora de la Universidad Nacional.

El proyecto NutrInsecta también tiene un fuerte componente ambiental, ya que los insectos requieren menos recursos para su producción en comparación con otras fuentes de proteína animal. Esto se alinea con los objetivos establecidos durante la COP16, donde se enfatizó la importancia de la bioeconomía para el desarrollo sostenible.

Para llevar a cabo esta investigación, el Ministerio de Agricultura destinó 600 millones de pesos, mientras que la Universidad Nacional ha aportado un equipo de cuatro maestros de la facultad de medicina veterinaria y de zootecnia, además de las instalaciones del Centro de Investigación de Artrópodos Terrestres.

Estos son algunos de los insectos que ya se comen en Colombia, referenciados como exóticos manjares en platos tradicionales del país:

• En el departamento de Santander, las hormigas culonas son un manjar tradicional, un insecto conocido por su peculiar forma y sabor, es un símbolo gastronómico de la región. Las hormigas culonas se preparan principalmente tostadas, lo que les da una textura crujiente que las convierte en un popular snack entre los locales y visitantes.
• Por otro lado, en la Amazonía colombiana, el mojojoy es una larva gigante que ha sido parte de la dieta de las comunidades indígenas desde tiempos ancestrales. Este alimento exótico se consume de diversas maneras: frito, asado, relleno e incluso crudo.
• En Cundinamarca, los grillos también forman parte de la oferta culinaria. Diversas especies de grillos se preparan como snacks e incluso se utiliza para producir harina destinada al consumo humano. Este uso innovador de los grillos subraya la versatilidad de los insectos en la gastronomía local.