La defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz, alzó su voz en medio de la controversia generada por la canción +57, lanzada el jueves 7 de noviembre. En los cinco días posteriores a su debut, la polémica en torno a su letra sigue creciendo, generando un debate nacional sobre la responsabilidad de los artistas en los mensajes que transmiten a través de su música.
En una carta dirigida a los artistas involucrados, entre ellos Karol G, Feid, J Balvin, Maluma, Ryan Castro, DFZM y Blessd, la funcionaria les instó a reflexionar sobre el contenido de sus letras, especialmente en lo que respecta a la normalización de conductas perjudiciales como el consumo de sustancias y el abuso, así como la cosificación de las mujeres.
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La misiva de la Defensora del Pueblo destaca la influencia que estos artistas tienen sobre sus seguidores, especialmente los jóvenes, por lo que desde el organismo de control les pidió que consideren el impacto social de sus canciones.
En primera instancia, la líder del órgano de control señaló a los cantantes ser portadores, voceros y vocera, “de una cultura en la que estamos inmersos, de rasgos que nos describen, que nos pueden identificar en muchos aspectos”.
Es así que la funcionaria explicó que la canción no solo se difunde en Colombia, sino también es exportada fuera las fronteras, por lo que indicó que “ustedes son referentes y líderes para millones de personas. Y justamente por su influencia y éxito tienen una responsabilidad y también la posibilidad de elegir qué rasgos de esa cultura destacan”.
Entre líneas seguidas, Iris Ortiz explicó que la canción que se escribió y difundió “reproduce una forma de ver la vida y de vivir la fiesta que no solo no es constructiva, sino que simula una liberación que en realidad está sometida a un esquema machista y violento”.
La Defensora indicó que la pieza musical ”habla de una mujer que, aunque ‘tiene dueño’ se escapa. Olvida que las mujeres no deberíamos de tener dueño porque eso nos vuelve objetos y que no deberíamos tener por qué escapar de nadie”.
En otro aparte de la carta se manifiesta que Medellín, de donde son la mayoría de artistas, como una de las ciudades más turísticas de Colombia, también se ha convertido en lugar para la explotación, no solo contra las mujeres, sino infantil, con fines comerciales. “Esta explotación se acentúa por el turismo de extranjeros que vienen a nuestro país a rumbas de drogas y alcohol desaforado”, reveló.
Por esta razón, la funcionaria no dudo en señalar que los turistas no vienen a pagar con su moneda “lo que consideran una aventura en la que se usa sexualmente a las niñas y mujeres bajo la idea de que el dinero lo puede pagar todo, inclusive su cuerpo. Esto no es libertad sexual, es explotación sexual”, estableció la misiva.
En sus palabras, Marín subrayó que al referirse a adolescentes como “mamacitas” se sugiere implícitamente que es deseable ser objeto de deseo de adultos, normalizando así una perspectiva que puede resultar dañina para el desarrollo y la seguridad de estas jóvenes, explicando que no contribuyen a una cultura que valore el bienestar y la igualdad de género.
Además, hizo hincapié en la forma en que el consumo excesivo de alcohol: “No quiero entrar en un reproche moralista sobre el consumo de sustancias o de alcohol, pero no podemos perder de vista que dicho consumo puede ser problemático. La canción se refiere a la borrachera extrema como algo positivo, divertido. No lo es si no hay plena libertad y consciencia adecuadas”.
Iris aprovechó la ocasión para destacar que Colombia enfrenta una lucha constante contra la violencia y la cultura de la ilegalidad. Los recursos ilegales, explicó, en parte financian actividades de grupos armados que perpetúan la violencia y explotan a mujeres y niñas.
Por ello, invitó a los artistas a reflexionar sobre el impacto de su música en un contexto social y a considerar el poder que tienen sus voces para fomentar un cambio cultural hacia una sociedad más justa y libre de violencia.
“Su voz puede ser usada para confrontar esa cultura violenta y machista y contribuir a su transformación. Su música emerge de una cultura en la que hemos naturalizado la violencia, ustedes pueden contribuir a que eso cambie”, resaltó la carta.
Además, La Defensora detalló alarmantes estadísticas de violencia de género en Colombia, recordando que la Fiscalía ha registrado altos índices de feminicidios y violencia sexual, especialmente contra niñas y adolescentes.
Marín instó a los artistas a no glorificar una masculinidad violenta o posesiva, sino a construir una visión de género más equitativa y respetuosa a través de su música. “La música también es lo que queremos y soñamos ser. Les invito a continuar la fiesta, por supuesto, a bailar y a seguir cantando, a disfrutar en libertad”.
“Pero ¿Qué tal si invitamos a que cuando marquen el indicativo de nuestro país nos encontramos con facetas positivas de él? ¿Qué tal si nos cantan sobre los sueños de las niñas? No de los que se frustraron o no han podido ser, sino de los que queremos apoyar: los de igualdad, sus aspiraciones, su felicidad, su derecho a vivir una vida libre de violencias. ¿Qué tal si también les mostramos a los chicos otra forma de construir su masculinidad, una que no se confunda en la violencia machista?”, agregó la carta.
Finalmente, la Defensora les alentó a crear mensajes que inspiren y reflejen el potencial positivo del país, celebrando la diversidad y los sueños de las generaciones jóvenes, con el fin de ofrecerles un futuro donde sus derechos sean protegidos y donde tengan la libertad de desarrollarse plenamente.
En diálogo con Mañanas Blu, la defensora del Pueblo mencionó que “más que una queja, es una invitación a conversar sobre el tema. Como lo sigo en la carta, yo no estoy de acuerdo con satanizar el reguetón, acusarlo de todos los males y el machismo de la sociedad, creo que es una expresión cultural valida, de hecho, algunas canciones me gustan”.