En Colombia, la comunidad menonita ha establecido su hogar en la zona rural de Puerto Gaitán, en el departamento del Meta, desde hace ocho años.
Este grupo religioso, de origen europeo, se compone de aproximadamente cuatrocientas familias que se dedican principalmente a la agricultura, manteniendo un estilo de vida tradicional y conservador. Según un informe de Noticias Caracol, los menonitas llegaron al país con el objetivo de preservar sus costumbres y convicciones religiosas.
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Los menonitas son descendientes de alemanes y suizos, y su idioma nativo es el alemán bajo, aunque también hablan algo de español. Su llegada a Colombia ocurre en medio de su búsqueda de un entorno donde puedan vivir conforme a sus principios religiosos y culturales, los cuales incluyen un fuerte enfoque en la vida familiar y el trabajo agrícola.
Isaac Wall, miembro de la comunidad, expresó al noticiero que su fe cristiana se refleja en su vida diaria, no solo en los servicios dominicales, sino en cada día de la semana.
“Nosotros tratamos de ser cristianos, no solamente el domingo en la iglesia, sino toda la semana, el lunes, el martes. Pido a Dios y digo ‘mira, bendice mi trabajo y haz que yo pueda servir a mi prójimo”, fueron las palabras de Wall.
La comunidad menonita en Colombia se caracteriza por su conocimiento profundo de los procesos agroindustriales, habilidades que han sido transmitidas de generación en generación. A pesar de su integración en el país, mantienen un control étnico estricto, evitando mezclarse con otras culturas para preservar su identidad cultural.
Llegada de los menonitas en 2016
En Colombia, la comunidad menonita encontró su nuevo hogar en los llanos del Meta, específicamente en la vereda La Cristalina de Puerto Gaitán. Desde 2016, familias menonitas provenientes principalmente de México han llegado al país sudamericano en busca de mejores condiciones para desarrollar sus prácticas agrícolas. Según información proporcionada por Nicolas Wall, otro de los líderes de la colonia, en 2023 se establecieron tres familias, y en 2017 se sumaron otras 18.
La mayoría de estas familias menonitas provienen de México, donde se estima que hay al menos cuarenta mil hogares menonitas. Sin embargo, un pequeño grupo de estas familias tiene su origen en Canadá. La migración hacia Colombia responde a la búsqueda de tierras fértiles y un entorno propicio para sus actividades agrícolas, que son el pilar de su modo de vida.
Lo que se sabe de los menonitas en Colombia
La llegada de cerca de 400 familias menonitas ha tenido un impacto significativo en la agricultura del país. Estas comunidades, conocidas por su dedicación a la vida agrícola, han transformado zonas ganaderas en campos fértiles mediante el uso de maquinaria avanzada, contribuyendo notablemente a la producción nacional de maíz y soya. Según datos disponibles, los menonitas producen una quinta parte del maíz amarillo del país y una gran parte de la soya importada.
Los menonitas, descendientes de alemanes y suizos, iniciaron su diáspora en el siglo XVI durante la Reforma Protestante en Europa. En su búsqueda de mejores oportunidades, estas familias encontraron en Colombia un lugar propicio para desarrollar sus sistemas agrícolas. Aunque hablan algo de español, su idioma nativo es el alemán bajo, conocido como Plautdietsch.
La vida diaria de los menonitas está profundamente arraigada en la agricultura. Desde una edad temprana, los miembros de la comunidad trabajan la tierra, produciendo más de 200.000 toneladas de maíz seco y más de 100.000 toneladas de soya. La comunidad mantiene un control étnico estricto para preservar su cultura y raza, con una estructura social patriarcal donde los hombres desempeñan roles principales en el trabajo, mientras que las mujeres colaboran en el campo y en el hogar.
Las convicciones religiosas de los menonitas son un pilar fundamental de su estilo de vida. Su vocación religiosa está intrínsecamente ligada al trabajo diario, con un enfoque en servir a su prójimo y dedicar su vida a la familia y la agricultura. Esta comunidad ha logrado integrarse en el tejido agrícola colombiano, aportando no solo a la economía local sino también preservando su identidad cultural y religiosa.