El presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, tomó la polémica decisión de conferir rol de gestores de paz a varios de los exlíderes de las autodefensas. Entre los designados resaltan alias Jorge 40, Hernán Giraldo, alias Macaco, alias HH y alias Don Berna, antiguos cabecillas paramilitares.
Esta asignación temporal de seis meses busca propiciar un cierre definitivo con esos grupos alzados en armas. El presidente defiende esta movida como un paso hacia la reconciliación nacional, aunque voces críticas la ven como una peligrosa legitimación de actores violentos.
Dicha designación se dio mediante la resolución 453 de 2024 con fecha al 8 de noviembre, en esta se incluyó a los principales líderes paramilitares que se unieron al sistema de Justicia y Paz, aunque algunos de ellos fueron retirados de esa jurisdicción por no cumplir con las condiciones y volver a cometer delitos.
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La resolución 453 de 2024 incluye a los exparamilitares Ramón Isaza, Arnubio Triana Mahecha, alias Botalón, Héctor José Buitrago Rodríguez, alias El Patrón, Ramiro Vanoy Murillo, alias Cuco Vanoy, y Hernán Giraldo Serna, alias El Señor de la Sierra. También abarca a Luis Eduardo Cifuentes Galindo, alias El Águila, Manuel de Jesús Pirabán, alias Pirata, Juan Francisco Prada Márquez, alias Juancho Prada, y José Baldomero Linares Moreno, alias Guillermo Torres.
La lista continúa con Salvatore Mancuso Gómez, Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias Macaco, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, Hebert Veloza García, alias H.H., Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar, Fredy Rendón Herrera, alias El Alemán, Edwar Cobos Téllez, alias Diego Vecino, y Héctor Germán Buitrago Parada, alias Martín Llanos.
En la resolución se explica que el término de designación como gestores de paz será de seis meses. Sus actividades se llevarán a cabo bajo condiciones excepcionales, temporales y territoriales, tal como se defina en el plan de gestión suscrito en cada caso con el consejero comisionado de paz.
De igual manera, en el texto explican que “el reconocimiento como gestores de paz de las personas señaladas en el presente artículo no modifica su situación jurídica, ni las medidas de aseguramiento vigentes o su régimen de libertad, ni conlleva beneficios judiciales”.
Asimismo, el texto deja en claro que para el cumplimiento de las tareas y actividades que se deriven de la designación anterior, el Gobierno Nacional, a través del consejero comisionado de paz, solicitará a las autoridades penitenciarias y carcelarias que brinden las medidas necesarias.
También mencionaron que “el consejero comisionado de paz podrá solicitar a autoridades extranjeras o nacionales, a través de los medios diplomáticos y canales correspondientes, según corresponda, considerar la disposición de condiciones tecnológicas para la conexión virtual de las personas que se encuentren cumpliendo sanciones penales por fuera del territorio nacional o en establecimientos carcelarios en Colombia”.
Algunas figuras, como Don Berna, fueron extraditadas a Estados Unidos por asuntos de narcotráfico. Es por esta razón, la orden presidencial establece que el comisionado de paz puede pedir a las autoridades nacionales e internacionales, a través de los canales diplomáticos apropiados, que estas actividades se realicen por medios electrónicos.
Se aclara de manera explícita que el Gobierno Nacional tiene la facultad de revocar en cualquier momento la designación de gestor de paz. Así, el Gobierno del presidente Petro otorga este rol a exlíderes paramilitares, todos ellos asociados con casos de masacres, desplazamientos forzados, desapariciones y otros crímenes de lesa humanidad.
El nombramiento de exjefes paramilitares como gestores de paz por parte del presidente Gustavo Petro no fue un hecho aislado. Un mes atrás, durante un acto de restitución de tierras en Montería, donde estuvo presente Salvatore Mancuso, el mandatario sembró la polémica al plantear la reapertura de negociaciones con los antiguos grupos de autodefensa.
“Salvatore, ‘Macaco’, ‘Jorge 40′ podemos reactivar la mesa de paz porque el proceso no ha terminado. Le propongo instalar la mesa para finiquitar el proceso de Álvaro Uribe, esta vez sin traición y sin miedo a la verdad, que se tenía en esa época”, dijo el presidente de la República en aquella oportunidad.