El 12 de noviembre se conoció que el Gobierno nacional designó de manera oficial a 18 exjefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) para que sean gestores de paz en la Paz Total. De acuerdo con la resolución, estos individuos tendrán que contribuir “con su conocimiento y experiencia al desarrollo de actividades de construcción de paz y garantías de no repetición, estructuración de procesos de paz y estrategias de acercamientos con actores armados ilegales”.
Entre los nombres más destacados del listado se encuentran Salvatore Mancuso, Carlos Mario Jiménez Narando alias Macaco, Hebert Veloza alias HH, Rodrigo Tovar Pupo alias Jorge 40 o Diego Fernando Murillo Bejarano alias Don Berna
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Este último, no solo es reconocido por su paso por las AUC, sino también por los cambios que tuvo en la vida, puesto que paso de ser chofer de capos, a uno de los narcoparamilitares más peligrosos del país.
¿Quién es “Don Berna”?
A pesar de que su figura destacó principalmente en Antioquia, Murillo Bejarano nació en Tuluá, Valle del Cauca, en donde se mantuvo hasta que se unió al Ejército Popular de Liberación (EPL). A principios de los 80 y luego del exterminio de este grupo armado, comenzó a trabajar con socios del cartel de Medellín.
Durante varios años fue escolta y chofer de Fernando Galeano Berrio, más conocido como “El Negro Galeano”, uno de los socios de Escobar que se hizo cargo de las rutas del narcotráfico cuando “El Patrón” se entregó a las autoridades en junio de 1991.
Cabe recordar que, Escobar tenía en La Catedral una cárcel hecha a su medida y en una reunión en la que Galeano y Gerardo “Kiko” Moncada rechazaron seguir pagando un “impuesto” que el capo les exigía por usar sus rutas, decidió asesinarlos y enterrar sus cuerpos cerca a la cancha de fútbol del centro penitenciario.
“Don Berna” no asistió a ese encuentro porque estaba acompañando a la hermana de Galeano; sin embargo, su testimonio terminó siendo crucial en la caída de Escobar; Murillo expuso la muerte de su patrón al cartel del Cali y los hermanos Castaño, lo que provocó que ellos conformaran a Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar).
Años más tarde escribió un libro titulado Así matamos a El Patrón, en el que afirmó que su hermano fue la persona que le propinó el disparo final a Pablo Escobar.
La caída de Escobar provocó el ascenso de “Don Berna
La muerte de Escobar en 1993, hizo que el poder del narcotráfico en Antioquia se repartiera entre varios capos, siendo “Don Berna” uno de ellos. El vallecaucano conformó lo que se conoció como La Oficina de Envigado y siguió vinculado con los Castaños, cabecillas de las AUC.
Su poder en Antioquia fue tan importante en la historia de Colombia que se afirma que estableció un modelo de control sobre las pandillas callejeras de la ciudad, que le entregaban un porcentaje de las extorsiones y las “vueltas” grandes a Murillo.
De la misma forma, lideró el Bloque Cacique Nutibara de las AUC, que eran el ejemplo claro de como el narcotráfico y los paramilitares tenían un vínculo directo en la región.
“Don Berna” es uno de los señalados principales de la Operación Orión, en la que el bloque paramilitar que lideraba ingresó junto con el Ejército Nacional a la Comuna 13 de Medellín y provocaron una de las peores masacres en la historia de Colombia; en un hecho que siguen sin esclarecerse por completo y que Murillo Bejarano podría ayudar a desenredar.
Como pilar de las AUC en la región, Murillo terminó siendo clave en las negociaciones de paz que se consolidó en 2003 y que terminó con la desmovilización de gran parte de los miembros del grupo paramilitar un año más tarde; sin embargo, después de esto se conformaron varios grupos armados en Antioquia, algunos de ellos todavía bajo las órdenes de “Don Berna”.
Antes de que 849 de sus hombres se entregaran a las autoridades, el 30 de noviembre de 2003 ordenó comprar toda la pólvora de la ciudad y que esta fuera explotada en las comunas 8, 12 y 16; además del parque Miraflores, Manrique y corregimientos del Valle de Aburra.
El mensaje fue claro, la primera alborada que se registró en el país fue una demostración que a pesar del proceso de paz y su “desmovilización”, Murillo seguía siendo el que mandaba en la región.
Cuatro años después de su entrega fue acusado de asesinar a un político en Córdoba y en 2008 fue extraditado a Estados Unidos por cargos relacionados con tráfico de drogas, lo que comprobó que seguía delinquiendo desde la cárcel y terminó siendo condenado a 31 años de prisión por un tribunal de Nueva York.
Cabe recordar que, meses antes de ser designado como gestor de paz, “Don Berna” le envió una carta al presidente Gustavo Petro en la que se comprometió a entregar “los instrumentos y el conocimiento para lograr que los procesos que se adelantan lleguen a un buen puerto”.