Mujer trans contó cómo vivió en una prisión para hombres, habiendo llegado por un delito sexual: “Me pueden violar”

En las cárceles identifican a los que han cometido crímenes de tipo sexual y los catalogan como “violos”. En su interior, corren riesgos de agresión y violaciones

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26 mujeres transgénero fueron víctimas
26 mujeres transgénero fueron víctimas del delito de feminicidio y ninguna de ellas superaba los 35 años de edad en 2023 - crédito Miguel Moya Moya

En 2023, cerca de 200 personas transgénero en Colombia fueron víctimas de violencia por perjuicio, según informó la Defensoría del Pueblo en un comunicado. De la totalidad, 26 mujeres transgénero fueron víctimas del delito de feminicidio y ninguna de ellas superaba los 35 años de edad. Todas murieron en contextos de sevicia y de crueldad, según indicó la Corporación Caribe Afirmativo, citada por la Defensoría.

A través de nuestras Duplas de Género, este año hemos acompañado, asesorado y realizado acciones de incidencia en 197 casos de violencia contra la comunidad trans en el país, en 171 de ellos, a mujeres transgénero y en 26, a hombres transgénero”, indicó en su momento el entonces defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis.

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La situación de inseguridad para las personas trans en Colombia se exacerba en los centros penitenciarios. Así lo confirmó Gia, una mujer trans que fue condenada a 10 años de prisión por un delito sexual que cometió contra un menor de 14 años, cuando ella tenía 18 años. La madre del menor de edad llamó a agentes de la Policía por esos hechos, y la denunció penalmente. Fue condenada entonces por el delito de actos sexuales con menor de 14 años, así lo confirmó en el pódcast Conducta Delictiva.

El primer día en la
El primer día en la cárcel se duerme en el baño, según contó Gia - crédito Pixabay

Según relató, su primer paso hacia la privación de su libertad fue en 2014, cuando llegó a la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Tunjuelito, donde había por lo menos 50 personas detenidas. Allá, corría el riesgo de ser violada por los compañeros de celdas. “Como yo era transgénero, para entrar al baño, me tocaba entrar sola (...). Yo no entraba a ese baño, un policía me hacía el favor y me dejaba entrar a un baño que había abajo”, contó en el pódcast.

Luego, pasó a cárcel La Modelo, donde debía cumplir su condena. Debido a los riesgos que se generan por llegar a una prisión habiendo sido sentenciado por un delito sexual, se trata de no revelar información al respecto a nadie. “Uno trata de ocultar que uno viene por un delito sexual”, precisó.

En las cárceles o URIs, los presos tienen formas de “ajusticiar” a los “violos”, que son aquellas personas que son señaladas de cometer crímenes sexuales. Una de ellas incluye la violación sexual y las agresiones físicas. “Si yo les hubiera dicho que yo venía por este delito, me hubieran puesto cobija, si a ellos se les da la gana me pueden violar. Le ponen a uno una cobija encima, le echan calbetazos (sic), lo escupen, le dan pata, y uno no sabe quién fue”, aclaró.

La mujer trans decidió prostituirse
La mujer trans decidió prostituirse para conseguir sus cosas dentro de la prisión - crédito Canal Sur/Europa Press

Su primera noche en La Modelo fue “horrible”, porque tuvo que dormir en el baño, donde abundaban las ratas. Tiempo después, su familia logró enviarle una colchoneta para que pudiera dormir, pero al poco tiempo se la robaron.

Para poder conseguir sus cosas, decidió empezar a prostituirse dentro de la cárcel, pero el dinero que recibía a cambio era poco. “Yo les hacía el negocio, me daban $10.000. Es que es re líchigo, allá no le pagan a uno″, precisó. En un inicio, no pudo garantizar su protección para evitar contagiarse de enfermedades de transmisión sexual, pero tres meses después, psicólogas y trabajadoras sociales que trabajaban en la prisión la equiparon con preservativos.

Al salir de la cárcel,
Al salir de la cárcel, la mujer trans se enfrentó al rechazo por su identidad de género - crédito Luis Eduardo Noriega A./EFE

Aclaró que hay varios presos que tienen un diagnóstico de virus de inmunodeficiencia humana (VIH). “Superpropensa en la prisión para tener VIH, porque hay muchos internos que tienen VIH, pero que están dentro de los patios, que no se han hecho revisar”. Sin embargo, a pesar de los riesgos que corrió, no se contagió.

En 2022, accedió a la libertad y viajó a Manizales, pero decidió quedarse a vivir en Bogotá, donde vive con el rechazo de las personas por ser una mujer transgénero.

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