Una ciudadana, cuyo nombre no fue revelado, denunció haber sido víctima de violencia sexual por parte de un profesional de la salud que la atendió en un chequeo de rutina. De acuerdo con lo revelado por la mujer, de 28 años, en conversación con el diario El Espectador, los hechos se presentaron cuando fue a realizarse un examen de salud ocupacional en la IPS Efi Ciencia Ocupacional en Bogotá el 20 de septiembre de 2024.
El médico ocupacional que la atendió fue identificado como Juan Dante Neira Acevedo y es el señalado de haberla agredido sexualmente. Según detalló, la revisión por parte del profesional inició con normalidad; hizo preguntas rutinarias, relacionadas con su salud y cómo puede interferir en el entorno laboral del nuevo empleo al que aplicó.
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Sin embargo, después de que la pesara en la báscula, le pidió que se quitara el pantalón. La mujer hizo caso a la indicación, pensando que el médico le pasaría una bata para cubrirse. No fue así. Entonces, le solicitó que se recostara en la camilla; palmó su vientre para identificar algún tipo de molestia al tacto y, después, bajó su ropa interior.
La mujer se alarmó y cuestionó a Neira Acevedo por lo que acababa de hacer. No obstante, el hombre se excusó indicando que tenía la obligación de verificar si su dispositivo intrauterino (DIU), con el que evita embarazos no deseados, estaba bien ubicado. En seguida, cometió la agresión.
“Abusó de mí introduciendo sus dedos, generando dolor, ya que me decía que no encontraba los hilos del dispositivo. Metía los dedos en mi vagina con más fuerza. Al ver mi reacción de dolor me dice que ya los sintió y que todo está bien, me pide darme la vuelta, quedando boca abajo, estando sin mi ropa interior, me empieza a tocar la espalda y baja sus manos hasta mis nalgas”, detalló la víctima al medio de comunicación citado.
Entonces, le solicitó que se bajara de la camilla y que se tocara la punta de los pies, mientras él se ubicó tras ella. Luego, dijo que no parecía tener ningún problema en su espalda.
La mujer accedió a cumplir con sus indicaciones, pensando que, de no hacerlo, tendría repercusiones en el empleo que acababa de conseguir. “Tenía miedo de que si no lo hacía, él pusiera algo en mi reporte y perdiera el trabajo”, aclaró.
Luego de lo ocurrido, se puso en contacto con la jefa de recursos humanos de la empresa que la iba a contratar y relató lo sucedido. La funcionaria le informó que, en efecto, había sido víctima de un abuso sexual y que tomarían acciones en el asunto. También habló con la subgerente de la IPS, Yésica Gutiérrez, esposa del médico ocupacional, que le solicitó no instaurar ninguna denuncia para evitar que la empresa se viera afectada y que muchas personas perdieran su empleo.
A pesar de las amenazas, la víctima denunció. Después, recibió una carta del señalado agresor, en la que reconoció sus acciones violentas, confirmando que dentro de sus funciones no estaba hacer ningún examen ginecológico. Sin embargo, también la responsabilizó de lo que pueda pasar con él como consecuencia de sus actos.
“En este momento estoy consciente de que mi futuro como médico está en juego. Un error grave como este puede costarme mi carrera, mi reputación y mi capacidad de seguir ayudando a otros (...). En sus manos está el futuro de un médico que, por un error, podría perderlo todo. Pero también en sus manos está la oportunidad de permitirme redimirme”, se lee en el documento compartido por el medio.
La víctima aseguró que no permitirá que el caso pase desapercibido; se mantendrá firme en su denuncia en la Fiscalía General de la Nación, a pesar de que el médico y su esposa trataron de ejercer presión para evitar que recurriera a las autoridades. “Lo que cometió fue un delito y vulneró mis derechos como paciente y mujer”, aseveró.