El mundo de la música está lleno de talento, pero detrás de muchas de las voces que llenan estadios y emocionan a multitudes, existe un trabajo arduo y en gran medida desconocido. Ese trabajo lo realiza, entre otros, Mariana Salazar, una vocal coach colombiana de impresionante trayectoria, que ha contribuido al éxito de artistas conocidos como Sebastián Yatra, Morat y Humbe, además de trabajar con actores como Diego Cadavid y Laura Londoño.
Mariana Salazar ha logrado posicionarse como una de las entrenadoras vocales más respetadas del país gracias a su dedicación y profundo conocimiento de la voz y la biomecánica.
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Por tal razón, en entrevista con Infobae Colombia, la entrenadora vocal habló sobre su trayectoria y el rol esencial que ha jugado en la formación de artistas de alto perfil y cómo desde sus inicios en medicina hasta su decisión de seguir una carrera musical, su recorrido refleja un compromiso absoluto con el desarrollo profesional de las voces que han llegado a sus manos.
Un viaje único hacia el mundo de la voz
Mariana Salazar inició su carrera en el ámbito de la Medicina, pero por cosas de la vida se impulsó por la música y luego se adentró en el estudio de la psicología de la música y la musicoterapia.
Su formación en áreas como la rehabilitación vocal y patologías de la voz, junto con su experiencia en el negocio de la música y técnicas de economía vocal, la convirtieron en una experta en el cuidado y desarrollo de la voz, especialmente para cantantes que enfrentan exigencias extremas en giras y conciertos.
Con el tiempo, Mariana fue descubriendo que su verdadera vocación no estaba sobre el escenario, sino detrás de él, por lo que decidió ayudar a otros a encontrar y perfeccionar su voz: “Quería lanzarme como solista, pero aunque lo hacía bien y tenía conciertos, no me llenaba”, explicó.
Fue entonces cuando conoció a Ron Anderson, que se convirtió en su mentor, un profesor estadounidense que ya había trabajado con estrellas como Jon Bon Jovi, Alicia Keys y Bruno Mars, por lo que fue el responsable de mostrarle el camino hacia el vocal coaching profesional y así dedicarse completamente a desarrollar el talento vocal de otros.
El papel de un vocal coach
De acuerdo con Mariana Salazar, ser vocal coach es una tarea compleja que va más allá de enseñar a cantar, pues lo describió como un proceso profundo que involucra entender la biomecánica de la voz, la técnica vocal, la salud mental y las metas personales del artista.
Su primer paso al trabajar con un nuevo alumno es realizar un diagnóstico para conocer el estado de su voz y sus habilidades: “Lo primero que hago es un análisis profundo. Escucho su voz, analizo su tesitura y los registros que maneja y le pregunto sobre sus metas y el género que quiere trabajar”.
Salazar explicó que cada voz es única y, por lo tanto, cada entrenamiento se adapta a las necesidades particulares del artista, por lo que su labor como guía no solo se centra en mejorar las habilidades vocales de sus alumnos, también en planificar a corto, mediano y largo plazo, un programa para desarrollar un estilo vocal que se ajuste a su proyecto artístico.
Pero, trabajar con artistas profesionales implica un nivel de exigencia alto y un enfoque muy detallado, pues un artista debe, no solo, saber cantar bien, sino rendir en el escenario, cuidar su salud vocal y adaptarse a las demandas de la industria.
Por tal motivo, Salazar destacó que su trabajo va desde la técnica vocal, que incluye el entrenamiento de los músculos vocales, hasta el apoyo psicológico y la elección de repertorios, lo que implica largas jornadas de trabajo y un seguimiento exhaustivo, especialmente cuando están en gira, ya que las condiciones cambiantes de los lugares donde se presentan pueden afectar su rendimiento.
La realidad detrás de los escenarios
Para Mariana Salazar, los desafíos de los artistas en gira son múltiples y muchas veces desconocidos para el público, pues los cantantes enfrentan situaciones complejas que van desde cambios en el clima hasta falta de descanso y alimentación adecuada, lo que afecta su desempeño.
“Hay mucho juicio del público hacia los artistas sin entender todo lo que ellos deben abordar en un día de gira”, acotó, mientras destacó que estos aspectos logísticos tienen un impacto directo en la voz y el rendimiento del artista.
Los ejemplos de trabajo arduo abundan en su carrera, pues, por ejemplo, con artistas como Morat, no solo debe entrenar la voz de cada integrante, su trabajo también debe incluir la coordinación de los coristas y la interpretación en conjunto.
En el caso de Sebastián Yatra, Mariana Salazar ha sido una guía constante, incluso ha colaborado en la creación de sus discos.
La dificultad de ser cantante: enfrentarse a críticas injustas
La experiencia de Mariana en el entrenamiento de voces la ha hecho especialmente consciente de las injusticias y las críticas a las que los artistas se ven expuestos, por lo que reflexionó que muchas personas critican a cantantes por desafinaciones ocasionales sin entender la cantidad de factores que pueden afectar una actuación.
“La afinación depende de muchos elementos, desde la tesitura hasta el estado físico del cantante, incluso, los profesionales pueden experimentar problemas en el escenario por razones de salud o emoción”, explicó.
Para la entrenadora, este tipo de críticas suelen provenir de personas que desconocen la complejidad de ser cantante. Por ejemplo, en el caso de artistas como Maluma, Salazar explicó que detrás de cada presentación hay un trabajo enorme y emociones que afectan la interpretación.
“Ser cantante es una de las artes más complejas que existen en el mundo, porque tienes tu corazón abierto y estás desnudo ante la sociedad”, por lo que recuerdó que, en un escenario, el artista puede sentirse tan vulnerable como cualquier persona en su momento más emocional, esta sensibilidad genera que cada presentación sea única y especial, un reflejo auténtico de lo que el artista siente en ese momento.
La alegría de un trabajo complejo y gratificante
Uno de los mayores logros de Mariana Salazar es ver a los artistas que entrena llenar estadios y conquistar al público; sin embargo, para ella, su mayor recompensa es sentir que sus enseñanzas y esfuerzos ayudan a estos artistas a ser mejores cada día, pues no solo es su maestra de voz, sino también su compañera de camino, alguien que comparte con ellos las alegrías y las dificultades de una vida de gira.
En palabras de Mariana, el trabajo de un vocal coach es “un entrenamiento estricto y constante que tiene muchas limitaciones y sacrificios, pero también es inmensamente gratificante”.
Para ella, ver a un artista en el escenario es una experiencia conmovedora y a menudo se emociona al observar el resultado del esfuerzo compartido: “A veces termino llorando cuando los veo en el escenario. Es algo que me llena de emoción, felicidad y orgullo”.