Durante la conmemoración del aniversario de la Casa Militar, la condecoración por parte del presidente Gustavo Petro a exmilitantes del M-19 generó un debate a nivel nacional, en el que la oposición ha criticado que se reconozca a los miembros de un grupo guerrillero que protagonizó la toma del Palacio de Justicia, un hecho que se registró hace 39 años.
En medio de la polémica, el mandatario afirmó que “la verdad oficial sobre el Palacio de Justicia es mentira. Mentira que se hizo para ocultar que premeditadamente personas de uniforme subjudices por delitos de tortura, que en masa se hicieron en el gobierno de Turbay, querían quemar las pruebas contra ellos y no les importó la vida de los magistrados a quienes dispararon y que eran quienes adelantaban las investigaciones contra ellos”.
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Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal arremetió contra el presidente, recordó que la toma fue un plan perpetrado por el grupo guerrillero y manifestó que “en este país no hubo justicia, porque si hubiera habido, Gustavo Petro no sería presidente y muchos de sus camaradas hoy en el poder habrían pagado por sus crímenes”.
Es por ello que en diálogo con Infobae Colombia, Julián Penagos, autor del libro Memoria informativa de la toma y retoma del palacio de justicia, hizo un repaso sobre lo registrado entre el 6 y 7 de noviembre de 1985 en Colombia.
¿Qué pasó antes, durante y después de la toma del Palacio de Justicia?
Cabe mencionar que, el libro de Penagos es una “reconstrucción de la toma y retoma del Palacio de Justicia” basado en los múltiples informes nacionales e internacionales que se han realizado sobre ese hecho.
En primer lugar, Penagos indicó que el presidente Gustavo Petro tenía razón al señalar el fallido proceso de paz del M-19 con el gobierno del entonces mandatario Belisario Betancur.
“Lo que sucede es que empieza a haber unos sucesos extraños que sabotearon el proceso, pero de parte y parte, tras la firma del cese al fuego, se denuncian hostigamientos por parte del ejército, el M-19 denuncia y las negociaciones se rompen porque ellos afirman que hay un sabotaje por parte del gobierno”.
De la misma forma, recordó que el grupo guerrillero ya había perpetrado un crimen similar en la embajada de República Dominicana, en donde fueron retenidos 15 diplomáticos de diferentes naciones por un grupo de militantes del M-19 que exigía la liberación de 300 guerrilleros que estaban en prisión y cinco millones de dólares.
“Ellos querían repetir eso, ellos querían hacerle un juicio al presidente por las violaciones de los acuerdos y planean el asunto con tomarse el edificio del congreso, pero era complicado, ahí decidieron tomarse el Palacio de Justicia, desde ahí, comenzaron a pasar cosas raras, por ejemplo, que el ejército descubre el plan, pero el ministro de Defensa le restó importancia”, recordó Penagos.
Los “extraños” hechos que se registraron al interior del Palacio de Justicia
El escritor se basó en los informes de para recordar que el palacio estaba extrañamente “desprotegido” el 6 de noviembre y aunque varios de los guerrilleros eran cabecillas del grupo armado, ingresaron sin problemas al edificio vestidos de civil.
“Cuando entran los guerrilleros, que era un comando de 35, pero cinco quedan por fuera, que eran los que tenían los explosivos y minas. El Palacio de Justicia estaba sin vigilancia, solo guarda espaldas de magistrados, que fueron los que enfrentaron a los hombres armados, ahí asesinan a la enfermera del M-19, lo que les afecto gran parte del plan”.
Sobre las primeras horas de la toma, Penagos indicó que los informes evidencian que un comando del Ejército liberó a un grupo de secuestrados, entre ellos varias figuras relevantes de la época, como uno de los hermanos de Belisario Betancur, y luego fue que comenzó la asonada violenta en búsqueda de lograr la retoma.
“Llama la atención que a la media hora de empezada la toma llegaron los tanques, empezaron los disparos, un comando del ejército intentó ingresar por el sótano y ahí es cuando se da la orden de entrada de los tanques, pero ya habían entrado y habían rescatado a los rehenes importantes, más o menos 150 fueron rescatados en las primeras horas”.
Penagos también mencionó el diálogo que el presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes (dentro del Palacio de Justicia) tuvo con Caracol Radio para pedir que cesará el fuego, ya que los guerrilleros se encontraban encerrados junto a los rehenes en el cuarto piso y estaban dispuestos a negociar su entrega, minutos más tarde, las fuerzas militares iniciaron dos incendios en esa zona.
“Los misiles originaron los incendios que hicieron que los guerrilleros se escondieran en los baños a las 10:00 p. m., llegan los bomberos y se les ordena no estar ahí. Hay testimonios de magistrados que dicen que se hicieron en las escaleras. Los guerrilleros dieron la orden de utilizar a los rehenes como escudos humanos, mientras que en todo ese tiempo el presidente le dio libertad de acción al ejército”.
En ese libre albedrío de las Fuerzas Militares, varios de los rescatados fueron víctimas de “interrogatorios con torturas”, puesto que al no haber claridad de quiénes eran los guerrilleros, las autoridades decidieron buscar respuestas de cualquier forma, teniendo certeza de que el presidente les había dicho a los mandos militares que ellos eran los que sabían qué hacer.
Entendiendo que habían sido derrotados, se registró un intento de diálogo en el que el director de la Cruz Roja no pudo ingresar al Palacio de Justicia por decisión del ejército, mientras que un magistrado que fue liberado con un mensaje para el presidente, fue retenido y se le impidió comunicarse con el Gobierno nacional, a pesar de que “los guerrilleros estaban heridos”.
“Después, según la Comisión de la Verdad, el ejército da la orden de arrasar con los baños, ahí caen los magistrados y los guerrilleros sobre las dos o tres de la tarde. El saldo fue un montón de muertos, los magistrados murieron en el fuego cruzado y hay un montón de secretos sobre los sobrevivientes que fueron más de los que se indicaron”.
En lo que parecía una misión sin testigos que hablaran sobre las irregularidades, un soldado decidió permitir que Clara Helena Enciso saliera del edificio, siendo una de las figuras que “destapó” gran parte de lo que se sabe de lo registrado en la retoma.
Dentro de estos aspectos se destaca que tras informar que el Palacio de Justicia había sido recuperado, el ejército permitió el ingreso de prensa, limpiaron los baños en los que se llevó a cabo el último cruce de disparos y aglomeró los cuerpos sin importar que fueran magistrados o guerrilleros.
“Organizaron los muertos al lado de la estatua de Francisco de Paula Santander, eso entorpece las investigaciones, hay un informe de Medicina Legal que está perdido, en el que se hablaba de las dudas sobre las balas que asesinaron a los magistrados, el caso de Urán (Carlos Horacio Urán), que salió del palacio, pero aparece desnudo con un tiro de gracia”.
Es por ello que, como conclusión, Penagos indicó que la polémica reciente es la recapitulación de los hechos, pero desde la postura que le conviene a cada sector político de un “un crimen realizado por guerrilleros y militares”.
“Me remito al informe de la Corte Penal Internacional, que dice que el primer responsable es el M-19 por tomarse un edificio civil y tomar rehenes civiles, pero también responsabiliza al Estado colombiano y el Ejército porque la retoma fue agresiva y el objetivo no era proteger la vida de los rehenes, sino otro totalmente distinto, y eso se ve en las órdenes que dieron y en las conversaciones de radio”, declaró Julián Penagos a Infobae Colombia.
Por último, el autor indicó que la amnistía hizo que los miembros del M-19 no tuvieran la responsabilidad de contar lo que sabían, pero también destacó que algunos de ellos, como Antonio Navarro Wolff o Gustavo Petro, no tienen conocimiento pleno de lo que se registró, porque el primero estaba en Cuba recuperándose de un atentado que sufrió y el hoy mandatario estaba en prisión.