El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, rechazó nuevamente una invitación del Gobierno nacional para participar en un diálogo con grupos armados ilegales.
El mandatario departamental, que se ha mostrado firme en su posición de no negociar con estructuras criminales como las disidencias de las Farc, el ELN o el Clan del Golfo, aseguró que la paz no se alcanzará sentándose a hablar con los grupos armados.
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Andrés Julián Rendón rechazó una invitación que le hizo la Consejería de Paz para participar en el espacio de diálogo que mantiene la delegación del Gobierno con el Clan del Golfo. A esa actividad también invitaron a los alcaldes de municipios afectados por las acciones de esa estructura.
“En desarrollo de la política de Estado de paz total, el presidente de la República autorizó la instalación del Espacio de Conversación Sociojurídico entre el gobierno nacional y el Clan del Golfo (Resolución 257/2024); grupo armado ilegal que hace presencia en su municipio (departamento)”, dice la carta que recibió el mandatario departamental y los locales.
El encuentro se llevó a cabo el 6 de noviembre en la Universidad Industrial de Santander, en Barrancabermeja, y efectivamente Rendón no llegó.
Posteriormente, el gobernador de Antioquia se manifestó a través de sus redes sociales, donde expuso la razón por la cuál decidió no asistir al diálogo.
“Me convocan a un encuentro para discutir sobre lo que el Gobierno nacional ha llamado un marco sociojurídico para el Clan del Golfo. ¿Qué significa eso? ¿Acaso impunidad con un grupo que ha dicho no se someterá a la justicia? En este caso la respuesta también es no”, dijo en un video que publicó en su cuenta de X.
El mandatario departamental resaltó que esa es una estructura que le ha causado mucho daño a la región. Recordó que en el Bagre la economía se vio gravemente afectada por cuenta de un cierre del comercio obligado por parte del Clan del Golfo, entre muchas otras acciones en contra de la población civil.
“En el norte, nordeste, Bajo Cauca y oriente de Antioquia, el Clan del Golfo es el responsable de desplazamientos, confinamientos, microtráfico, homicidios, minería ilegal. Cada vez son más ricos de cuenta de las rentas criminales que les llenan sus bolsillos mientras aterrorizan a la población con su accionar”, añadió.
Con ese argumento, señaló que no piensa sentarse a dialogar con ninguna estructura delincuencial y resaltó que la paz se logra con justicia y oportunidades sociales.
“Antioqueños, mi respuesta será la misma por coherencia y convicción: la paz es el imperio de la ley, la justicia y las oportunidades sociales. Ni con disidencias Farc, ni Clan del Golfo, ni con Eln, ni con ningún bandido, de distinta pelambre, hay que sentarse a negociar”, expresó el gobernador Andrés Julián Rendón.
El gobernador Rendón ya había mostrado su posición frente a las disidencias
Andrés Julián ya había expresado su posición firme frente a las disidencias de las Farc. En su momento aseguró que no se sentaría a dialogar con esa estructura que había desaprovechado una primera oportunidad.
Lo anterior teniendo en cuenta que las disidencias son los guerrilleros que desertaron del proceso de Paz que adelantó el Gobierno de Juan Manuel Santos con las entonces Farc. Esas facciones decidieron continuar por el camino de las armas y la ilegalidad.
Pese a esa situación, el Gobierno nacional en cabeza de Gustavo Petro busca adelantar procesos de paz con las distintas estructuras criminales, entre esas las disidencias, y en ese trabajo ha invitado a mandatarios locales y departamentales a participar.
La política de “paz total” del gobierno de Petro busca integrar a diferentes grupos armados en un proceso de negociación para poner fin a décadas de conflicto en Colombia. Sin embargo, la participación de autoridades locales como el gobernador de Antioquia es crucial para el éxito de estas iniciativas, dado el impacto directo que estos grupos tienen en sus regiones.
La negativa de Rendón refleja las tensiones y desafíos que enfrenta el Gobierno nacional en su intento de implementar una paz integral en el país. La resistencia de líderes regionales a participar en estos diálogos subraya la complejidad de alcanzar acuerdos con grupos armados que continúan operando en varias partes de Colombia.