El empleo en el sector agropecuario colombiano mostró un notable incremento para septiembre de 2024, aportando cifras positivas a la economía del país y fortaleciendo la ocupación en áreas rurales. Este sector, que incluye actividades como la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca, generó aproximadamente 97.000 nuevos empleos en comparación con el mismo mes del año anterior, alcanzando un total de 3,2 millones de personas ocupadas. Este crecimiento representa un aumento del 3,1%, una cifra que señala la importancia del sector agropecuario como motor de empleo en Colombia.
Las cifras generales de empleo en áreas rurales también reflejan un descenso significativo en la tasa de desempleo, que llegó a un 5,9%, la más baja de los últimos seis años en el mes de septiembre. Esto representa una reducción de 1,3 puntos porcentuales frente a la tasa de desempleo rural registrada en el mismo periodo de 2023. La ministra de Agricultura y la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra) atribuyeron este progreso a las políticas de desarrollo rural implementadas a lo largo del último año. Estas estrategias, según las entidades, fortalecieron la economía rural, beneficiando a miles de familias que dependen de las actividades agropecuarias.
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Dora Inés Rey, directora de la Upra, destacó el impacto social y económico de esta expansión del empleo en el campo. “El crecimiento en la ocupación del sector agropecuario es una señal clara de que estamos avanzando hacia una economía más inclusiva y sostenible. Cada empleo creado representa una oportunidad para las comunidades rurales y un paso más hacia la seguridad alimentaria de nuestro país”, comentó Rey. Estas palabras enfatizan cómo el empleo rural se convirtió en una pieza fundamental para alcanzar un desarrollo económico equilibrado en Colombia, especialmente en un contexto donde las áreas rurales históricamente enfrentaron mayores desafíos en términos de empleo formal y calidad de vida.
En total, la población ocupada en áreas rurales alcanzó los 4,9 millones de personas, lo que refleja una mejora en las condiciones laborales y de empleabilidad en el campo. A nivel nacional, la tasa de desempleo también mostró una leve disminución, situándose en un 9,1% en septiembre de 2024 frente al 9,3% del mismo mes del año anterior. Estos datos ofrecen un panorama alentador sobre la situación laboral en el país, evidenciando que las políticas de empleo rural están aportando al crecimiento y estabilidad económica en varias regiones.
Sin embargo, a pesar de los logros alcanzados, persiste un desafío importante en el sector agropecuario: la informalidad laboral. Entre junio y agosto de 2024, el 84,1% de los trabajadores rurales se encontraba en condición de informalidad, y en el subsector de agricultura, ganadería y pesca, la cifra asciende aún más, alcanzando un 87,9%. Esto implica que una gran parte de la fuerza laboral del campo no cuenta con acceso a beneficios de seguridad social, protección legal o condiciones laborales reguladas, lo que limita sus oportunidades de progreso y bienestar.
Frente a este contexto, el gobierno y los organismos del sector agropecuario reconocieron la necesidad de fortalecer políticas que promuevan la formalización laboral en el campo. Estas políticas no solo deben centrarse en incrementar la ocupación, sino también en garantizar los derechos de los trabajadores rurales, ofreciéndoles condiciones laborales dignas y seguras. La formalización del empleo agropecuario es clave para fomentar un desarrollo rural verdaderamente sostenible y equitativo, que permita a las comunidades campesinas un mayor acceso a la seguridad social y la estabilidad económica.
El sector agropecuario es fundamental para el empleo en Colombia, especialmente en áreas rurales donde se concentran altos niveles de informalidad y desempleo. Este sector no solo genera una fuente constante de trabajo, también impulsa la seguridad alimentaria y fortalece la economía del país. Aumentar el empleo en agricultura, ganadería y pesca permite mejorar las condiciones de vida en comunidades vulnerables, además de promover un desarrollo más equitativo. La formalización y capacitación en el sector son claves para lograr estabilidad laboral y avanzar hacia un desarrollo rural sostenible y socialmente inclusivo.