Claudia Gisela García, dragoneante del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) fue víctima de un atentado en Buga, Valle del Cauca, cuando hombres a bordo de una motocicleta le dispararon al vehículo en el que se movilizaba a las afueras del municipio.
La víctima ha vivido en constante temor durante los últimos años como consecuencia de las múltiples amenazas que ha recibido. Las intimidaciones, que en un momento cesaron, regresaron hace aproximadamente 15 días cuando le llegó una corona fúnebre. “Soy dragoneante hace 22 años. En el 2016 fui víctima de un atentado sicarial, a partir de ese momento he venido siendo amenazada”, dijo García en medio de un pronunciamiento oficial.
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“No más hace menos de 15 días me llegó a mi lugar de residencia una corona fúnebre y finalmente ayer, desplazándome a las afueras de Buga, fui interceptada por estos hombres. Gracias a la reacción del esquema de protección logramos huir y salir ilesos”, explicó.
Claudia Gisela solicitó al Gobierno nacional garantías de seguridad tanto para ella como para todos sus compañeros que se encuentran en riesgo. En su declaración, enfatizó la necesidad de condiciones que permitan al personal sindicalizado del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario desempeñar sus funciones sin temor a represalias o ataques.
“Nos tienen en total abandono, hasta el momento no hemos sentido ni recibido apoyo, no tenemos pensión, nos están matando y necesitamos de verdad su ayuda, queremos que nos brinden total apoyo porque de verdad no sabemos qué hacer”, expresó.
La preocupación entre los funcionarios del Inpec en el centro del Valle del Cauca sigue en aumento debido a los atentados recientes que han dejado víctimas mortales en esta región. El último caso fatal en el lugar ocurrió en abril, cuando el dragoneante Leider Romo fue asesinado en la vía de acceso a la cárcel de Buga. Estos hechos han intensificado el llamado de los trabajadores penitenciarios por mayores medidas de seguridad que protejan su integridad en una zona marcada por la violencia.
Y es que esta es una problemática que se vive en diferentes zonas del país, tan solo en octubre se registraron dos ataques con armas de fuego contra funcionarios del Inpec. El primero sucedió en Bucaramanga y el otro en la vía Panamericana entre Popayán y Cali. Uno de los incidentes fue en contra del dragoneante Dyeezen Fernando Carrillo Sánchez, quien ya había sufrido un ataque similar seis meses antes.
En esta ocasión, sicarios en motocicleta le dispararon cuando se disponía a comenzar su turno en la cárcel La Modelo de Bucaramanga, donde compañeros y personal de emergencias acudieron para brindarle auxilio, pero lamentablemente falleció como consecuencia de la gravedad de sus heridas.
Otro ataque violento tuvo lugar contra un vehículo del Inpec que se desplazaba de Popayán hacia Palmira, en el Valle del Cauca. Al cruzar el sector conocido como Pescador, el vehículo fue interceptado por hombres armados con fusiles, quienes abrieron fuego y causaron la muerte de dos guardias: el inspector Óscar Darío Bravo Pasuy y el dragoneante Michel Carlosama. En el mismo ataque murieron dos reclusos que eran trasladados: el paramilitar Pedro Hurtado y Manuel Octavio Bermúdez, conocido como ‘el Monstruo de los Cañaduzales’, considerado uno de los peores depredadores sexuales en la región.
El director del Inpec, teniente coronel Daniel Gutiérrez, expresó su pesar por ambos ataques y destacó que se están “adelantando todas las coordinaciones con la ministra de Justicia, el Ministerio de Defensa, la Policía y la Fiscalía para esclarecer todos los hechos. Ya enviamos a un equipo desde Bogotá a Popayán que está haciendo acompañamiento a los familiares y a los heridos”.