No fue Aristóteles y su teoría que lo actual fue antes que lo potencial, sino la biología evolutiva la que respondió al dilema sobre qué vino primero, si el huevo o la gallina, al explicar que el huevo se desarrolló con los insectos y corales, millones de años antes que los dinosaurios.
Sin embargo, el descubrimiento realizado por un equipo científico de la Universidad de Ginebra (Unige) en el 2024 podría cambiar la respuesta, al analizar el organismo conocido como chromosphera perkinsii y su capacidad de formar colonias con división celular, que no pierden su tamaño. Similar al comportamiento de los embriones.
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Hasta hace muy poco la idea de que la primera gallina no nació de un huevo puesto por otro ejemplar de su misma especie, sino por parientes cercanos que dieron paso a una modificación genética que resultó en la gallina doméstica, era la hipótesis con la que la comunidad científica parecía sentirse más cómoda.
Sin embargo, el comportamiento de la chromosphera perkinsii, que estaría en la tierra desde hace unos mil millones de años, daría nuevas luces en la formación de embriones y abriría la puerta a una teoría en la que se formaron antes de que aparecieran los animales pluricelulares.
La pregunta sobre el huevo y la gallina, nacida en la antigua Grecia y extendida durante siglos al no encontrar una respuesta definitiva, sirve a otras disciplinas como metáfora, en la formulación de dilemas sobre procesos cíclicos, en los que es un reto determinar entre dos elementos, cuál funge como desencadenante y cuál podría encasillarse en consecuencia.
Aunque avances como el de la Unige parecen acercarse a obtener una respuesta, es bien sabido que entre más escenarios por explorar, más podría demorar el proceso. Un dilema al que se enfrentan las ciencias y podría dar mucho más para hablar sobre qué fue primero, si el huevo y la gallina.
¿Qué más nos dice la investigación publicada por los expertos de la Universidad de Ginebra?
El enigma sobre la evolución de los organismos unicelulares hacia formas pluricelulares podría tener una respuesta con el descubrimiento realizado por un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE). Este equipo, dirigido por el bioquímico Omaya Dudin, ha estudiado un organismo unicelular llamado chromosphera perkinsii. Este microorganismo fue hallado en sedimentos marinos de Hawái en 2017 y data de hace más de mil millones de años, mucho antes de la aparición de los primeros animales pluricelulares.
La investigación, publicada en la revista Nature, revela que cuando la chromosphera perkinsii alcanza su tamaño máximo, se divide manteniendo su dimensión original, lo que permite la formación de colonias multicelulares. Según UNIGE, estas colonias muestran una sorprendente similitud con el desarrollo embrionario en animales. Este proceso implica al menos dos tipos diferentes de células, una característica inesperada en una especie unicelular.
Para Dudin y su equipo, las observaciones sugieren que “los programas genéticos responsables del desarrollo embrionario estaban presentes antes de la aparición de la vida animal”, lo que desafía la idea tradicional de que los procesos de diferenciación celular y coordinación multicelular surgieron exclusivamente con los animales.
No obstante, los científicos aclaran que también existe la posibilidad de que chromosphera perkinsii haya evolucionado de manera independiente a lo largo de millones de años hasta desarrollar estructuras similares a embriones, lo que abriría una nueva línea de debate en la biología evolutiva. Este hallazgo podría respaldar estudios previos sobre fósiles de 600 millones de años que mostraban estructuras similares a embriones, desafiando así las nociones tradicionales sobre el origen de la vida multicelular y sus complejos procesos de desarrollo.
UNIGE señala que esta investigación podría ser clave para comprender cómo los organismos unicelulares evolucionaron hacia formas pluricelulares con fases de desarrollo embrionario similares, independientemente de la especie.