La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), llevada a cabo en Cali (Valle del Cauca) terminó el 1 de noviembre de 2024 con el establecimiento de varios acuerdos, entre ellos, la creación de un órgano subsidiario de trabajo para pueblos indígenas y comunidades locales. Así, estas poblaciones contarán con poder institucional.
De igual manera, fueron aprobadas varias modalidades para actualizar y ampliar descripciones de zonas marinas que son de importancia biológica y ecológica, lo cual se logró luego de negociar durante ocho años. De esta manera, se espera que se avance en la implementación del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).
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“Tenemos áreas marinas que están por fuera de las jurisdicciones de países, o sea que se ata el tratado de áreas marinas por fuera de jurisdicciones, se le da poder a la Asamblea de Naciones Unidas para seguir regulando la biodiversidad en el mar, pero además se logra poner las partes de acuerdo en que para definir dónde hay un área marina de importancia ecológica”, explicó la ministra de Ambiente y Desarrollo, Susana Muhamad, que fungió como presidenta de la COP16.
Sin embargo, hay inconformismo a nivel internacional por la falta de inclusión explícita de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en los textos finales de la COP16, lo que implica una menor probabilidad de que se ejecuten programas que sirvan para adelantar tareas de protección de biodiversidad. Así lo explicó Tanya Chapuisat, representante Residente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
“Garantizar la inclusión efectiva de la infancia no es solo darles la palabra, sino realmente incluirlos explícitamente en el texto final de la COP. Si no se menciona a la niñez, adolescencia y juventud, es menos probable que haya programas que financien la protección de la biodiversidad pensando en cómo esto afecta su supervivencia, y que se gestionen acciones y soluciones diferenciadas que respondan a sus necesidades particulares”, indicó la funcionaria, citada en un comunicado de Unicef.
Cabe resaltar que los Estados están obligados a garantizar un buen futuro para los niños en materia de contar con un entorno sano y sostenible, de ahí la importancia de incluirlos en los acuerdos que se pacten de cara a la protección de la biodiversidad. Además, serán las personas más afectadas por la crisis medioambiental.
En consecuencia, Chapuisat resaltó la necesidad de escuchar las preocupaciones de los menores. “Instamos a los tomadores decisión a que las voces de los niños, niñas y adolescentes sean incluidas en las resoluciones y políticas que en adelante incorporen los países. Es nuestro deber que sus preocupaciones se traduzcan en acciones concretas, por ello seguiremos acompañando a los gobiernos para que las voces y derechos de la niñez y adolescencia sean tenidos en cuenta”, precisó.
Cabe resaltar que en la COP16 hubo niños presentes, que tuvieron un corto espacio de intervención. Sin embargo, el canciller Luis Gilberto Murillo aseguró que había solicitado que más representantes de la niñez estuvieran presentes, lo cual no fue posible. “Aquí quiero sentar una voz de queja y de protesta porque no me dejaron entrar a los niños que tenían que presentarse aquí”, indicó.
Una de las niñas que intervino es Sara Díaz, que invitó a los menores de edad a utilizar la tecnología de manera adecuada y buscando beneficiar al planeta. “Aprovechemos la tecnología que tenemos, y en vez de utilizarla para ver videos de TikTok, la utilicemos para informarnos sobre la triple crisis climática que estamos viviendo, porque defender la madre Tierra no es cuestión de un júbilo de ambientalistas, es cuestión de supervivencia”, dijo.