El barrio Villa Esperanza, ubicado en la comuna 4 de Soacha, ha sido testigo de un deterioro ambiental que ha alarmado a los habitantes del municipio, después que, por segunda vez en el año, se cubriera de una gran nube blanca plagada de malos olores y contaminación.
El fenómeno ha ocurrido alrededor del Rincón del Lago, un gran cuerpo de agua que otra fue un imponente lago y que ahora se ha reducido a un pantano lleno de maleza y basura debido a décadas de expansión urbana informal, según una reciente visita realizada por El Espectador.
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La situación se agrava durante las temporadas de lluvias, cuando el lago se desborda y mezcla sus aguas con residuos industriales y domésticos, generando espuma tóxica que afecta a los residentes de los barrios cercanos, como Villa Esperanza y El Progreso.
Desde abril de 2022, se han documentado episodios de espuma tóxica que han causado daños en viviendas y problemas de salud en la comunidad. De hecho, en abril de este año, la espuma volvió a aparecer, cubriendo calles y afectando la vida diaria de los habitantes, mientras que las autoridades locales han intentado mitigar el problema con máquinas de dispersión, pero estas medidas no abordan la raíz del problema.
Según una investigación realizada por El Espectador, la infraestructura de desagüe en la zona es precaria, lo que contribuye a las inundaciones durante las lluvias. Además, los sistemas de alcantarillado, construidos de manera artesanal por los vecinos, no son suficientes para manejar el volumen de agua, lo que resulta en inundaciones y daños materiales.
Incluso, la administración municipal ha reconocido la necesidad de mejorar las redes de alcantarillado para prevenir futuros desastres. En 2020, la Empresa de Acueducto de Bogotá contrató obras para mejorar el sistema de acueducto y alcantarillado en la zona, con proyectos como el sistema de acueducto La Veredita y las redes de Ciudadela Sucre. Sin embargo, estas obras han estado suspendidas debido a irregularidades administrativas, lo que ha retrasado su finalización y dejado a los residentes en una situación vulnerable.
El problema se ve agravado por la presencia de fábricas de plástico en las cercanías del lago, que operan sin las licencias adecuadas y vierten sus residuos en la quebrada Tibanica. Los vecinos han señalado que estas prácticas contribuyen a la formación de la espuma tóxica, que se mezcla con el agua de lluvia y se esparce por la comunidad.
“Es un proceso en el que se utiliza bastante detergente, para lavar el plástico, entonces lo que sobra lo botan a la quebrada y luego eso se revuelve con el agua de las lluvias que baja desde las lagunas. Cuando eso pasa, entonces se produce la espuma”, comentó José Capera a El Espectador.
A pesar de los esfuerzos por controlar la situación, la falta de acciones efectivas por parte de las autoridades ha dejado a los residentes de Villa Esperanza y El Progreso en una situación precaria. La comunidad espera que las obras de infraestructura prometidas se completen pronto para evitar futuros episodios de contaminación y mejorar la calidad de vida en la zona.
La última vez que se vio la “espuma blanca” en Soacha
Apenas el 23 de octubre de 2024, en el municipio de Soacha se vivió una nueva emergencia ambiental que afectó a los residentes del barrio Villa Esperanza. Una densa espuma blanca, que superaba el metro de altura, invadió la zona tras las intensas lluvias. Este fenómeno dejó a más de diez familias en una situación complicada, ya que la espuma bloqueaba el paso de personas que se dirigían a sus trabajos y de niños que intentaban llegar a sus colegios.
El problema no es nuevo para los habitantes de Soacha. En abril del mismo año, una situación similar ocurrió cuando la espuma, acompañada de un fuerte olor, invadió viviendas tras un aguacero, lo que obligó a los Bomberos a intervenir. En esa ocasión, el alcalde de Soacha, Julián Sánchez, explicó que se estaba realizando un seguimiento para identificar a los responsables de la contaminación en el cuerpo de agua de donde proviene la espuma.
La espuma se genera debido a sustancias contaminantes presentes en el río, que reaccionan con las lluvias intensas. El alcalde Sánchez mencionó que se sospecha de ciertas “plastiqueras” que podrían estar vertiendo agentes contaminantes en el agua. Sin embargo, admitió que el municipio carece de un plan maestro de acueducto y alcantarillado, lo que dificulta la prevención de este tipo de emergencias.