Además de las muertes y las consecuencias del auge del narcotráfico, otra “herencia” dejada en el país por Pablo Escobar fueron los animales que este tenía en la Hacienda Nápoles, en un zoológico privado que conformó con especies de diferentes partes del mundo.
Los allegados del capo han recordado que uno de sus objetivos era que todos los animales pudieran ser libres, por lo que en este espacio no tenía felinos como tigres o leones, en su lugar, adquirió cebras, jirafas, elefantes e hipopótamos, estos últimos, causantes de una problemática ambiental en Colombia.
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De los tres hipopótamos africanos que llegaron al país, en la actualidad hay reportes que se reprodujeron hasta llegar a ser más de 150, poniendo en peligro a las especies en el Magdalena Medio y también a los pobladores, por lo que se han buscado múltiples estrategias para mitigar el impacto de estos animales que han sido referenciados como “invasores”.
No solo los hipopótamos invaden Colombia
A pesar de que el enfoque ha sido principalmente sobre los hipopótamos, que también han provocado que el turismo en esa zona de la región aumente, esta no es la única especie traída por Pablo Escobar que se ha mantenido, ya que Corantioquia determinó que los chitales también deben ser considerados como “invasores”.
El chital o ciervo moteado, es una especie de mamífero artiodáctilo que es originario de Asia, se identifica por las manchas blancas en su coloración marrón y también porque estas desaparecen luego de que termina su infancia.
Colombia no es el único país en el que ha sido introducido este animal, tampoco el primero en el que ha sido considerado como una especie invasora, puesto que a pesar de que se alimentan de hierba o frutos, durante la época de celo los machos se separan del rebaño y se vuelven sumamente agresivos.
Este comportamiento violento no se registra exclusivamente con otros machos de su especie, sino también con otros animales que intentan estar en su territorio; además, la forma en la que se reproducen también es difícil de mitigar, como se registra con los hipopótamos, y tras la gestación de entre 210 y 230 días, suelen nacer entre dos y tres crías.
La presencia de este animal se conoció luego de que Juan Pablo Escobar, hijo de Pablo Escobar, afirmó en diálogo con Cambio, que tenía recuerdos de que antes de que tuviera que dejar la Hacienda Nápoles al verse rodeado por las autoridades y Los Pepes, su padre liberó a los chitales.
De la misma forma, Édgar Jiménez Mendoza, más conocido como “El Chino”, que fue el fotógrafo privado de la familia Escobar, entregó a El Colombiano una imagen en la que se observaba que los rumores sobre la presencia del ciervo asiático eran ciertos.
Además, el biólogo David Echeverri indicó que hay registros de la presencia de esta especie desde hace más de 15 años, lo que ha provocado que los señalamientos en los que se le cataloga como invasores podrían ser más graves de lo que parecen.
A pesar de que Echeverri, por medio de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), han emitido múltiples alertas sobre los problemas que se podrían registrar si estos ciervos se salen de control, el plan de control y manejo que tendría que ser liderado por el Ministerio de Ambiente no ha comenzado.
“Yo los he visto personalmente, desde hace mucho tiempo, como individuos aislados. No los tenemos muestreados. No sabemos cómo se comportan las poblaciones. Yo no he visto manadas de chitales. Estamos continuamente en territorio y no hemos visto. Tampoco hemos recibido reportes de presencia de manadas, pero sí te confirmo que hay individuos”, declaró Echeverri a El Colombiano.