En la cocina, los huevos son un ingrediente versátil y básico, presentes en una infinidad de recetas, desde el desayuno hasta los postres. Sin embargo, detrás de su inocente apariencia, se esconde un riesgo significativo: la salmonela, una bacteria que puede causar infecciones gastrointestinales graves si no se toman las precauciones necesarias.
Algunos casos de intoxicación alimentaria relacionados con los huevos se deben principalmente a una manipulación inadecuada y a la falta de desinfección del cascarón. Por eso, asegurar la limpieza de los huevos antes de usarlos no es solo una cuestión de higiene, sino una medida clave para proteger la salud de toda la familia.
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La seguridad alimentaria comienza incluso antes de cocinar, y los huevos no son una excepción. Estos productos, aunque básicos en la dieta, pueden ser el vehículo de microorganismos peligrosos responsables de causar infecciones potencialmente graves. A continuación, se detallan técnicas clave para desinfectar huevos y minimizar los riesgos.
1. Revisión del Estado del Cascarón
Antes de proceder con la desinfección, inspecciona el cascarón de los huevos. Si detectas grietas, mejor desecha esos huevos, ya que las fisuras pueden permitir la entrada de bacterias dañinas. Un cascarón limpio y entero es el primer paso para evitar la contaminación.
2. Lavado con Agua Tibia y Jabón
El lavado de los huevos debe hacerse de forma cuidadosa:
- Usa agua tibia, preferentemente entre 40°C y 50°C (104℉ y 122℉). La razón es que el agua caliente ayuda a cerrar los poros del cascarón, evitando que las bacterias ingresen al interior.
- Aplica un jabón suave apto para alimentos. Frota el cascarón ligeramente con las manos o un cepillo suave, asegurándote de eliminar residuos y suciedad visible. Nunca uses agua fría, ya que podría abrir los poros del huevo y permitir la entrada de patógenos.
3. Desinfección con soluciones seguras:
- Vinagre blanco: mezcla una parte de vinagre con tres partes de agua. Sumerge los huevos durante 10 a 15 minutos. El vinagre es un agente natural que ayuda a reducir las bacterias en la superficie del huevo.
- Agua con cloro: una alternativa es usar una solución de agua con cloro. Mezcla una cucharadita de cloro en un litro de agua. Deja los huevos en remojo por unos minutos y luego enjuágalos con agua potable.
Es importante tener en cuenta que no se deben sumerjir los huevos durante mucho tiempo para evitar que absorban los químicos. Además, asegúrese que la solución de cloro no sea demasiado concentrada.
4. Secado adecuado
Después de desinfectar, es crucial secar los huevos correctamente. Usa un paño limpio o toallas de papel desechables. El secado evita la proliferación de bacterias, especialmente si los huevos se van a almacenar por más tiempo. No deje los huevos húmedos ni los apiles mientras aún están mojados.
5. Conservación segura
Guarda los huevos en el refrigerador a una temperatura de 4 °C (39 °F) o menos. Los cambios bruscos de temperatura pueden favorecer la entrada de bacterias. Siempre mantén los huevos en su estuche original o en un recipiente limpio, preferiblemente en la parte central del frigorífico y no en la puerta, donde la temperatura fluctúa más.
En Estados Unidos, es obligatorio refrigerar los huevos desde su procesamiento hasta su venta para prevenir infecciones por salmonela. Las regulaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) exigen que los huevos se laven y desinfecten, eliminando biopelículas bacterianas, pero también su cutícula natural protectora. Esto incrementa la vulnerabilidad a las bacterias, por lo que se requiere almacenamiento a temperaturas de 4 a 7 °C.
En cambio, en Europa y Latinoamérica, se aplican otras medidas de prevención. Las gallinas son vacunadas contra la salmonela, lo que reduce significativamente el riesgo de contaminación; sin embargo, no está de más tomar precauciones para evitar afectaciones en la salud.