Dos jóvenes menores de 25 años enfrentan un complicado escenario laboral tras ser víctimas un presunto acoso sexual por parte de un médico ortopedista y socio de la Clínica de Fracturas de Medellín.
Según la investigación realizada por el medio El Colombiano, las jóvenes presentaron quejas formales en agosto de 2024, pero la clínica no respondió de manera adecuada, dejando entrever un patrón de silencio ante este tipo de denuncias.
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Las denuncias comenzaron cuando una de las jóvenes habría sido llamada a la oficina del médico, donde hizo preguntas personales y finalmente le pidió un beso. La mujer, aterrorizada, intentó escapar, pero el médico la retuvo, lo que la llevó a renunciar, según la denuncia.
Ella declara al medio El Colombiano: “Estaba parado al lado de la puerta y agarrándome me dijo ‘yo no la estoy obligando a nada, aquí no va a pasar nada que los dos no queramos’, así que le di un pico así como de lado y a la carrera. Me soltó y salí casi corriendo”.
Otra joven, quien denuncia haber sufrido acoso desde finales de 2022, decidió apoyar a su compañera. Ambas compartieron sus experiencias con el personal de gestión humana del centro, donde una de las funcionarias les dijo que no era la primera queja contra el médico.
Una de ellas envió una carta anónima al comité de convivencia de la clínica, pero el gerente descubrió su identidad. Durante una reunión, el funcionario mostró preocupación por el daño reputacional que podría sufrir la clínica, mencionando que había “cosas” que había escuchado, pero no podía revelar.
De acuerdo con el medio citado, la abogada que asumió el caso criticó la ruptura del derecho a la intimidad y confidencialidad de las víctimas, lo que generó inseguridad y ansiedad en la joven afectada, quien ahora sufre de trastorno de estrés postraumático y ha sido diagnosticada con “ideación suicida sin intento”.
La clínica ha negado tener conocimiento de otras quejas contra el médico, aunque el proceso disciplinario sigue su curso.
Bahamón afirma que las denuncias interpuestas en su contra no tienen fundamento, y alega que está en espera de la decisión que tomen las directivas del centro médico.
La fuente citada afirma tener en su poder una foto de un chat del servicio de mensajería de WhatsApp, donde Bahamón le manda unos emoticones sugestivos (una lengua y una berenjena, haciendo referencia a un contacto sexual), con el mensaje “Oiga” a una de las implicadas en la denuncia.
La denunciante le respondió que no, mientras el ortopedista se mantenía insistente al encuentro que buscara lograr el señalado
Actualmente, una de las jóvenes está desempleada y recibiendo terapia psicológica, mientras que la otra continúa trabajando en teletrabajo y esperando atención psiquiátrica.
A pesar de los esfuerzos de las jóvenes por buscar justicia, la incertidumbre persiste en torno a si estos casos son aislados o si existen otras víctimas que aún no han sido escuchadas.
Acoso sexual en entornos de trabajo en Colombia
En Colombia, el acoso sexual en el trabajo es un fenómeno común, según una encuesta realizada por el Ministerio del Trabajo. El estudio reveló que muchas personas no identifican ciertas conductas como acoso sexual hasta que se les pregunta específicamente sobre ellas.
Las acciones más reportadas incluyen presiones para mantener relaciones sexuales, intentos de actos sexuales, mensajes electrónicos inapropiados y contactos físicos que exceden los límites.
El informe destaca que, aunque el Código Penal colombiano define el acoso laboral como un delito que ocurre de un superior a un subordinado, la mayoría de los casos se producen entre colegas del mismo nivel jerárquico o con personas externas a la organización.
A pesar de la prevalencia de estas conductas, muchas víctimas, en su mayoría mujeres, optan por no denunciar por temor a perder su empleo. Solo un pequeño porcentaje, alrededor del 10%, ha informado a sus empleadores o superiores sobre estos incidentes.
La encuesta también reveló que los testigos de acoso sexual en el trabajo rara vez intervienen. Solo el 24% de los testigos ofrecieron consejo a las víctimas, y un mínimo porcentaje notificó la conducta a los comités de convivencia laboral o a las autoridades competentes.
En cuanto a la búsqueda de información sobre acoso sexual, la mayoría de los encuestados recurriría primero a la familia, seguido de las autoridades como la Fiscalía y el Ministerio del Trabajo, y finalmente a amigos.