Con 291.670 desempleados a octubre del 2024, conseguir un trabajo o varios en Madrid para aumentar ingresos es todo un reto, sobre todo para migrantes.
Sin embargo, el creador de contenido paisa Emmanuel García logró hacer algo de dinero “extra” en sus vacaciones y, a través de su perfil en la plataforma Tiktok, decidió compartir el “cómo” con sus seguidores.
“Tengo por fin vacaciones de mi jornada esclavizante en Madrid y, por ende, tengo toda la semana libre. Así que ¿qué es lo que hice? Buscar más trabajo. Me lancé rápidamente a Internet y ahora tengo tres trabajos, que conseguí por ETT, o empresas de trabajo temporal, que te buscan una plaza por horas en lugares en los que haya eventos o donde necesiten más personal y sí, para estos trabajos necesitas un permiso laboral”.
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Y continuó: “El martes y el miércoles será en el sector del Retiro, un jardín histórico, un parque púbico aquí en Madrid y es de los lugares turísticos más visitados de toda la ciudad. Y el jueves voy a trabajar en un hotel cerca de la Gran vía y les digo, si vienen a Madrid y no van a la Gran Vía, mejor no vengan”.
La primera jornada; es decir, la del día martes, trabajó cuatro horas, entre las 10 de la noche y la 1 de la madrugada, en las que ganó, por cada una cerca de 10,75 euros, para un total de 40 euros.
“El trabajo estuvo relajado. Era un evento súper grande, con muchos camareros, y mi trabajo era pasar con una bandeja llena de comida y preguntarle a la gente si quería probar los aperitivos; recoger vasos; limpiar cosas, algo que cualquier podría hacer”.
La jornada del miércoles fue igual, para un total de 42 euros y, la del jueves, fue de seis horas y media, desde las 8 de la noche y hasta las 2:30 de la madrugada.
“El código de vestimenta fue camiseta blanca, mochos (bermudas) negros y zapatos negros. El hotel quedaba en todo Gran vía, súper genial, con muchos colores y el trabajo era otro evento en el que debía estar pasando con bandejas”.
E, incluso, lo dejaron salir unos minutos para descansar, lo que no pasa seguido en los trabajos temporales, según dijo, que lo ayudaron a aprovechar de la mejor manera la semana; ya que “fueron seis horas y media, cada una pagada a unos 13 euros, porque en los hoteles siempre va a ser más cara la hora porque hay muchísimo más trabajo, así que tendrían que llegarme unos 70 euros, más 80 de las dos jornadas anteriores, serían 150 euros por tres días trabajados”.
Contrario a la experiencia de conseguir trabajo, para García ha sido toda una odisea encontrar un apartamento en la capital española:
Pueblos como Illescas, Borox y Esquivias, situados a unos 45 kilómetros de la capital española, se han convertido en la alternativa para quienes trabajan en Madrid pero no pueden costear el alto precio de los alquileres en el centro. Sin embargo, esta solución también conlleva sacrificios, como invertir hasta dos horas en transporte público o tener que adquirir un vehículo.
El caso del migrante colombiano Emmanuel García, quien documenta su experiencia en redes sociales, refleja los desafíos a los que se enfrentan muchos jóvenes en la ciudad. En su cuenta de TikTok, García compartió las dificultades que ha tenido en su búsqueda de vivienda. “Parce, yo estoy harto, nea, se los juro que estoy cansado de esta situación”, expresó, visiblemente frustrado. “En un año he pasado por cuatro lugares para dormir y, hace dos meses, tengo todas mis cosas en bolsos. No he podido tener un lugar para mí por un tiempo más prolongado”.
La precariedad habitacional y la constante mudanza no solo afectan el bolsillo de García, sino también su bienestar emocional. En sus videos, ha expresado la frustración que siente ante un mercado inmobiliario que él describe como casi imposible de navegar para jóvenes estudiantes y trabajadores sin un respaldo financiero sólido. “Es una mierd@#”$% buscar donde vivir en Madrid y, bueno, en cualquier ciudad gentrificada”, manifestó, resaltando el impacto de la gentrificación.
El titkoker tambipen lamentó las altas exigencias económicas dificulten aún más la vida de los jóvenes migrantes. Explica que ha buscado estudios con un costo máximo de 600 euros mensuales, pero se ha encontrado con requisitos difíciles de cumplir, como presentar una nómina de 2.000 euros. “Lo puedo entender, ¿pero de dónde quieren que una persona que estudia, trabaja y es joven se saque esa nómina?”, se preguntó.
A pesar de los obstáculos, García asegura que no se dará por vencido. No obstante, enfatiza que el estrés y el agotamiento de buscar un lugar estable han perjudicado su experiencia de migración en la capital española. “Qué cansancio, qué estrés. No significa que me vaya a rendir, pero que jartera”, comentó, visibilizando una problemática que afecta a muchos residentes de Madrid y otras ciudades con alta demanda habitacional.