En las operaciones para capturar a los líderes de grupos ilegales en Colombia, las fuerzas de seguridad han encontrado una variedad de amuletos de brujería que los delincuentes utilizan con la esperanza de protegerse de las autoridades.
Estos objetos, que incluyen lazos, medallas, muñecos y garras de animales, son parte de un intento por obtener protección sobrenatural, aunque no han evitado las detenciones o muertes de sus portadores.
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En el ámbito del crimen organizado, es común que los involucrados recurran a prácticas esotéricas y santería para buscar éxito en sus actividades ilegales y evitar la acción de la justicia. Según relatos de miembros de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, estos talismanes han sido encontrados en diversos lugares, desde casas y apartamentos hasta vehículos, siempre cerca de cargamentos de droga, armas y objetos personales.
Un ejemplo destacado es el caso de alias Jhon Naranjo, líder del frente 39 de las disidencias de las Farc, que fue hallado con un muñeco al que trataba como un confidente, ofreciéndole humo de tabaco como parte de un ritual para obtener su protección. Este tipo de prácticas no es aislado, ya que varios cabecillas de organizaciones ilegales han mostrado afición por la brujería, integrando estos elementos en su vida diaria con la esperanza de que les brinden una ventaja en sus actividades delictivas.
La presencia de estos objetos en las operaciones de captura subraya la creencia extendida entre los delincuentes de que las fuerzas sobrenaturales pueden influir en el resultado de sus enfrentamientos con la ley. Sin embargo, la efectividad de estos amuletos es cuestionable, dado que no han impedido que las autoridades logren sus objetivos de captura y desarticulación de estas estructuras ilegales.
Por ejemplo, Norvey Palacio Hernández, conocido como alias Mocho Vives, fue capturado en octubre de 2020 en Medellín, allí las autoridades descubrieron que utilizaba una figura de santería como parte de sus rituales de protección. Este líder de la banda La Terraza escondía una cabeza reducida de madera en un frutero, rodeada de sal, dulces, arroz y un velón, según informaron los investigadores. Este tipo de prácticas no es aislado entre los cabecillas de organizaciones criminales en Colombia, quienes recurren a la brujería para buscar protección y poder.
Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán, fue otro líder del Clan del Golfo que utilizó un amuleto peculiar para protegerse. Conocido por su crueldad, Gavilán mandó a amputar las garras de un gavilán, las hizo disecar y convertir en un collar que fue rezado por una bruja. Este talismán, que perdió mientras escapaba de una finca en la ciénaga de Tumaradó, fue parte de su arsenal de protección hasta que fue abatido por las autoridades el 31 de agosto de 2017.
En el caso de Juan Castro Estupiñán, alias Matamba, líder de la organización Cordillera Sur, también se evidenció el uso de la brujería. Matamba recurría a una bruja del Pacífico nariñense para obtener pócimas que le permitieran pasar desapercibido. Tras fugarse de la cárcel La Picota, contactó a esta bruja en Venezuela, lo que facilitó su localización y posterior abatimiento el 26 de mayo de 2023 en el Magdalena Medio.
Luis Orlando Padierna Peña, alias Inglaterra, tercer al mando del Clan del Golfo, también se protegía con rituales de brujería. Según testimonios de uniformados, Inglaterra había encargado un rezo especial que supuestamente lo hacía invisible a las balas. Sin embargo, este maleficio se rompió el 4 de julio de 2018, cuando las fuerzas militares lograron abatirlo.
Por su parte, Martín Farfán Díaz, alias Pijarvey, líder de los Libertadores del Vichada, confiaba en los consejos de una bruja chocoana. Ella le recomendó tatuarse un gato negro en el brazo izquierdo como talismán. Según uno de sus hombres de confianza, debía mirarlo fijamente durante tres minutos y luego cerrar los ojos para tener visiones que le traerían suerte.
Estos casos reflejan cómo algunos líderes criminales en Colombia han incorporado prácticas esotéricas en sus estrategias de protección y poder, buscando en la brujería una forma de asegurar su dominio y eludir a las autoridades.