Tener diferentes creencias religiosas sigue siendo un problema en Colombia, tanto así, que hasta el mismo presidente Gustavo Petro ha sido cuestionado por supuestamente ser ateo, pero reunirse con el papa Francisco en El Vaticano. Pero, algunos casos van más allá de críticas o burlas. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, hay personas que son víctimas de acciones violentas por profesar una determinada religión.
Según las cifras reportadas por la entidad, las conductas vulneratorias del derecho de libertad religiosa aumentaron un 31% entre enero y septiembre del 2024, pasando de 13 casos reportados en el mismo periodo de 2023, a 17 en la actualidad. Entre las situaciones que han sido documentadas hay denuncias relacionadas con discriminación hacia iglesias y confesiones religiosas y con amenazas de muerte.
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Justamente, las amenazas de muerte contra líderes y autoridades religiosas han ido aumentando con el paso de los meses. Para 2024 ya se habla de un incremento del 50%, con ocho casos que han sido reportados; en 2023 se registraron cuatro casos.
Las minorías y grupos vulnerables son las más afectadas en estos casos. Por eso, la Defensoría recordó que Colombia mantiene una separación entre iglesias y Estado, lo que implica que este último debe ser neutral en el asunto y que, además, se debe garantizar la igualdad de creencias y religiones, aunque en el territorio sean más lo que profesan la religión católica.
En consecuencia, la entidad solicitó al Gobierno nacional tomar medidas para atender adecuadamente a los líderes y lideresas religiosos, que también son víctimas de grupos armados al margen de la ley que no solo los amenazan, sino que también los hostigan y los obligan a desplazarse de sus territorios. “La actividad religiosa en el contexto de violencia que vive el país actualmente se ha convertido en una actividad de riesgo”, precisó la Defensoría en un comunicado.
Solicitó también que estas personas sean incluidas en el Programa de Prevención y Protección de los derechos a la vida, la libertad, la integridad y la seguridad de personas, grupos y comunidades, del cual fueron excluidos mediante un decreto del Ministerio del Interior en 2023.
En Colombia, desde 1991 se reglamentó la libertad de culto y se declaró un Estado laico. Sin embargo, las poblaciones indígenas se han visto seriamente afectadas por la discriminación que han sufrido por sus prácticas y creencias. Esto, desde que el “catolicismo europeo” llegó a Colombia en medio de la colonización.
“[El catolicismo quiso] oponerse a las creencias indígenas, al considerarlas paganas, al considerar que no eran correctas porque no representaban a Dios. En ese sentido, se mantiene aún ese cuestionamiento”, precisó en su momento el sociólogo de la Facultad de Psicología y Ciencias del comportamiento de la Universidad de La Sabana Carlos Monroy Barrero a Infobae Colombia.
La religión y los ataques en Colombia: casos cotidianos y de celebridades
Es así como en el país, a pesar de la libertad de cultos, no predomina el respeto por las personas que los profesan, tanto así, que hasta las celebridades han tenido que afrontar insultos y críticas por hablar públicamente de sus creencias religiosas. La actriz Jessica Cediel, por ejemplo, suele utilizar sus redes sociales para expresar su fe, siendo una mujer cristiana practicante, por lo que ha recibido todo tipo de ataques por parte de las personas que la siguen.
“Las iglesias son hospitales; llegamos todos enfermos del alma, del espíritu y del corazón (...) Que me sigan dando palo, no me importa”, señaló la reconocida actriz en sus redes sociales.
Por otro lado, se han presentado casos en los que ciudadanos han criticado a personas que no cumplen con lo establecido en sus religiones, ya sea por su forma de vestir o por su conducta. En octubre de 2024, por ejemplo, un joven que iba en un Sitp en Bogotá fue atacada verbalmente por una mujer porque llevaba puesta una falda y tener las uñas pintadas. La señora se valió de argumentos religiosos para increparlo por su aspecto físico: “Dios no se deja engañar”, dijo.
El joven respondió, defendiendo su elección de vestimenta: “Soy un hombre, tan hombre como cualquiera de acá. Todos los hombres también tenemos uñas, Todos los hombres podemos usar una falda... pues bueno, me voy al infierno feliz y que usted se vaya al cielo y que Dios la bendiga”.