Almas y tanatología: relatos paranormales de una experta en la conexión entre la vida y la muerte

Las experiencias paranormales han sido objeto de debate durante siglos. Estas vivencias, que parecen desafiar las leyes naturales, despiertan la curiosidad de muchos y, a menudo, generan una mezcla de escepticismo y fascinación.

Por tal motivo, en entrevista con Infobae Colombia, Jennifer Gómez, tanatóloga y disectora con una trayectoria que comenzó 2004, compartió sus experiencias personales y profesionales sobre la conexión entre el cuerpo y el alma después de la muerte, ofreciendo un enfoque único sobre los fenómenos que rodean a la muerte y el más allá.

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Graduada del Instituto Nacional de Medicina Legal y especializada en tanatoestética, Gómez ha trabajado de cerca con cadáveres durante dos décadas, por lo que a lo largo de este tiempo, no solo ha profundizado en los aspectos médicos y estéticos de su profesión, sino que ha desarrollado una conexión espiritual que, según ella, va más allá de lo tangible.

En la entrevista, Jennifer Gómez abordó varios temas relacionados con sus experiencias paranormales, su relación con las almas y su explicación de ciertos fenómenos que, a su juicio, tienen una raíz espiritual.

Desde niña, Jennifer Gómez sintió una conexión especial con el mundo de los muertos. A pesar de haber explorado la criminalística brevemente, se dio cuenta de que su verdadera vocación no estaba en la investigación forense, sino en el estudio del cuerpo físico y su relación con el alma: “Siempre me sentí protegida por algo o alguien”, comentó y señaló que esta sensación de protección no la asustaba, sino que la hacía sentir segura.

Creció en una familia profundamente católica, en la que su madre y su abuela inculcaron el respeto y la devoción a las almas, algo que terminó moldeando su perspectiva sobre la muerte.

Esta relación con las almas, según Gómez, es más que una simple creencia religiosa, pues reató que desde pequeña solicitaba la ayuda de las “almitas”, como ella las llama, en situaciones cotidianas, como en los exámenes escolares, siempre bajo el permiso de Dios.

Con el tiempo, esta cercanía espiritual se convirtió en parte fundamental de su vida y su trabajo, al punto de que para ella es natural sentir la presencia de las almas y recibir su protección.

Una de las experiencias más impactantes que Gómez vivió se registró cuando tenía alrededor de ocho años mientras caminaba con su padre por su barrio, se encontró con un amigo de él, quien la saludó, pero no hizo lo mismo con su padre, al preguntarle a su papá por qué no había saludado a su amigo, este le dijo que no había visto a nadie.

Minutos después, se toparon con una escena en la que la policía y varias personas rodeaban el cuerpo sin vida de aquel hombre. Para Jennifer, la explicación era clara: el espíritu del amigo de su padre se había despedido de ella antes de que ambos se enteraran de su muerte.

Este episodio no fue aislado, pues a lo largo de su vida, Gómez ha vivido numerosas experiencias similares, tanto en su infancia como en su vida adulta. Estos encuentros han reafirmado su creencia de que las almas no solo trascienden después de la muerte, sino que pueden interactuar con los vivos, especialmente con aquellos que están abiertos a percibir su presencia.

En sus primeros años como tanatóloga, Jennifer Gómez trabajó en una funeraria que tenía convenios con la Policía y el Ejército. En una ocasión, tras una catástrofe que dejó múltiples muertos, ella y sus compañeros se encontraban en plena labor cuando un sargento del ejército, a quien conocían, entró para hablarles de una moto que acababa de comprar.

Según Gómez, el sargento se fue tras compartir una charla breve, pero minutos después, recibieron la noticia de que él había fallecido en un accidente con esa misma moto en las afueras de Bogotá, exactamente en el mismo momento en que había estado conversando con ellos.

Tanto Jennifer como sus compañeros fueron testigos de este episodio, lo que marcó un antes y un después en su comprensión de la interacción entre el mundo espiritual y el físico.

Este tipo de encuentros no son poco comunes para Gómez, que también ha experimentado la presencia de almas en su propia casa, pues relata cómo las almas de personas en situación de calle, a quienes ayudó en vida, se le aparecen para agradecerle, sentándose a los pies de su cama, pero lejos de asustarse, Gómez ha aceptado estas visitas como algo normal en su vida, y aseguró que estas almas, a las que ha brindado ayuda, ahora protegen a su familia.

La tanatología, como disciplina, se ocupa de los aspectos científicos, psicológicos y espirituales de la muerte. Para Gómez, el cuerpo físico es solo una parte de la ecuación; el alma y el espíritu también juegan un rol crucial.

Durante la entrevista, explicó que, tras la muerte, el ser humano se divide en cuatro planos: físico, mental, espiritual y del alma. Mientras el cuerpo físico se descompone, el alma y el espíritu trascienden, pero no desaparecen, pues según Gómez, estas entidades pueden seguir interactuando con los vivos, especialmente a través de los sueños.

“Cuando ves a tus seres queridos en los sueños, eso es real”, aseguró, dado que explicó que el espíritu conserva su mente y su capacidad de comunicarse. Para ella, soñar con personas fallecidas no es una manifestación de otras entidades, sino un encuentro genuino con aquellos que han fallecido, quienes, aunque ya no están en el plano físico, pueden seguir presentes en la vida de sus seres queridos.

Uno de los aspectos más intrigantes de la conversación con Jennifer Gómez fue su afirmación de que, desde la perspectiva de la medicina forense, la brujería puede ser una causa de muerte. Aunque legalmente no se puede atribuir una muerte a la brujería, explicó que en ciertos casos, los síntomas y el deterioro inexplicable de una persona pueden estar relacionados con rituales de brujería.

En ese sentido, la tanatóloga relató que en su trabajo con Medicina Legal ha visto numerosos casos en los que las familias de las víctimas aseguran que sus seres queridos, antes sanos, comenzaron a enfermarse después de rupturas amorosas o conflictos con personas sospechosas de practicar la brujería.

Aunque en los expedientes médicos la causa de muerte siempre se registra con términos como “paro cardiorrespiratorio” o “broncoaspiración”, Gómez afirmó que hay una creencia generalizada entre los profesionales forenses de que la brujería puede ser letal.

En uno de sus casos en Villavicencio, Meta, una ciudad donde, según ella, la brujería y los rituales son comunes, tuvo que lidiar con la autopsia de una joven cuya familia insistía en que había sido víctima de un hechizo, aunque las pruebas forenses no pueden probar la existencia de la brujería, las circunstancias que rodearon el caso la hicieron reflexionar sobre el poder de las creencias y los rituales en la vida y muerte de las personas.

Jennifer Gómez ha encontrado en su trabajo como tanatóloga no solo una profesión, sino una forma de vida profundamente conectada con lo espiritual. Sus experiencias, tanto personales como profesionales, la han llevado a creer en la existencia de un vínculo entre el cuerpo físico y el alma que no se rompe con la muerte.

Para ella, las almas no solo trascienden, sino que también tienen la capacidad de proteger y guiar a los vivos, especialmente a aquellos con quienes mantienen una conexión especial.