La reforma al Sistema General de Participaciones (SGP), aprobada en sexto debate por el Senado, busca modificar la distribución de recursos entre los departamentos y municipios del país.
Este sistema es crucial para financiar servicios públicos esenciales como la educación, la salud y el saneamiento básico. La propuesta pretende garantizar una asignación más equitativa y sostenible de los recursos, respondiendo a las crecientes demandas de la población.
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El SGP es el mecanismo mediante el cual el Gobierno Nacional transfiere recursos a las entidades territoriales para atender servicios básicos. Estos recursos provienen de los Ingresos Corrientes de la Nación (ICN) y su distribución se basa en criterios como la población, las necesidades básicas insatisfechas y los niveles de pobreza de cada región.
Uno de los cambios más importantes de la reforma es la disminución del porcentaje del Presupuesto General de la Nación que se transferirá a las regiones, pasando del 46,5% en el proyecto original al 39,5%. Esta modificación se produjo tras una discusión interna en el gobierno, donde el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, se opuso a la primera cifra por considerarla financieramente insostenible.
Actualmente, las transferencias a los departamentos, distritos y municipios representan el 25,7 % del presupuesto presentado por el gobierno para 2025. La distribución de estos recursos se realiza según el número de habitantes de cada región, aunque el presidente Gustavo Petro ha señalado que la fórmula debería privilegiar a las regiones más pobres.
El Ministerio del Interior aseguró que la reforma está diseñada para tener un costo fiscal cero, argumentando que las regiones asumirán más responsabilidades de gasto mediante una ley que redefina las competencias de la Nación y los territorios. Esto implica que, aunque las regiones recibirán más recursos, también tendrán más obligaciones.
La discusión sobre la sostenibilidad fiscal del proyecto generó críticas y advertencias. La reforma se debate en un contexto de incertidumbre sobre su viabilidad financiera a largo plazo, lo que suscitó preocupaciones sobre el impacto que podría tener en el balance fiscal del país.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, advirtió que un aumento en las transferencias del Sistema General de Participaciones (SGP) podría llevar a un deterioro fiscal significativo en Colombia.
“Esto implica que, incluso eliminando por completo la inversión del Gobierno nacional, no sería posible financiar un aumento de esta magnitud”, dijo el directivo ante el Congreso de la República.
Según Mejía, este incremento implicaría $60 billones adicionales anuales, superando el presupuesto de inversión para 2025, que es de $44 billones. Esta situación podría elevar el déficit fiscal al 6,4 % del PIB en 2036, comparado con el 3,1 % en el escenario base actual.
Reforma del Sistema General de Participaciones en Colombia impulsará autonomía regional desde 2027
A partir de 2027, se prevé que comience un aumento gradual en el Sistema General de Participaciones en Colombia, un proceso que se extenderá durante un periodo de 12 años. Esta reforma busca modificar la distribución de recursos entre el gobierno central y las regiones, un tema que ha sido objeto de debate en el país.
El gobernador del Atlántico Eduardo Verano expresó su apoyo a esta iniciativa, destacando la necesidad de equilibrar las finanzas territoriales y asegurar que las funciones transferidas a las regiones vengan acompañadas de los recursos necesarios.
El Sistema General de Participaciones es un mecanismo clave en la distribución de recursos públicos en Colombia, y su reforma ha sido un tema recurrente en las discusiones sobre descentralización. Verano, conocido por su postura crítica hacia el centralismo, señaló que la actual distribución de recursos limita el trabajo de los mandatarios regionales. En sus declaraciones, el gobernador del Atlántico aplaudió la decisión del gobierno de presentar un acto legislativo que busca corregir estas desigualdades.
La propuesta de reforma generó expectativas en varias regiones del país, donde se espera que una distribución más equitativa de los recursos permita un desarrollo más equilibrado. La implementación gradual del aumento en el sistema de participaciones está diseñada para facilitar la adaptación de las regiones a los nuevos niveles de financiamiento, asegurando que los cambios se realicen de manera ordenada y sostenible.
El debate sobre el SGP refleja una preocupación más amplia sobre la relación entre el gobierno central y las regiones en Colombia. La reforma propuesta es vista como un paso hacia una mayor autonomía regional, un tema que ha sido central en las discusiones políticas del país durante años. La expectativa es que, con el tiempo, las regiones puedan asumir un papel más activo en su propio desarrollo, respaldadas por un sistema de financiamiento más justo y equitativo.