En la mañana del 30 de octubre de 2024 se conoció que el reconocido entrenador y exfutbolista Pedro Sarmiento, que llevaba varios meses luchando contra una grave enfermedad, había fallecido. Sin embargo, aunque la hija del exdeportista envió mensajes en sus redes sociales para despedirse de su papá, voceros del Hospital Pablo Tobón Uribe en Medellín le confirmaron a Infobae Colombia que la exfigura de la selección Colombia permanece hospitalizado.
Pendientes de cómo avanza su situación, muchos allegados recordaron las anécdotas de quien fue un importante jugador de distintos equipos del Fútbol Profesional Colombiano en la época de los 70 y 80.
Una de las historias más relevantes que ahora recuerdan los allegados de Sarmiento es la vez que fue amenazado de muerte por el narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria.
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Su salida de Atlético Nacional y la posibilidad de un carrobomba
Los hechos ocurrieron en la década de los años 80, cuando Pedro Sarmiento y Hernán Darío Herrera, dos destacados futbolistas de Atlético Nacional, salieron del equipo paisa para jugar en el América de Cali.
Su salida de Atlético Nacional y la posibilidad de un carro bomba, pues su salida del verdiblanco no fue un simple azar del destino, más bien, estuvo motivada por el dinero y la violencia que vivía el país en esa época en la que dos importantes carteles del narcotráfico (el de Cali y el de Medellín) mantenían una disputa que salpicaba distintos escenarios, como el futbolístico.
Según un relato recogido por Fernando Rodríguez, hijo de Gilberto Rodríguez Orejuela del Cartel de Cali, ambos jugadores fueron amenazados por Pablo Escobar después de aceptar una oferta para jugar en el América de Cali, equipo rival del Atlético Nacional, donde habían sido figuras prominentes y que, además, pertenecía a los enemigos de Escobar.
Durante unas vacaciones, Escobar los convocó para expresar su descontento y, según el libro El hijo del ajedrecista, les perdonó la vida con la condición de que actuaran como informantes en Cali.
En unas vacaciones de los jugadores, Pablo los mandó a recoger, los sentó en un escritorio y les hizo saber que estaba muy enojado con ellos por lo que habían hecho. “Hoy les perdono la vida”, les dijo, pero les indicó que debían regresar a Cali como sus informantes, relató Fernando Rodríguez en el libro.
Aunque aceptaron inicialmente la propuesta de Escobar para asegurar su libertad, Sarmiento y Herrera buscaron protección con los hermanos Rodríguez Orejuela al llegar a Cali.
Sin embargo, esta decisión tuvo consecuencias trágicas. Escobar, al enterarse de la traición, reaccionó violentamente, resultando en la muerte de varios miembros de las familias de los jugadores, incluidos sus suegros.
La tragedia salpicó a los dos jugadores que además de ser compañeros de trabajo, se habían casado con las hermanas López: Gloria Amparo y Maribel.
“Pablo Escobar se alcanzó a dar cuenta y en una sangrienta reacción alcanzó a matar a los suegros de los jugadores y a algunos otros miembros de sus familias; les mató siete u ocho personas“, contó Rodríguez en el libro.
Luego de eso, de acuerdo con los relatos de la época y la versión del fallecido “Popeye”, quien era hombre de confianza de Pablo Escobar, el narcotraficante contempló poner un carrobomba para acabar con la vida de algunos futbolistas del América de Cali, incluyendo a Pedro Sarmiento.
“A los otros jugadores de América de Cali se contempló colocarles un carro bomba, ya que el Cártel de Cali le colocó un carro bomba a la familia de Pablo“, comentó ”Popeye" en una entrevista con un diario peruano.
“Pablo Emilio Escobar Gaviria tenía en cuenta a todos los jugadores de América de Cali, estábamos en guerra. Incluso secuestró a jugadores de Cali para que entregaran a los Rodríguez, y como no cooperaron mataron a la familia de Pedro Enrique Sarmiento, quien actualmente es un técnico exitoso, pero no cooperó“, añadió.
La situación de peligro persistió hasta la muerte de Escobar en 1993, momento en el cual Sarmiento y Herrera pudieron regresar a Medellín. Este regreso marcó el inicio de una nueva etapa en sus vidas, alejados de las amenazas que habían enfrentado durante años.
La historia de estos dos futbolistas es un reflejo de cómo el narcotráfico influyó en diversos aspectos de la vida en Colombia, incluyendo el deporte. La relación entre el fútbol y el narcotráfico en el país sudamericano ha sido objeto de numerosos relatos y análisis, destacando cómo figuras públicas se vieron envueltas en situaciones de riesgo debido a las rivalidades entre los carteles.