Tras ser incorporada al acto del comediante chileno Diego Urrutia como miembro activo del público, una migrante colombiana terminó robándose el show al compartir su primer choque cultural en Chile.
La diferencia de significado de la que en Colombia es una palabra inofensiva hizo estallar en risa al público chileno, que entendió la confusión de la colombiana cuando pasó un momento incómodo frente a sus nuevas amigas.
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Bastó con que iniciara su historia con el término “maraca” para que Urrutia y los asistentes a su acto se hicieran a una idea de lo que había pasado, pero, aun así, le pidió a la colombiana que explicara lo sucedido:
Migrante colombiana: ¿Lo puede decir, cierto?
Comediante chileno: Sí, dale.
Migrante colombiana: Maraca.
Comediante chileno: (Risas en el público) No me esperaba ese garabato.
Migrante colombiana: Fuimos a una iglesia y había un lugar muy... como muy llamativo.
Comediante chileno: (Risas) ¿Onda con unas luces fuera?
Migrante colombiana: Exacto y pensé ¡Qué bonito! ¿Qué será? Y me respondieron que eran una casa de maracas. En Colombia la maraca es un instrumento musical, entonces pensé que se trataba de una casa cultural y les dije que quería aprender.
Pero durante su tiempo en Chile no fue la única confusión que le jugó una mala pasada. Otra expresión que se usa sin un doble sentido en su país la llevó a “meter la pata”, con todo y que conquistó al público chileno.
Comediante chileno: (Risas) está buena la rutina de la colombiana.
Migrante colombiana: Nosotros en Colombia cuando vamos a pedir un favor, decimos ¿Me hace el favor? Y acá...
Comediante chileno: (Risas) ¿Imagínate decir eso afuera de la casa cultural?
Migrante colombiana: Acá tienen una mentalidad diferente, se van por otro camino.
Comediante chileno: Somos más sucios, pero usted se anda diciendo... oiga ¿me hace el favor?, ¡Quiero ser maraca¡
Relación de colombiana con mexicano habría estado en apuros por las diferencias de significado con algunos términos:
La convivencia entre hablantes de una misma lengua puede generar confusiones y malentendidos, al tratarse de las distintas variantes que se hablan dependiendo del país. Así lo han compartido los creadores de contenido Mariana Pinilla y Stefano Tomati, quienes, a través de sus redes, han relatado los retos idiomáticos que enfrentan debido a su relación colombo-mexicana.
Mariana recuerda su desconcierto la primera vez que Stefano utilizó la palabra “aguas” para advertirle que tuviera cuidado, expresión que en Colombia no tiene el mismo uso. También mencionan términos exclusivamente mexicanos, como “guajolotazo”, sinónimo de golpe, o “sape”, ambos completamente ajenos al vocabulario colombiano. Además, palabras como “aplicar” han generado confusión; en Colombia, significa “aspirar a” o “inscribirse en”, mientras que en México se entiende como “ajuiciarse”.
En México, Mariana se ha topado con palabras que aún hoy le resultan difíciles de entender, tales como “chingados”, “chaqueta”, “puna” o incluso el término para referirse al tomate, que en el país azteca se llama “jitomate”.
El desconcierto no es exclusivo de Mariana, pues Stefano también ha tenido que adaptarse a expresiones colombianas. Palabras como “jueputa” y “marica”, que en Colombia suelen usarse como exclamaciones en lugar de insultos, le resultaron extrañas. En cuanto a términos coloquiales, “juicio” le sorprendió por su significado en Colombia, donde se refiere a una persona aplicada u obediente, a diferencia de México, donde se usa solo en contextos legales.
Otro caso es “chuzar”, utilizada en Colombia para referirse a pinchar o herir con un objeto, algo que en México sería “picar”. Finalmente, Stefano se ha encontrado con “mamera”, palabra que expresa pereza o cansancio en situaciones informales, la cual, aunque ya le resulta familiar, sigue siendo un reto en su proceso de adaptación.