La sombría admiración del ‘Monstruo de los Cañaduzales’ por Garavito: un caso de imitación entre asesinos seriales

La muerte de Manuel Octavio Bermúdez se registró el 17 de octubre de 2024, durante un atentado contra varios vehículos del Inpec

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Bermúdez ocultaba su verdadera intención tras la máscara de vendedor ambulante - crédito Johan Largo/Infobae
Bermúdez ocultaba su verdadera intención tras la máscara de vendedor ambulante - crédito Johan Largo/Infobae

La muerte de Manuel Octavio Bermúdez, conocido como el “Monstruo de los Cañaduzales”, desató una serie de reflexiones sobre la realidad perturbadora de los asesinos seriales en Colombia, quienes, además de causar un impacto profundo en las víctimas y sus familias, también dejan huellas en los imaginarios colectivos.

Lo que se sabe de Bermúdez va más allá de sus crímenes: su fanatismo por Luis Alfredo Garavito, su modus operandi similar y su deseo de superar a su ídolo en cantidad de víctimas muestran un caso de imitación peligrosa, pues tal obsesión lo llevó a replicar no solo los métodos, sino también a adoptar las actitudes de Garavito.

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Bermúdez tenía una extraña admiración por Garavito, otro asesino en serie que cometió crímenes atroces contra niños, causando horror en todo el país, por lo que el periodista Rafael Poveda en su pódcast Más allá del Silencio, junto al psicólogo forense Belisario Valbuena y a la psicóloga Mariluz Mayorga, expuso cómo el Monstruo de los Cañaduzales deseaba emular y hasta superar la cantidad de víctimas de Garavito.

El término "copycat" enfatiza la peligrosa influencia de ídolos criminales en asesinos imitadores como Bermúdez - crédito Más Allá del Silencio Podcast/YouTube
El término "copycat" enfatiza la peligrosa influencia de ídolos criminales en asesinos imitadores como Bermúdez - crédito Más Allá del Silencio Podcast/YouTube

El perfil del Monstruo de los Cañaduzales

Belisario Valbuena señaló que Bermúdez replicaba las tácticas de Garavito, aunque carecía de su astucia, pues ambos se dirigían a los sectores más vulnerables con el fin de llegar a niños de bajos recursos con tácticas que les facilitaban acercarse sin levantar sospechas.

Bermúdez, cuya fachada era como vendedor de paletas, tenía siempre cerca a posibles víctimas, dado que su modus operandi consistía en atraer a los menores prometiéndoles un pago por ayudarle a recoger flores de cañaduzal, una técnica sencilla pero letal para lograr el control de sus víctimas.

A diferencia de Garavito, conocido por su inteligencia para manipular a sus víctimas y las autoridades, Bermúdez fue descrito como un hombre de baja estatura, sucio, con un lenguaje vulgar y limitado y una actitud violenta e impulsiva.

Bermúdez convencía a niños de bajos recursos para trabajar recogiendo flores y empleando tácticas letales de manipulación - crédito red social X
Bermúdez convencía a niños de bajos recursos para trabajar recogiendo flores y empleando tácticas letales de manipulación - crédito red social X

A nivel psicológico, según Valbuena, el “Monstruo de los Cañaduzales” representaba una versión más primaria y tosca de un asesino serial cuya brutalidad fue menos meticulosa pero igualmente devastadora.

El fenómeno del “copycat”

En criminología, un copycat o imitador es alguien que replica el modus operandi de otro asesino. En ese sentido, la figura de Bermúdez encaja en este perfil al haber tomado a Garavito como modelo, dado que este tipo de asesino tiende a realizar sus crímenes siguiendo patrones muy parecidos a los de su ídolo, aunque invariablemente emergen diferencias en la “firma” o detalles únicos que los distinguen.

Mientras que Garavito empleaba cuchillas y sometía a sus víctimas a mutilaciones previas, Bermúdez utilizaba cordones y cuerdas para inmovilizarlas. Esta diferencia, aunque pequeña, permitió a los investigadores notar que estaban ante un nuevo asesino.

Manuel Octavio Bermúdez idolatraba el modus operandi de Garavito - crédito Colprensa
Manuel Octavio Bermúdez idolatraba el modus operandi de Garavito - crédito Colprensa

La psicóloga Mariluz Mayorga, que tuvo la oportunidad de entrevistar al Monstruo de los Cañaduzales en más de 30 ocasiones, destacó la naturalidad con la que Bermúdez hablaba de sus crímenes, casi con un sentimiento de orgullo.

Esta falta de remordimiento es común en perfiles psicopáticos en los cuales, se observa una distorsión moral y falta de empatía extrema, pues en sus declaraciones, Bermúdez parecía justificar sus actos, minimizando el impacto de sus acciones y tratando de justificar su libertad futura como si su idolatría hacia Garavito disminuyera sus propios crímenes.

<b>Implicaciones sociales de estos casos en Colombia</b>

El caso de Manuel Octavio Bermúdez, junto con otros asesinos seriales colombianos, permite plantear interrogantes sobre la violencia y el contexto social que da origen a estos perfiles.

Al respecto, el psicólogo Valbuena señaló que la desestructuración familiar y los entornos de violencia en los que crecen algunos individuos podrían ser caldo de cultivo para que, en etapas adultas, desarrollen conductas de crueldad extrema.

Sin embargo, aclaró que estos factores no justifican los actos criminales, sino que ayudan a entender ciertos patrones que se repiten en estos criminales.

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