El pasado 22 de octubre de 2024, el Congreso de Colombia inició el último debate sobre la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP), una iniciativa que busca modificar profundamente la forma en que se distribuyen los recursos del Estado hacia los municipios, departamentos y distritos.
Este acto legislativo tiene como objetivo fortalecer la autonomía territorial y garantizar una asignación más equitativa de los recursos, particularmente en las regiones más golpeadas por la pobreza.
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El senador Ariel Ávila, coordinador ponente del proyecto, fue contundente al afirmar que “el Estado colombiano está diseñado para joder al territorio más jodido”. Con estas palabras, Ávila subrayó la necesidad de transformar un sistema que, según él, perpetúa la inequidad y margina a regiones como La Guajira, Chocó, Magdalena, y otras, donde más del 50% de la población vive en condiciones de pobreza.
Inequidad regional y desigualdad en el desarrollo
La discusión comenzó bajo la presidencia de Efraín Cepeda, quien cedió la palabra a Ávila para exponer los fundamentos del proyecto. Ávila enfatizó que “más de la mitad de los departamentos están por encima del umbral de pobreza”, lo que indica que la desigualdad entre regiones es alarmante. Según él, se han dejado de transferir centenares de billones de pesos a los entes territoriales, lo que agrava aún más la situación de las regiones más vulnerables.
La propuesta plantea aumentar el porcentaje de los ingresos corrientes que se destinan al SGP del 23.8% al 46.5% en un periodo de diez años.
Esta reforma, que busca revertir el centralismo en la distribución de recursos, es vista por muchos senadores como una medida urgente y necesaria.
“Es el proyecto más importante que se va a debatir en estos cuatro años”, señaló el senador Guido Echeverry, resaltando que el modelo actual no ha funcionado para asegurar un desarrollo equitativo en el país.
Críticas y apoyos a la iniciativa
Sin embargo, la reforma no está exenta de críticas. La senadora Liliana Benavides advirtió que la forma en que se asignan los recursos está llena de inconvenientes y es el resultado de un Estado centralista que no ha logrado responder a las necesidades de los territorios.
Por su parte, el senador Humberto De la Calle enfatizó la importancia de garantizar que las transferencias se manejen de manera responsable, dado que “sabemos que hay quinientos municipios con presencia de grupos ilegales”.
A pesar de las preocupaciones, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, respaldó la reforma, afirmando que es el inicio de un proceso hacia la autonomía territorial. Cristo insistió en que el cambio va más allá de la simple asignación de recursos y aboga por un rediseño del estado centralista que ha prevalecido desde 1886.
Desafíos económicos y fiscales
A medida que el debate avanza, se han planteado serias preocupaciones sobre la viabilidad fiscal de la reforma. Expertos han alertado que el aumento en las transferencias del SGP podría comprometer la sostenibilidad fiscal del país. Según el presidente del centro de estudios Anif, José Ignacio López, una transición de diez años hacia niveles de transferencias tan altos sería inviable y podría generar una presión de 395 billones de pesos en gastos.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, añadió que la reforma podría llevar la deuda del Gobierno a niveles alarmantes, superando el límite del 71% del PIB impuesto por la regla fiscal. Este incremento en el déficit fiscal podría afectar no solo el crecimiento económico, sino también la inversión en infraestructura y la generación de empleo.
El proyecto ha sido objeto de división en el gabinete del presidente Gustavo Petro, con algunos ministros expresando preocupaciones sobre los riesgos fiscales. Aunque el apoyo de Petro a la reforma ha sido claro, siempre que se incluyan medidas que aseguren una correcta asignación de competencias entre el gobierno nacional y las entidades territoriales.
A medida que la reforma al SGP se discute en el Congreso, su futuro es incierto. La presión sobre los legisladores para equilibrar las necesidades de autonomía territorial con la responsabilidad fiscal es palpable.
El presidente del Senado, Efraín Cepeda, ha convocado a una nueva sesión para continuar el debate y votación, subrayando la relevancia de esta iniciativa en el contexto actual del país.
En conclusión, la reforma al Sistema General de Participaciones representa una oportunidad crucial para abordar las profundas desigualdades que enfrenta Colombia. Aunque la discusión en torno a su viabilidad y las implicaciones fiscales será determinante para su eventual implementación y el futuro desarrollo de las regiones del país.