Entrada la temporada de Halloween, las decoraciones con calabazas vuelven a ser tendencia en los Estados Unidos, como parte del legado que los celtas dejaron tras migrar desde Escocia, Gales, Irlanda y el norte de Francia hacia el nuevo continente.

Según historiadores contactados por la BBC, en sus países celebraban el festival de Samhain o señor de la muerte, como muestra de que el verano estaba llegando a su fin. Y es que, los celtas asociaban los días más fríos y oscuros con el fin de la vida.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.

Sin embargo, con el tiempo, cuando el cristianismo se convirtió en la religión dominante y el festival pasó a conocerse como la víspera de todos los santos o All Hallows Eve (que comprimido forma Halloween) encontraron la manera de protegerse, inspirados en la historia de Jack o’ Lantern.

Tras un pacto con el diablo que lejos de ayudarlo, término hundiéndolo, Jack fue condenado a vagar por la noche eterna, iluminando su camino con un nabo tallado que en su interior tenía una pieza de carbón encendida. Una representación que decidieron imitar y al llegar a Norteamérica replicaron con las calabazas, que no solo estaban de temporada, sino también resultaban mucho más fáciles de moldear.

Una tradición que se mantiene hasta nuestros días y muchos conocen gracias a las películas o iconos del Halloween. Motivo por el que el creador de contenido y migrante colombiano en los Estados Unidos Juan Giraldo, no dudó en aceptar cuando lo invitaron a conocer un mercado o granja de calabazas entrado octubre.

Emocionado, les explicó a sus seguidores que suelen dividirlo en secciones, dependiendo del tipo de calabaza que los clientes busquen: deformes, grandes, de concurso, extrañas, pequeñas y por colores.

Atendiendo el llamado de su niño interior, él se inclinó por una naranja, aunque, en el mismo mercado vendían de color verde, blanco, amarillo e, incluso, rosado.

El total fue de 35 dólares o 151.585 pesos colombianos al cambio de octubre del 2024, por dos calabazas que, junto a su equipo de producción, Juan decidió comprar para luego intervenir.

“Yo pensaba que eso solamente se veía en las películas, pero, realmente, existe. El lugar es hermoso, tiene muchos árboles y la zona es preciosa”, comentó de manera eufórica, al cumplir otro de sus sueños, mientras persigue el cada vez más desdibujado sueño americano.

Halloween tiene raíces profundas y antiguas, en particular en la festividad celta Samhain, que se celebraba al final de la cosecha y el inicio del invierno hace más de dos mil años en las regiones hoy conocidas como Irlanda, Reino Unido y el norte de Francia. Los celtas creían que el 31 de octubre, el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos se volvía tenue, permitiendo que los espíritus pudieran cruzar. Esto generaba prácticas como rituales alrededor de hogueras, ofrendas para los espíritus y el uso de disfraces elaborados con pieles de animales, para que los malos espíritus no los reconocieran.

Con la expansión del cristianismo, estas tradiciones paganas fueron asimiladas. La Iglesia Católica estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos (All Hallows’ Day), y la noche anterior pasó a llamarse All Hallows’ Eve, lo que dio origen al nombre de Halloween. Algunas prácticas de Samhain, como las hogueras y los disfraces, se mantuvieron, aunque adaptadas a las nuevas creencias, donde el objetivo era rezar por las almas y honrar a los santos, en lugar de protegerse de los espíritus.

En Colombia, Halloween comenzó a ganar popularidad en las décadas de los años 70 y 80, principalmente por la influencia de la cultura estadounidense, según explica Esteban Cruz, historiador e investigador de misterio, en una entrevista con Señal Colombia. La exposición a películas, programas de televisión y otros contenidos culturales provenientes de Estados Unidos impulsó esta celebración en el país. Cruz sostiene que “lo que tenemos es una especie de eco cultural” que se transmite a través del consumo de juguetes y medios de entretenimiento, generando una versión “tropical” y local de Halloween en Colombia.

Actualmente, Halloween se celebra en muchas ciudades colombianas, donde niños se disfrazan y piden dulces, los adultos organizan fiestas de disfraces, y los comercios se decoran con motivos de terror. Aunque la festividad no está vinculada a las tradiciones nacionales, se ha integrado en la cultura moderna. Para Cruz, esta festividad se ha convertido en un “carnaval más” que en Colombia se desvincula de su conexión con los muertos, ya que la tradición local se asocia más al Día de las Almas y de Todos los Santos el 2 de noviembre, una fecha en la que es costumbre asistir a misa para conmemorar a los difuntos.