Faltando a su juramento y poniendo en riesgo la vida de un paciente en estado de indefensión, dos paramédicos habrían abandonado a un hombre a mitad de la calle, la noche del jueves 24 de octubre, en el barrio Ciudad Kennedy Norte, en el occidente de Bogotá.
Así lo denunciaron vecinos del sector que, al asomarse por la ventana, habrían visto el momento exacto en el que bajaron de la ambulancia a un hombre, al que describieron como golpeado y desorientado:
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“A media noche del pasado 24OCT tripulantes de ambulancia adscrita a la empresa Priority Help SAS, con placa DCO485, abandonan a una persona en mal estado de salud, golpeado y desorientado en un andén del b/Ciudad Kennedy Norte”, se lee en el reporte realizado a través del canal de denuncias ciudadanas Colombia Oscura.
Priority Help SAS sigue sin pronunciarse a través de sus canales de comunicación, con todo y que, usuarios en redes sociales se mostraron en desacuerdo con lo que se habría convertido en una estrategia de la denominada guerra del Soat:
“De no creer”, “¿Qué está sucediendo? las ambulancias se volvieron una mafia que, en vez de ayudar, son un problema”, “Ya va siendo hora de poner en regla a algunas de las empresas del gremio, que se la pasan haciendo lo que no deberían”, “Se dieron cuenta que no teníaSoat, increíble”, “Los recogen, los roban y luego los botan... esas son nuestras pequeñas mafias de las ambulancias”.
No darle el paso a una ambulancia en Bogotá podría resultar costoso: esto dice el Código Nacional de Tránsito
Negarse a ceder el paso a una ambulancia en Bogotá no solo representa una infracción de la normativa colombiana de tránsito, sino que podría costar a los infractores una multa considerable, calculada en 30 salarios mínimos legales diarios vigentes (SMLDV), lo cual equivale a $1.299.990 pesos colombianos en 2024, según datos de Salario Mínimo Colombia.
De acuerdo con el Código Nacional de Tránsito (ley 769 del 2002), todo conductor tiene la obligación de ceder el paso a vehículos de emergencia—como ambulancias, camiones de bomberos y vehículos de socorro—deteniéndose a la derecha de la calzada cuando estos vehículos anuncien su presencia con sirenas, luces o señales audibles. En vías de tres carriles, el reglamento exige despejar al menos el carril central, mientras que en calzadas con más de tres, el paso se debe permitir en el siguiente al del carril más rápido, conforme a la señalización establecida.
En la práctica, los conductores pueden enfrentarse a situaciones en las que no es posible detenerse sin obstaculizar el tránsito. En estos casos, según explica el blog Osadía Jurídica, los conductores podrían pasar un semáforo en rojo o amarillo para facilitar el paso a las autoridades o vehículos de emergencia, ya que la normativa busca precisamente garantizar la rápida circulación de estos automotores. “Mal podría un agente de tránsito imponer una sanción en estas circunstancias, dado que el conductor actúa en cumplimiento de un mandato legal”, indica el portal, sugiriendo que esta situación constituye una causal de exoneración de multas o comparendos, incluidas las fotomultas o sanciones electrónicas.
De otro lado, hay ambulancias que se pelean los pacientes:
Un paciente que requería de atención médica urgente tras un accidente automovilístico a mediados de agosto se convirtió en víctima de la llamada “guerra del Soat”, en Bogotá: una competencia entre paramédicos que buscan aprovechar los beneficios económicos derivados de los servicios a víctimas de accidentes de tránsito cubiertos por el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat).
Y es que el sistema de ambulancias en la capital colombiana ha presentado graves irregularidades. Entre las prácticas denunciadas se incluyen conflictos y estrategias inusuales como el uso de maniquíes para simular accidentes, la interrupción de frecuencias de radio con el fin de obtener información antes que los competidores, y la colocación de dispositivos ortopédicos a los pacientes para “marcarlos” y evitar que otra ambulancia los atienda.
En un video captado por un vecino del lugar, se observa cómo dos ambulancias llegaron simultáneamente al sitio del accidente. La situación rápidamente escaló en una disputa verbal entre los paramédicos, que culminó en una pelea física, mientras el paciente esperaba asistencia médica.
Lejos de representar un alivio para los ciudadanos, la llegada de múltiples ambulancias a un mismo accidente ha derivado en un riesgo adicional, pues las confrontaciones y prácticas competitivas entre los servicios de emergencia suponen una amenaza para la vida de los afectados.