El miércoles 23 de octubre de 2024, durante la Conferencia de las Partes (COP16) en Cali, la senadora del partido Centro Democrático Paloma Valencia ofreció un discurso centrado en los desafíos que enfrentan los países en vías de desarrollo en relación con la transición energética y la conservación ambiental.
Valencia enfatizó la necesidad de un enfoque equilibrado que permita, tanto el desarrollo económico, como la preservación de los ecosistemas, pues destacó la importancia de los hidrocarburos en este proceso.
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En su intervención, la senadora comenzó con una crítica al globalismo y a lo que describió como una ideología que busca imponer modelos colectivistas: “Somos muchos quienes no compartimos el globalismo y la solapada ideología socialista que pretende meterse en nuestra casa, en nuestras camas, pretende meterse en nuestras neveras y con nuestros hijos con modelos colectivistas”.
A pesar de su oposición a ciertas corrientes ideológicas, Valencia aseguró que el cuidado del medio ambiente no debería ser una cuestión exclusiva de sectores políticos de izquierda: “El ambiente no puede, ni debe, ser un patrimonio de la izquierda, porque amar al mundo y a los seres vivos no es un privilegio de pocos, es un derecho, es un deber de todos los ciudadanos del planeta quienes defendemos las libertades y el desarrollo capitalista sobre los mercados libres”.
En su análisis, la congresista resaltó los beneficios que el capitalismo y el libre mercado han dejado a la humanidad, pero también reconoció que persisten retos importantes, al respecto, destacó la necesidad de abordar la cuestión ambiental sin descuidar el desarrollo económico, especialmente en regiones empobrecidas: “La pregunta sobre el medio ambiente tiene que asumirse sin renunciar a la necesidad de sacar de la pobreza a los seres humanos”.
Uno de los puntos centrales de su discurso fue la desigualdad global, particularmente en lo que respecta al acceso a recursos básicos como alimentos, dado que “hay más de 733 millones de personas con hambre que representan un poco más del 9% de la población mundial, la gran mayoría, por supuesto, está en los países en vía de desarrollo”.
En ese sentido, la senadora aseguró que las políticas de conservación impulsadas por las naciones desarrolladas no deberían frenar el progreso de las economías emergentes: “El esfuerzo de las naciones desarrolladas para cuidar la biodiversidad no puede limitarse a prevenir y a limitar el desarrollo de los países en vías de desarrollo”, advirtió.
La senadora señaló que el desarrollo económico es una exigencia impostergable para millones de personas que viven en la pobreza, tanto en Colombia como en otros países, por lo que hizo énfasis en que dichos cambios deben transitar hacia energías sostenibles y preservar los territorios.
Explotación de hidrocarburos
Uno de los temas más polémicos en la intervención de Paloma Valencia estuvo relacionado con su defensa de la extracción de hidrocarburos en los países en vía de desarrollo, pues argumentó que los hidrocarburos seguirán siendo necesarios para la producción de materiales esenciales como el plástico, el concreto y el acero “y el mundo no puede olvidar eso”, por lo que hizo un llamado a los países desarrollados a renunciar a la explotación de estos recursos para permitir que los países en desarrollo sean quienes los extraigan y financien su propio desarrollo.
“Las naciones desarrolladas debieran renunciar a la explotación de los hidrocarburos y permitir que seamos las naciones en desarrollo las que saquemos todos los hidrocarburos que el mundo utilizará en los próximos años”.
Finalmente, la senadora subrayó que el cambio climático afectará a todos, pero que no todos los países han contribuido igualmente al problema: “Todos vamos a pagar la factura tan alta de los efectos del calentamiento global”, y agregó que lo justo sería que los países desarrollados permitieran a los países más pobres utilizar los recursos provenientes de los hidrocarburos para financiar tanto su desarrollo como la conservación de ecosistemas estratégicos como, por ejemplo, la Amazonia.
“Nuestra Amazonia podría salvarse con las regalías de los hidrocarburos bien utilizadas con las comunidades indígenas, afros, para que podamos tener familias guardabosques”, concluyó, proponiendo que estas comunidades jueguen un papel central en la protección ambiental financiada con recursos provenientes de la explotación de hidrocarburos.