El padre Francisco de Roux, expresidente de la Comisión de la Verdad, defendió su actuación en los casos de abuso sexual cometidos por el padre Darío Chavarriaga en contra de Luis Fernando Llano y sus hermanas en el colegio San Bartolomé en 1976, que han presentado una denuncia penal en su contra, señalándolo de encubrimiento.
En ese sentido, el líder jesuita dijo que no remitió la acusación a la Fiscalía General de la Nación, pero actuó conforme a los estatutos canónicos y en un término menor a un mes retiró al padre Chavarriaga de su cargo en la Universidad Javeriana, donde ejercía como decano del medio de la facultad de Odontología.
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Según de Roux, el 24 de mayo de 2014 como jefe provincial jesuita recibió a Luis Fernando Llano en su oficina y el 15 de junio Chavarriaga, que aceptó haber cometido los abusos sexuales contra las víctimas, fue retirado del puesto como directivo.
“Hoy puedo decirlo sin pecar de desagradecido, fui víctima por medio de un disimulado chantaje: la ayuda económica (…) Lo que nos ocurrió es algo muy grave que no debe quedar impune”, se lee en la carta que envió Llano a De Roux, cuando decidió romper silencio.
La decisión que tomó el padre de Roux fue relegar a Chavarriaga a la enfermería donde estaban los jesuitas terminales y suspendió la posibilidad de ofrecer misas, pero seis meses después, al padre Chavarriaga le diagnosticaron cáncer y murió.
El caso tomó relevancia cuando Llano y su hermana, Ana Rosa Cristina, se manifestaron en un foro organizado por la Universidad Javeriana de Bogotá, de propiedad de la Compañía de Jesús, el pasado viernes 18 de octubre de 2024. En el auditorio, Llano tomó la palabra, quejándose: “Han pasado casi 50 años de los hechos y 10 años de la denuncia al padre De Roux (...) y no ha pasado nada”, muestran los videos del momento, que compartió W Radio.
Llano presentó previamente la denuncia formal ante la Fiscalía. En el documento, radicado el pasado 30 de septiembre, sostuvo que el padre Chavarriaga le ofreció una beca en el Colegio San Bartolomé en reconocimiento a su desempeño académico y por las dificultades económicas de su familia.
“Nos alegraba la compañía y el cariño del padre Darío (...) Lo rodeábamos con sincero afecto y éramos felices de que nos contara historias”, contó Luis Fernando en el blog del periodista Miguel Ángel Estupiñán, coautor de El archivo secreto.
Para el padre Francisco de Roux, su actuación en el caso fue adecuada, insistiendo que si no envió el proceso a la Fiscalía fue porque siguió las recomendaciones de un abogado que le indicó que el crimen había prescrito y porque en reunión con las víctimas, estas le indicaron que no era de su interés, puesto que no querían afectar a la comunidad jesuita.
“Me dijeron que ellos no lo harían (traslado a la justicia ordinaria) por aprecio con la compañía de Jesús, advirtiendo que su hermana, que estaba en México, sí quería pago de dinero en la justicia civil. (...) Ellos estaban tranquilos, por supuesto las puertas quedaban abiertas”, indicó el padre de Roux.
A juicio del padre de Roux, él hizo lo correcto con base en las herramientas que tenía a la mano y aseguró que repetiría su actuación, pero a diferencia de 2014, de manera directa y sin dudarlo remitiría el caso directamente a la Fiscalía.
“Hoy cuando me preguntan si siento que hice plena justicia, ¿qué respondo? Que apliqué todos los instrumentos que estaban en mis manos, lo hice con acogida al dolor de las víctimas y rápido, no manipulé a Luis Fernando y a sus hermanas para que se callaran. Pero si me preguntan qué haría hoy, les digo con franqueza, yo repetiría el proceso del código canónico, pero una vez establecido el culpable, me presentaría con eso a la Fiscalía”, señaló de Roux.