Eliminar por completo las harinas es un tema que ha generado controversia, especialmente con la popularización de dietas bajas en carbohidratos, como la de cetogénica o la paleo. Si bien reducir el consumo de harinas refinadas puede ser beneficioso para la salud, eliminarlas completamente también puede tener consecuencias negativas.
De acuerdo con Mejor en Salud, una página especializada en temas de salud general, en una dieta sin harinas “la alimentación se basaría en el consumo de frutas frescas, legumbres, verduras y hortalizas, carnes, aves, pescados, huevos y lácteos, entre otros”.
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Según un estudio realizado por la Universidad de los Andes, la persona que deja de consumir harinas podría padecer del síndrome de abstinencia a los carbohidratos. “Estos generan placer en un área del cerebro que se llama zona de recompensa y al dejar de consumirlos genera una sensación de mucho malestar”, indica la investigación.
Lo bueno de abandonar las harinas
- Mejora del control del azúcar en sangre: las harinas refinadas, como las que se encuentran en el pan blanco, las pastas y los productos de repostería, tienen un alto índice glucémico. Esto significa que elevan rápidamente los niveles de glucosa en sangre, lo que puede provocar picos de insulina y aumentos en el apetito. Al eliminarlas de la dieta, se pueden estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, esto es particularmente beneficioso para personas con diabetes o resistencia a la insulina.
- Reducción de la inflamación: las harinas son ricas en carbohidratos simples que, cuando se consumen en exceso, pueden contribuir a procesos inflamatorios en el cuerpo. La inflamación crónica se ha relacionado con una serie de enfermedades, incluyendo problemas cardíacos y metabólicos. Al evitarlas se puede disminuir el riesgo de padecer estas condiciones.
- Pérdida de peso: si se elimina las harinas, especialmente las refinadas, muchas personas experimentan una pérdida de peso. Esto se debe a que estos productos suelen ser altos en calorías y bajos en nutrientes, lo que puede llevar a un consumo excesivo sin obtener beneficios sustanciales para la salud. Sustituir las harinas refinadas por alimentos más nutritivos puede ayudar a reducir la ingesta calórica diaria y promover la pérdida de peso.
Lo malo de abandonar las harinas
- Pérdida de nutrientes importantes: no todas las harinas son iguales. Si bien las harinas refinadas son pobres en nutrientes, las harinas integrales son una fuente importante de vitaminas, minerales y fibra. Eliminar todas las harinas puede llevar a la pérdida de estos nutrientes esenciales, como las vitaminas del grupo B, el hierro y el magnesio, que se encuentran en productos de granos enteros. Una dieta completamente libre de harinas integrales podría llevar a deficiencias nutricionales si no se compensa adecuadamente con otros alimentos.
- Falta de energía: las harinas, en especial las integrales, proporcionan carbohidratos complejos que son una fuente importante de energía para el cuerpo. Estos se descomponen en glucosa, que es la principal fuente de energía para el cerebro y los músculos. Al eliminar todas las harinas de la dieta, algunas personas pueden experimentar fatiga, dificultad para concentrarse y bajos niveles de energía, sobre todo si no se reemplazan adecuadamente con otras fuentes de carbohidratos saludables.
- Restricciones innecesarias: Para muchos, eliminar todas las harinas puede ser innecesario y llevar a una dieta restrictiva difícil de mantener a largo plazo. Si bien reducir las harinas refinadas es positivo, eliminar por completo las harinas integrales puede no ser necesario y podría limitar las opciones alimentarias sin ofrecer beneficios claros. Además, llevar una dieta demasiado restrictiva puede generar ansiedad o dificultades sociales relacionadas con la alimentación.
¿Es malo dejar las harinas por completo?
La respuesta depende del tipo de harinas que se estén eliminando y cómo se reemplace su aporte nutricional. Eliminar las harinas refinadas (pan blanco, pasteles, galletas, etc.) puede tener claros beneficios para la salud, como la mejora del control del azúcar en sangre y la reducción de la inflamación. Sin embargo, eliminar todas las harinas, incluidas las integrales, puede llevar a deficiencias nutricionales y una falta de energía si no se hace correctamente.