En el tercer día de la cumbre de biodiversidad COP16, la Ministra de Ambiente Susana Muhamad destacó la necesidad de legitimar la lucha ambiental, lo que implica que el Gobierno nacional trabaje en estándares de derechos humanos en zonas de conflicto y enfrente las economías ilícitas y el crimen multinacional.
Se espera la firma de un memorando de entendimiento durante la cumbre, con el objetivo de llegar a la COP30 en Brasil y establecer regulaciones obligatorias para la exportación de oro y el mercado de oro ilícito.
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Sin embargo, durante las negociaciones de la cumbre, uno de los temas más complejos ha sido la movilización de recursos. Según Muhamad, existen diferencias entre las partes, lo que ha llevado a acordar una metodología para abordar estas discrepancias, ya que este es el tema que más polariza a los participantes.
Las deliberaciones sobre este asunto se llevarán a cabo entre el miércoles 23 y el jueves 24 de octubre. “En los temas más álgidos está el de la movilización de recursos, hay diferencias importantes entre las partes, y se ha acordado una metodología para abordarlas porque sabemos que es el tema que más genera polarización entre las partes”, señaló la presidenta de la COP16.
Por otro lado, el avance en temas relacionados con las secuencias genéticas y la distribución de beneficios en bases de datos digitales ha sido positivo, según informó la ministra. Además, señaló que este progreso es crucial para el desarrollo de políticas que promuevan la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos genéticos.
La cumbre también ha puesto de relieve la importancia de integrar los derechos humanos en las políticas ambientales, especialmente en regiones afectadas por conflictos. La ministra Muhamad enfatizó en la necesidad de que el Gobierno nacional trabaje en la implementación de estándares de derechos humanos en estas áreas, lo cual es fundamental para enfrentar las economías ilícitas y el crimen multinacional que afectan la biodiversidad y el bienestar de las comunidades locales.
La expectativa de firmar un memorando de entendimiento en la cumbre refleja el compromiso de los participantes de avanzar hacia regulaciones más estrictas en el comercio de oro, un paso significativo hacia la COP30 en Brasil. Este acuerdo busca establecer un marco legal que obligue a la exportación de oro bajo normas que prevengan el comercio ilícito, protegiendo así los ecosistemas y las comunidades afectadas por estas prácticas.
“Esperamos firmar en la cumbre un memorando de entendimiento con miras a llegar a la COP 30 en Brasil en donde se pueda hacer obligatoria la exportación de oro y las regulaciones frente al mercado de oro ilícito”, concluyó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad
El proyecto del metro de Bogotá fue elogiado en la COP16
En una reciente visita a las obras de la estación 6 del Metro de Bogotá, el Alcalde Mayor de la ciudad, Carlos Fernando Galán, destacó la importancia de la infraestructura subterránea que permitirá el almacenamiento de aguas lluvias, una medida crucial para aumentar la resiliencia de la ciudad ante el cambio climático.
Este proyecto, que se enmarca dentro de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP16, posiciona al Metro de Bogotá como un referente en sostenibilidad ambiental, con la línea uno como modelo de movilidad urbana responsable.
Con su apertura prevista para 2028, la Línea Uno del Metro de Bogotá no solo promete transformar la movilidad en la capital colombiana, sino que también se presenta como una solución concreta para la reducción de la huella de carbono.
Según los voceros de la empresa Metro de Bogotá, se estima que la operación de esta línea evitará la emisión de aproximadamente 171.000 toneladas de CO2 anuales. Este impacto positivo en el medio ambiente es comparable a la absorción de carbono de un bosque de 3.42 millones de árboles, lo que equivaldría visualmente a incorporar un área similar a 50 parques Simón Bolívar dentro de la ciudad.
El sistema de metro, que funcionará con electricidad proveniente de fuentes renovables, representa un cambio respecto al transporte que utiliza combustibles fósiles. Esta transición es fundamental, ya que el uso de energías limpias permitirá reducir los gases de efecto invernadero, mejorando así la calidad del aire en Bogotá. Además, se calcula que la operación del metro evitará el consumo de 19 millones de galones de combustibles fósiles cada año, contribuyendo directamente a la disminución de contaminantes como el NO2, CO y material particulado.