La ‘Rosario Tijeras’ venezolana capturada en Barranquilla por sicariato era tiktoker: cambió las coreografías por balas

Una joven de 19 años, de nacionalidad venezolana, no pensó que saltaría a la fama en las redes sociales luego de ser capturada en medio de un caso de sicariato que se produjo en Barranquilla.

Luego de asesinar a un hombre y enfrentarse a tiros con la Policía en medio de una persecución en la que cayó junto a su cómplice, quien conducía la moto en la que llegaron hasta una de las calles ubicada entre los barrios Las Nieves y Santa Helena, Simoney María Lujano Risco impactó con un arma de fuego a Miguel Ángel Barrera Orozco, de 32 años, y dejó herido a otro hombre de 44 años.

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Sin embargo, Lujano Riasco vio frustrado su plan de escapar del lugar luego de ultimar a Barrera Orozco, debido a que las autoridades reaccionaron a tiempo y lograron detenerla a ella y a un joven de nacionalidad colombiana (un barranquillero, de 25 años, que figura en los reportes de la Policía como E. E. Correras Barros, de profesión barbero).

Tras la aprehensión de la mujer, oriunda de Cabimas, estado de Zulia, y la difusión de las fotografías durante el procedimiento de captura, se conoció que esta joven, antes de ingresar al mundo del hampa, se divertía tal y como lo hacen muchas mujeres a su edad, subiendo contenido a TikTok.

Debido a que en redes sociales se confirmó que la misma joven de los videos bailando era la capturada por la Policía en Barranquilla, la joven se ha vuelto viral en esta red social, debido a que desde el domingo 20 de octubre de 2024, más de un mes después de su detención, su perfil comenzó a tener una actividad inusual.

Varios comentarios en los que se admira su belleza, pero también se preguntan por el motivo que la habría llevado a seguir a través de la criminalidad, se han visto en las publicaciones que se aprecian desde la cuenta @simoneylujano donde se ven varios videos realizando bailes virales, incluso, meses antes del crimen de Barrera Orozco en la capital del Atlántico.

“Pobre chama que le pasaría que llegó hacer, eso sí es verdad la noticia”; “miradas que matan”; “seguro se dejó conquistar de un delincuente que la metió en esa vida ahora pasará muchos años presa y sus familiares acá en Venezuela desesperados”, fueron algunos de los comentarios que se observan en varias de las grabaciones divulgadas por esta red social.

Según las investigaciones, indicó El Universal, la víctima del crimen Miguel Ángel Barrera Orozco, pertenecía a la organización criminal ‘Los Papalópez’, mientras que Lujano Risco estaría vinculada a la banda Los Costeños, liderada por Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor. Este incidente es parte de un conflicto más amplio entre estas dos bandas por el control de territorios en el área metropolitana de Barranquilla, utilizados para el tráfico de drogas y extorsiones a comerciantes.

La captura de Simoney María fue legalizada, y se espera que enfrente dos audiencias adicionales. Las autoridades han señalado que la joven podría estar involucrada en otros homicidios y extorsiones, lo que refuerza su presunta afiliación con Los Costeños.

Esta organización ha estado en conflicto con Los Papalópez, que opera bajo el mando de Digno Palomino. La rivalidad entre ambas bandas ha intensificado la violencia en la región, afectando la seguridad de los habitantes y comerciantes locales.

El caso de Simoney María ha llamado la atención debido a la supuesta utilización de la misma vestimenta en varios de sus actos delictivos, lo que podría ser una pista clave para los investigadores. Este detalle, junto con otros elementos recopilados por las autoridades, forma parte de las pruebas que se presentarán en las próximas audiencias judiciales.

Este caso, se suma a varios que contribuyen a que la situación de inseguridad en Barranquilla refleje un problema más amplio de criminalidad en la zona, donde las bandas luchan por el control de territorios estratégicos para sus actividades ilícitas. La violencia generada por estos enfrentamientos no solo afecta a los involucrados directamente, sino también a la población civil, que se ve atrapada en medio de estos conflictos.