No paran los problemas en el país por cuenta del informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de las Naciones Unidas en el que alertó sobre las cifras históricamente bajas que ha alcanzado la erradicación de siembras ilegales para la producción de drogas.
De hecho, en la mañana de este miércoles se conoció que, a pesar del crítico panorama expuesto por la ONU en el que se indica que, entre enero y septiembre de 2024, las autoridades colombianas solo lograron la destrucción de 4.504 hectáreas; es decir, una reducción del 66% en comparación con el mismo periodo del 2023, la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional (Diran) declaró desierta la licitación para contratar la erradicación manual de cultivos ilícitos mediante grupos móviles.
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Así fue dado a conocer por fuentes enteradas a la revista Cambio sobre el proceso licitatorio abierto por la institución el 26 de junio de 2024 y cuyo valor alcanza los 78.125 millones de pesos destinados a contratar servicios para la erradicación manual en todo el territorio nacional.
Sin embargo, los únicos dos proponentes, Unión Temporal Tierra Libre y el Consorcio GM, no cumplieron con los requisitos exigidos, según los comités jurídicos y técnicos de la Policía. En cambio, los oferentes se enfrascaron en pleitos jurídicos para sacarse mutuamente de la licitación.
Este contrato iba a ser gestionado directamente por la Diran, marcando la primera vez en tres años que se adjudicaría mediante licitación. En 2020, el contrato anterior fue otorgado directamente por la Agencia Logística del Estado a la Unión Temporal Global Allianz Group, compuesta por Global Services e Interlogística Services.
Según revelaciones de Cambio, detrás de estas empresas estaba el contratista Carlos Niño, quien habría utilizado gran parte de los recursos para fines personales, en lugar de destinarlos a los 2.100 campesinos contratados para la erradicación.
El contrato de Niño concluyó en abril de 2024, y aunque el presupuesto fue transferido a la Dirección de Policía Antinarcóticos para contratar directamente a los grupos móviles, el proceso no prosperó. Entretanto, el Diran sigue analizando si da apertura a un nuevo proceso de licitación o si los fondos regresarán a la Agencia Logística del Estado.
Con la caída del contrato, fuentes de la Policía indicaron a la revista Cambio que, actualmente, solo los policías de la dependencia están llevando a cabo la erradicación, con 54 grupos de entre 40 y 50 uniformados; es decir, alrededor de 2.500 policías que resultan insuficientes ante el crecimiento de los cultivos de coca, que alcanzaron las 253.000 hectáreas, un aumento del 53% entre 2022 y 2023, según la ONU.
El desalentador panorama de erradicación de cultivos en Colombia, según la ONU
La producción de cocaína en Colombia ha alcanzado niveles sin precedentes, según el último informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci). El documento reveló que la producción potencial de cocaína aumentó un 53% en 2023, alcanzando las 2.664 toneladas métricas, en comparación con las 1.738 toneladas métricas del año anterior. Este incremento se produce en un contexto donde el área sembrada con coca creció un 10%.
El informe del Simci destacó que el aumento de los cultivos de coca se ha extendido por diversas regiones del país, afectando a 16 de los 19 departamentos con presencia de estos cultivos. Cauca y Nariño son las zonas más afectadas, concentrando una significativa parte del incremento. En particular, Cauca mantiene cuatro enclaves productivos que abarcan el 44% del área con coca del departamento.
Además, el informe alerta sobre los territorios de expansión, donde los cultivos de coca han comenzado a aparecer en los últimos tres años. El 40% de estas nuevas áreas se encuentran en la región Pacífica, con Cauca y Chocó mostrando una notable proliferación de nuevos lotes de cultivo.
Un aspecto importante del informe es la caída histórica en los precios de venta de los derivados de la hoja de coca en varias regiones, lo que ha llevado a la falta de compradores en algunos casos. A pesar de esto, el 89,5% de los cultivos de coca se mantienen en los mismos territorios donde han estado durante la última década, con altas densidades de siembra cerca de las rutas de salida de la droga.