Octubre es una gran oportunidad para conectarse con todos aquellos ambientes misteriosos y de terror que resaltan la historia de Bogotá, relatos que vienen antes de su fundación en 1538 por Gonzalo Jiménez de Quesada. Y es que antes de la conquista por parte de los españoles en 1492, el territorio habitado por los pueblos muiscas, pertenecientes a la familia lingüística chibcha, ya contaba con sus propias memorias.
De acuerdo con la Arquidiócesis de Bogotá, antes de la invasión europea, las tribus originarias estaban asentadas al costado occidental del río Funza (río Bogotá). Se calcula que había cerca de medio millón de indígenas de esta comunidad, que además ocupaban las tierras altas y las faldas templadas entre el macizo de Sumapaz en el suroeste y el nevado del Cocuy en el noreste, en una extensión de unos 25.000 km², que abarcan la altiplanicie de Bogotá, parte del actual departamento de Boyacá y una pequeña región de Santander.
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Así como este texto parte con los primeros habitantes del territorio, el recorrido de los ‘Fantasmas de La Candelaria’ también resalta la importancia de estos pueblos originarios, debido a su riqueza cultural y su conexión con los espíritus que caminan y conviven en la tierra. Y que hoy, aún se encuentran presentes en el centro de la ciudad.
Un recorrido por la Candelaria: territorio de fantasmas e historia de Bogotá
La Candelaria, un emblemático barrio del centro histórico de Bogotá, es conocido no solo por su riqueza cultural y arquitectura, sino también por las leyendas de fantasmas que lo rodean. Según relatos de habitantes y visitantes, este sector está impregnado de historias inexplicables que atraen tanto a turistas como a locales, quienes buscan experimentar lo sobrenatural.
El barrio ofrece un recorrido temático llamado ‘Fantasmas de La Candelaria’, que busca desvelar los misterios de este histórico lugar. Sin embargo, es necesario que antes de iniciar con el recorrido, sus asistentes se comprometan a dejar a cada uno de los espíritus en su lugar, pues estos tienden a acompañar a los espectadores hasta su sitio de residencia.
Infobae Colombia quiso vivir la experiencia del recorrido de los ‘Fantasmas de La Candelaria’, y a través de su vivencia, contar algunas de las historias que aguardan aquellos que la noche los convoca a conectarse con el más allá. El recorrido que comenzó a las 7:30 p. m. del viernes 18 de octubre en el sector conocido como el Chorro de Quevedo, fue guiado por Eliza, una mujer encantadora, que en cada una de las estaciones te invita a concentrarte, liberarte, pero sobre todo, a adentrarte en cada uno de los ambientes en los que la historia recobra vida gracias a su narrativa.
Antes de visitar alguna de las casas coloniales, en las que reposan las historias macabras, Eliza detalló un poco las costumbres del paso al más allá por parte de los pueblos originarios que estaban asentados en lo que hoy conocemos como Bogotá; que por decisiones de la institución católica fueron despojados por no ser semejantes a las prácticas de los españoles colonos.
Eliza contó que a la llegada de los españoles vieron cómo los pueblos indígenas enterraban los restos de sus familiares en el lugar en el que estaba asentado su hogar, porque para ellos su morada les había garantizado protección en sus años de vida, por lo que era necesario que su espíritu devolviera dichos favores con la protección de ese territorio.
Cuando los españoles vieron dicha práctica, decidieron eliminarla de raíz, imponiendo a través de la violencia que los indígenas comenzaran a enterrar a sus familiares en los templos santos que construyeron los colonos. Sin más opciones, accedieron a ello; no obstante, por no ser blancos el trato fue diferente, dado que sus difuntos deberían descansar a las afueras de las iglesias, y no al interior; donde solo podrían reposar aquellos de prestigiosas familias o que en vida pagaron por la limpia de sus pecados.
Con esa penosa y triste realidad de la conquista española a los territorios de Abya Yala (América), comienza oficialmente el recorrido de los ‘Fantasmas de La Candelaria’, permitiéndonos reflexionar que los espíritus de nuestros pueblos originarios aún resuenan, acompañan y protegen la fauna y flora que resiste la expansión urbanística del pensamiento occidental.
Las historias del centro histórico
La arquitectura colonial del centro te concede despertar el hemisferio derecho, dejando descansar la racionalidad. Con esto, el corrido permite trasladarnos a las épocas en que sucedieron cada una de las historias que acompaña el recorrido, haciéndonos preguntar ¿Será que siguen ahí?
Una de estas historias invita a conocer la vida del doctor José Raimundo Russy, oriundo de las tierras verdes y frías del Altiplano cundiboyacense. ‘El abogado de los pobres’, como bien se distinguía, protegía a los obreros, emboladores, voceadores y prostitutas del centro de la ciudad. Dado que era el único de la zona que recibía objetos por sus servicios.
Un día, José Russy se ve involucrado en un robo en la Calle Real: un hombre llamado Manuel Ferro es asesinado. Cuentan los que saben que el hombre que cayó en las puertas de la casa donde residía Russy era parte de una banda criminal que se disponía a llevarse las cosas del abogado. Sin embargo, la mala suerte echó los dados, llevándose consigo solo a Ferro.
La suerte no le sonreiría a Russy, que este sería condenado por la muerte de Manuel Ferro, debido a que las últimas palabras del sujeto siempre fue el nombre del abogado - “José Raimundo Russy, José Raimundo Russy”.
Russy termina fusilado en la Plaza Mayor de Bogotá. Son muchas las personas de este sector que dicen que todavía su espíritu aparece por las noches rondando la Plaza de Bolívar. Aún conserva la figura de un hombre de 35 años, delgado y de estatura mediana. Cuentan que este hombre siempre va vestido con una capa azul y gritando “soy inocente y muero inocente”.
Otra de las historias más escalofriantes del recorrido hace referencia a un hombre europeo que engañaba a las madres de las bellas jóvenes del sector prometiéndoles educación en el extranjero, solo para abusar de ellas y ocultar sus cuerpos en una puerta falsa.
Era tanto el descaro del hombre que cada vez que volvía a la ciudad, le decía a los comerciantes y vecinos del sector que las mujeres lo abandonaban una vez tocaban tierra europea. Pero, la verdad de la historia es que sin cumplirse en su totalidad la noche de bodas, este sujeto asesinaba a sus víctimas, las enterraba y huía al extranjero para evitar sospechas.
La macabra historia se reveló cuando uno de los vigilantes del sector, que siempre contaba que lo perseguían unas hermosas y jóvenes mujeres, se queda dormido en una pared falsa de la vivienda del sujeto, la cual se cae, dejando ver consigo los cuerpos de las víctimas. Los vecinos aseguran que en las noches se escuchan lamentos y pasos, y algunos afirman haber visto sombras en la oscuridad.
Otra leyenda es la de Rodrigo el guajiro, que fue decapitado accidentalmente por un auto en la calle del Calvario. Su familia, en un intento de justicia, ató sus pies para que su espíritu atormentara al responsable. El profesor involucrado terminó en un sanatorio, incapaz de soportar la culpa.
Bajando por la Calle De La Toma Del Agua (calle décima) nos cruzamos con la historia de Custodia, una humilde mujer campesina que fue brutalmente torturada y humillada por la dueña de una casa colonial, conocida como Trinidad. El relato detalla cómo una preparación matrimonial de aproximadamente dos años se va al abismo cuando el jefe del hogar queda completamente perdido y enamorado de la simpleza de Custodia.
Se dice que una vez se finaliza el compromiso matrimonial de Trinidad y su comprometido, el hombre abandona la casa, dejando a su suerte a Custodia. Las chicherías del lugar se preguntan por el destino de la mujer campesina, a lo que Trinidad siempre responde que se marchó nuevamente a su lugar de origen.
No obstante, la verdad es otra. Custodia fue encerrada en un cuarto lejos de la luz del día y apartado de las ventanas para que no se escucharan sus gritos. Fue tanto el odio y el despecho de Trinidad que desfiguró a Custodia, convirtiéndola en un verdadero monstruo. La sombría historia detalla que Custodia fue alimentada con las heces y la orina de Trinidad.
El cuerpo de la pobre mujer fue encontrado por un hombre de un importante rol autoritario, que visitó la casa de Trinidad. Al hallar a Custodia debajo del piso del inmueble, desenterró lo que quedaba de la humilde mujer. Su cuerpo reflejaba cada una de las torturas que sufrió en vida, su desfigurada cara y su pecho plano, en el que se le fue desprendido sus senos; era la imagen viva del odio y desprecio que sintió Trinidad por Custodia al verse abandonada y humillada por su prometido.
La desgracia por un amor que Custodia nunca buscó fueron los hilos que la llevaron a su triste final. El espíritu de Custodia sigue sujeto a aquella casa. Se cuenta que son varios los soldados que fueron asustados cuando una fría mano los sujetó y los jaló desde el alcantarillado que se encuentra en el lugar.
La Candelaria, con su mezcla de historia, cultura y misterio, sigue siendo un punto de interés para quienes buscan explorar más allá de lo visible. Las leyendas que envuelven sus calles añaden una capa de intriga a su ya rica oferta turística y cultural. Estas son solo algunos de los relatos que acompañan un recorrido histórico de este sector importante de la ciudad.
El recorrido de ‘Los Fantasmas de La Candelaria’ es una oportunidad para conocer y recoger algunas de las historias que aún persisten en los espacios populares de la ciudad, como lo es el Centro Histórico de Bogotá. Quienes estén interesados en vivir la experiencia, y un evento de más de ocho años de hacerse, solo deben ingresar al siguiente enlace: tegua-travel. Allí encontrarán toda la información sobre los días del trayecto, los precios y el formulario de registro.