En el segundo y controversial capítulo de la más reciente polémica que lo salpica, la de comprarle hoja de coca a los productores de El Plateado, población ubicada en zona rural de Argelia (Cauca), el presidente de la República, Gustavo Petro, defendió su idea e insistió en la necesidad de que quitarle la materia prima a los grupos narcotraficantes que operan en el suroccidente del país, a través de una iniciativa en la que, espera, contar con el apoyo de uno de los máximos consumidores de la droga, como es Estados Unidos.
Petro participó en el acto de inauguración de la Zona Verde de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, conocida como la COP16, en compañía del alcalde de Cali, Alejandro Éder; Dilian Francisca Toro, gobernadora del Valle del Cauca; Francia Márquez, vicepresidenta, y Susana Muhamad, ministra de Ambiente y presidenta de la reunión multilateral. Pero más allá de dar de qué hablar por su prolongado discurso en favor de estas iniciativas globales, encendió la polémica por su estrategia antridrogas.
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Además, instó a China a ayudar en este propósito, en el que se quiere librar al territorio colombiano de asumir, en solitario, las duras consecuencias del flagelo de las sustancias psicoactivas, que terminan favoreciendo a otros países, menos al que produce la base el insumo principal. Es lo que se puede inferir de sus declaraciones, pese a que los asiáticos son aliados del actual Gobierno y, de hecho, uno de los invitados especiales a esta reunión multilateral.
“Si los norteamericanos, que tanto se preocupan por nuestros problemas de cultivos de hoja de coca nos ayudaran a vender esos productos legales en California, Estados Unidos, o los chinos allá en Shanghái y Pekín, ¿No solucionaríamos un problema en el que los ríos del Pacífico podrían revivir y la selva con más biodiversidad por metro cuadrado podría existir en beneficio de toda la humanidad?”, afirmó el primer mandatario, en la declaración en la que también culpó a las grandes potencias por el impacto del cambio climático.
Gustavo Petro y la lucha estatal en El Plateado
En su declaración, Petro recordó a los soldados que “están arriesgando su vida” en El Plateado, y que se encuentran “en medio de un mar de hoja de coca”. A su vez, expresó cuál es el sentimiento que tienen los moradores de esa región del Cauca, que quisieran que los uniformados “se fueran” para poder continuar con sus vidas: en las que, expresó, se considera normal no ir a la escuela, “sino que sus hijos vayan al sembradío” de esta yerba, usada para fabricar clorhidrato de cocaína, una de las drogas más potentes.
Todo, “para cosechar la hoja y volverla pasta, venderla y poder sobrevivir”, indicó, mientras hay organizaciones que la recogen para llevarlas por el río rumbo al Pacífico. “Y de ahí, al mundo”, mientras que defendió el anhelo de que los campesinos tuvieran “un mejor vivir, aun sin salir de sus tierras”. Además de reiterar la importancia de que existiera una reforma agraria en Colombia, en la que exista, según él, “crédito barato para ellos”, con la banca que permita acceso al capital y “las universidades el acceso al saber”.
En consecuencia, propendió porque, a un largo plazo, se pueda sembrar café y cacao en las tierras en las que, hoy por hoy, se siembra coca. Una iniciativa que parece ser el fin último de su estrategia inicial, que también está relacionada con su afán de no atacar al labriego, que es el que cultiva la planta, sino al que comercializa el alcaloide, tanto a nivel local como internacional; de ahí de que se enfoque el esfuerzo antidrogas en las incautaciones y no en la erradicación de los cultivos ilícitos, ni en programas de fumigación.