Los monos cariblancos son una especie catalogada en “casi amenazada”, según el zoológico Santa Cruz. Esto quiere decir, que su especie tiene riesgos de caer extinta si no se realizan acciones para su preservación y estabilidad en su ambiente natural, que se ve amenaza por la expansión del ser humano en su hábitat y por la captura de especímenes para su comercialización.
Es común ver monos cariblancos entre jaulas o amarrados a cadenas a lo largo del país. Según una publicación hecha en X por la cuenta del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, se rescataron a dos individuos de la especie mencionada en estado de desnutrición y con marcas de maltrato. Según se lee, “estos pequeños sufrían el impacto del cautiverio: presentan una mala nutrición, heridas y signos profundos de estrés”.
En las imágenes se puede ver el estado en el que los rescataron. Lo anterior se logró gracias a una denuncia hecha por vecinos del lugar donde se hallaban: “Fueron encontrados amarrados con cadenas en una terraza de Medellín”.
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Según la misma Área Metropolitana del valle de Aburrá, el proceso que llevan a cabo con los animales rescatados consta de “Urgencias”, donde se les brindan las primeras atenciones; “Recuperación”, donde los individuos son llevados al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre: “Allí inician su proceso de recuperación, asistidos por médicos veterinarios, zootecnistas, bacteriólogos y personal idóneo para su manipulación, en donde se evalúan las condiciones físicas y comportamentales, brindando el tratamiento adecuado para cada especie en particular, para su posterior liberación; y “reubicación”, cuando son liberados una vez estén listos.
Una problemática nacional, pero también global
En redes sociales es común ver que desde diferentes cuentas se publican videos e imágenes de animales salvajes con correas de paseo o en cuartos de casas donde sus “dueños” los mantienen y alimentan. Esta problemática es a nivel global, representando para la fauna silvestre un alto riesgo.
La mayoría de los animales son capturados en sus hábitats y vendidos alrededor del mundo. Dependiendo de su rareza el precio variará. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) asegura en su página web que este flagelo se mantiene porque se registran altos márgenes de ganancia: “Los elevados precios que se pagan por especies raras fomentan el comercio ilegal de vida silvestre”. Lo anterior afecta de manera directa a los diferentes animales, porque “cuando la naturaleza no puede reponer sus reservas para mantener el ritmo del consumo humano, los vulnerables animales silvestres son orillados al borde de la extinción”, se lee en el informe del fondo.
Además, con el paso del tiempo, se ha establecido en muchas partes del mundo que tener animales exóticos y silvestres es algo común y corriente; razón por la que la demanda alimenta a un negocio al que parece no importarle acabar con las diferentes especies en peligro. Cabe destacar que la captura de animales también se realiza con el fin de obtener partes específicas de los animales. Según argumenta WWF, “los productos de tigre, cuerno de rinoceronte y marfil de elefante siguen teniendo elevados precios entre los consumidores, especialmente en Asia”.
Colombia no es la excepción. Según la página Mongabay, entre enero de 2023 y marzo de 2024, la Policía rescató alrededor de 38.000 animales víctimas de tráfico ilegal, donde los mamíferos fueron los animales más “decomisados” con 5763 ejemplares de diferentes especies. Estos animales “son el tercer grupo de animales más traficados en el país, solo superados por los reptiles (23.418 animales capturados) y las aves (9 829 rescatadas)”.
Según el informe hecho por esta oenegé, los mamíferos son “más apetecidos por las mafias dedicadas a este delito”. El Jaguar (que se encuentra como “casi amenazado” según WWF) es el animal más apetecido por los traficantes, por su piel, pero también denuncian que los casos de felinos capturados como los pumas y ocelotes también están en aumento.